La megagestora Generali-Natixis cambia escala por complejidad
La poca ortodoxa estructura de la fusión aumenta los riesgos, pero puede ser un paso necesario
La necesidad de escala en la gestión de activos está dando lugar a una extraña bestia en Europa. La aseguradora italiana Assicurazioni Generali y el banco no cotizado francés BPCE van a poner en común sus grupos de fondos. Una estructura poco ortodoxa aumenta los riesgos, pero puede ser un paso necesario para crear un paladín europeo con 1,9 billones de euros en activos.
La escala es la palabra de moda en el sector de la gestión monetaria. Los fondos pasivos roban activos y reducen las comisiones de los gestores activos. Los clientes confían cada vez más su dinero a grandes nombres que pueden ofrecer toda la gama de productos, desde infraestructuras a private equity. Esto favorece a gigantes estadounidenses diversificados como BlackRock y KKR.
La solución para el resto es fusionarse, reduciendo costes y ampliando el abanico de productos y clientes. BNP Paribas adquirió AXA Investment Managers el año pasado por 5.100 millones de euros. El acuerdo franco-italiano anunciado ayer es mayor, con unos activos que probablemente alcancen los 1,9 billones y un valor de capital combinado implícito de 9.500 millones. También tiene sentido estratégico: Generali aporta un gran balance, que puede ayudar a sembrar nuevos fondos. Natixis, de BPCE, además de su experiencia inversora, aporta equipos de vendedores y sucursales bancarias para ayudar a encontrar compradores dispuestos a adquirir los productos.
También hay complejidades. Ambos grupos tienen un enfoque denominado multigestor, que consiste en respaldar pequeñas boutiques que conservan cierta autonomía. La estrategia fomenta el espíritu emprendedor, pero también conlleva riesgos: H2O Asset Management, antigua filial de Natixis, se vio obligada a suspender fondos excesivamente expuestos a deuda ilíquida. Un grupo multigestor más grande requiere una supervisión aún más estrecha.
Luego está la estructura de la operación. En lugar de una adquisición directa, las dos partes tendrán un 50% cada una en una empresa conjunta aún sin nombre. Nicolas Namias, CEO de BPCE, presidirá el consejo de administración, mientras que Woody Bradford, de Generali, será el consejero delegado.
Natixis aportará unos 1,3 billones de euros de activos a la entidad combinada, mientras Generali añadirá unos 600.000 millones. La aseguradora parece haber negociado un acuerdo mejor: aporta algo más del 40% del beneficio combinado, basado en cifras de 2023, pero obtiene la mitad del capital. También ha acordado inyectar 15.000 millones en fondos conjuntos durante los próximos cinco años, aunque ya hace estas inversiones iniciales de todos modos.
Además de la escala, el premio consiste en unos 140 millones anuales de ahorro de costes, con un valor neto actual de unos 1.000 millones después de impuestos. Cualquier ganancia derivada de la venta cruzada vendría a sumarse a ese botín. Sin embargo, ambas partes tendrán que comprometerse por igual con el proyecto y confiar en los procesos de inversión de la otra, lo cual es mucho pedir. Curiosamente, los miembros del consejo de administración que representan a uno de los mayores accionistas de Generali, Francesco Gaetano Caltagirone, no respaldaron la operación. Sea cual sea el camino, el mensaje a sus homólogos es claro: quedarse quieto no es una opción.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías