_
_
_
_
Breakingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El arte de la negociación de 2025 será el postbidenismo

Rivian y Volkswagen, Exxon y Chevron, Comcast y Charter, y Alphabet pueden ejecutar grandes operaciones

Las manos de Donald Trump y Xi Jinping, en Pekín, en 2017.
Las manos de Donald Trump y Xi Jinping, en Pekín, en 2017.DAMIR SAGOLJ (Reuters)

El hombre al que se atribuye la autoría de El arte de la negociación (The art of the deal) está resultando ser más musa que creador. Con su regreso a la Casa Blanca, Donald Trump ayudará a inspirar una nueva oleada de fusiones corporativas, ya cebadas por la reducción de los costes de endeudamiento, el auge de los mercados bursátiles, el aumento de la confianza y la inquietud de las empresas compradoras. Los estrategas de Morgan Stanley prevén un repunte de las fusiones y adquisiciones de aproximadamente el 50% en 2025, el doble de la tasa de crecimiento de 2024. La promesa de un régimen normativo más laxo invita a una nueva perspectiva de las viejas ideas, y en Breakingviews estamos listos, con una galería de transacciones para mostrar la estética del postbidenismo.

Rivian Automotive pinta parte del cuadro. El rival de Tesla se enfrenta a persistentes problemas de suministro y al debilitamiento de la demanda de los vehículos eléctricos. Los planes de Trump de recortar la normativa y acabar con las subvenciones a los consumidores también pasarán factura a una empresa con unos 10.000 millones de dólares (9.600 millones de euros, al cambio actual) en pérdidas previstas hasta 2027, según Visible Alpha. El jefe, RJ Scaringe, ya se aseguró un salvavidas de 5.000 millones (4.800 millones) mediante una asociación con Volkswagen, pero una venta al fabricante de automóviles alemán se perfila como su mejor apuesta.

Exxon Mobil, por su parte, servirá el líquido preferido de Trump: el petróleo. De momento, el titán de la energía dirigido por Darren Woods está luchando con su rival Chevron por la adquisición de Hess por 53.000 millones (51.000 millones), debido al preciado yacimiento de Guyana. Que los dos gigantes se fusionen, por su parte, no solo ahorraría gastos legales. Exxon y Chevron barajaron la idea en 2020, cuando el ahorro de costes podría haber superado los 20.000 millones (19.000 millones) La concentración tiene sentido en una industria cada vez más tabú e inundada de crudo, y la idea de un paladín nacional creado bajo su mandato podría convenir al presidente electo.

Al jefe de Comcast, Brian Roberts, le ha costado últimamente por esbozar nuevos acuerdos. Una Comisión Federal de Comunicaciones más amistosa le permitirá revisar la idea de 2015 de absorber Time Warner Cable, que abandonó por miedo a los antimonopolio, permitiendo que Charter Communications, de John Malone, la comprara en su lugar. Por suerte, el vaquero del cable quiere ahora simplificar su imperio. Para Roberts, utilizando la misma lógica que en estimaciones anteriores, una combinación daría lugar a sinergias por valor de 35.000 millones (34.000 millones). Será una transacción tentadora para el jefe de la televisión.

Incluso Alphabet, propietaria de Google, se envalentonará. La compañía está luchando contra los intentos del Gobierno estadounidense de disolverla y los cazadores de monopolios de Trump pueden estar solo ligeramente más abiertos a la idea de que las big tech se hagan más grandes. Sin embargo, el gigante de las búsquedas en internet ya consideró en 2024 la compra del desarrollador de software de marketing HubSpot y mantuvo conversaciones para adquirir la startup de ciberseguridad Wiz, cualquiera de las cuales habría sido la mayor operación de su historia. Wiz podría incluso representar una especie de distensión regulatoria, ya que el Gobierno considera que la búsqueda por parte de Google de salvaguardias adicionales contra los piratas informáticos mitiga las preocupaciones sobre su dominio en otros ámbitos.

El propio Trump ve Washington como una especie de lienzo en blanco. Ya tiene al jefe de Tesla, Elon Musk, a la caza de recortes de costes en toda la burocracia. Y puesto que las fusiones son las principales formas de reducir gastos, unir la Comisión de Bolsa y Valores (SEC), que tiene un presupuesto anual de 2.100 millones (2.000 millones) y unos 5.000 empleados, con la –más pequeña– Comisión de Trading de Futuros de Materias Primas tendría sentido desde el punto de vista financiero y estratégico, eliminando una redundancia anacrónica y alineando a Estados Unidos con otros países que vigilan los derivados y las acciones bajo un mismo techo. Las tediosas batallas territoriales, como la de qué agencia tiene jurisdicción sobre las criptomonedas, se acabarían de un plumazo.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Archivado En

_
_