Mutualismo: previsión y flexibilidad como pilares de un ahorro sostenible
La alternatividad es una opción de probada rentabilidad y fiabilidad, y no debe eliminarse
En tiempos de incertidumbre económica, el ahorro se torna más necesario que nunca. La tendencia inflacionista que estamos experimentando y que ya se ha ralentizado, además de otros factores, actúan como un enemigo invisible que reduce el poder adquisitivo de los hogares. En este contexto, no es de extrañar que, según datos recientes, alrededor del 25% de los españoles afirme tener dificultades para ahorrar. Todo ello, sumado a la falta de cultura financiera, lleva a que muchas personas no siempre tomen decisiones adecuadas respecto a la gestión de sus ahorros. En estos momentos, más que nunca, una estrategia financiera basada en la previsión resulta crucial para asegurar la estabilidad económica a lo largo de nuestra vida.
La planificación financiera no es solo reservar ingresos y controlar gastos, sino también planificar estratégicamente para el futuro en previsión de eventualidades como crisis o emergencias. Por su parte, un plan de ahorro debe equilibrar rentabilidad, liquidez y riesgo, convirtiéndose en un soporte flexible y sostenible que proteja el bienestar, particularmente en el largo plazo.
Y es que, según datos de la Seguridad Social, actualmente un 31% de los autónomos que reciben su pensión de jubilación a través del Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) necesita un complemento a mínimos para alcanzar la cuantía mínima establecida. Estos datos, más que preocupantes, ponen de manifiesto la necesidad de planes de ahorro duraderos, solventes y fiables para proteger nuestro bienestar futuro.
El sistema mutualista
Dentro de las opciones para la planificación del ahorro, el sistema de mutualidades de previsión social destaca por su objetivo principal: estabilidad y compromiso colectivo. A diferencia de otras fórmulas de inversión, las mutualidades no buscan el beneficio comercial, sino la protección y previsión de sus socios. Esta orientación permite que los fondos se gestionen de manera prudente y diversificada, mientras se adaptan a las necesidades de cada caso con una visión a largo plazo, a lo que se añaden la austeridad y bajos gastos de gestión de las mutualidades en comparación con otros instrumentos de ahorro.
La sólida trayectoria histórica del mutualismo ha demostrado su capacidad para ofrecer una alternativa fiable, justa y solvente a quienes buscan proteger su patrimonio sin asumir riesgos excesivos. Por ejemplo, nuestra entidad presenta un índice de solvencia del 239% –a cierre del tercer trimestre de 2024–, el doble del umbral exigido por el regulador, un nivel relevante en un entorno económico cada vez más volátil.
La realidad es que, en un contexto en el que la economía cambia de forma impredecible, contar con un modelo de ahorro que combine seguridad, estabilidad y flexibilidad resulta fundamental. Las mutualidades no solo responden a estas necesidades, sino que representan una opción de previsión sólida y sostenible, capaz de adaptarse a las necesidades de cada mutualista. En una época en la que toda decisión financiera tiene un impacto en el futuro, los sistemas de previsión basados en la prudencia y la estabilidad son un recurso muy valioso para quienes buscan planificar su ahorro de forma segura.
Alternatividad
Para los profesionales autónomos que han optado o quieran apostar por el sistema de previsión social de las mutualidades, este modelo representa una herramienta para asegurar su futuro. La alternatividad de las mutualidades frente al sistema público ofrece a estos profesionales la opción de decidir y controlar su previsión social, brindando, además, una protección adaptada a sus necesidades. Este marco de libertad de elección dentro del mutualismo no solo refuerza la autonomía financiera de sus miembros, sino que expone la importancia de contar con opciones diversas en el ámbito de la previsión social.
Para entidades como la nuestra, proteger los intereses y la capacidad de decisión de sus mutualistas es, por tanto, un aspecto clave, especialmente en vistas al debate regulatorio actual sobre el futuro de la alternatividad y la posibilidad de eliminarla a partir de 2027, medida que no compartimos en absoluto. A pesar de que coincidimos en la necesidad urgente de un cambio regulatorio que ponga solución a la problemática de aquellos mutualistas alternativos disconformes con la cuantía de su capital de jubilación, esto no debe convertirse en ningún caso en un pretexto para eliminar una opción de probada rentabilidad y fiabilidad como es la alternatividad.
Si bien es cierto que solo un tercio de los fondos de la entidad dependen de este modelo y, por tanto, nuestra solvencia está garantizada en cualquier escenario, ante todo defendemos el derecho de los mutualistas de poder elegir libremente el sistema que mejor les convenga.
La base de todas las mutualidades pasa por un enfoque centrado en la persona y en el bienestar colectivo de sus mutualistas. Con una planificación adecuada y un sistema de previsión que priorice la estabilidad, el ahorro puede convertirse en un pilar fundamental sobre el que se construya un futuro financiero que nos permita vivir con la tranquilidad que tanto valoramos. Ese es, precisamente, el compromiso de las mutualidades: ser una opción valiosa para que cualquier profesional pueda garantizar una previsión social que asegure su futuro con la máxima certeza y bienestar posibles.
Enrique Sanz Fernández-Lomana es presidente de Mutualidad