La independencia de Intel tiene poco futuro
La competencia de TSMC, AMD o Nvidia ha hecho mella en una empresa que, sin embargo, sigue siendo valiosa e interesante para posibles compradores
Pat Gelsinger, cuya carrera de 40 años en Intel se remonta a sus días de gloria, ha dejado abruptamente su puesto de CEO. El movimiento augura cambios mayores.
Intel, que en su día se vio reforzada por un círculo virtuoso de dominio de la fabricación alimentado por su peso en el mercado, se distinguió en un sector que separaba cada vez más la producción y el diseño. Pero cuando TSMC se adelantó en producción, sus rivales accedieron a una tecnología superior, convirtiendo el círculo en vicioso. Gelsinger se esforzó por enderezar el rumbo. Un margen bruto del 32% previsto para 2024, según Visible Alpha, palidece frente a su 59% precovid. Un cuasimonopolio en PC, impulsado por su estándar x86, va a caer a una cuota del 80% por ingresos. Intel ha perdido aún más cuota en servidores en favor de AMD. Peor aún, x86 específicamente y los PC en general son el pasado. Según IDC, en 2024 se venderán unos 400 millones, frente a 1.200 millones de smartphones. Y la tecnología de de Nvidia hace funcionar los centros de datos usados para la IA.
No tenía por qué ser así. Steve Jobs, CEO de Apple, quería que Intel hiciera chips para el iPhone, pero a su proveedor de MacBook le preocupaba el potencial de ventas del nuevo móvil. En 2005, el consejo de Intel desechó comprar Nvidia por solo 20.000 millones de dólares, según el NYT. Las conversaciones para inyectar 1.000 millones en OpenAI a cambio de una participación del 15% fracasaron.
El futuro, según Gelsinger: servicios de fabricación para pares. Pero se vio superado por la inversión necesaria, pese a recibir miles de millones en ayudas públicas y financiación de firmas como Brookfield. Intel solo destinará 12.000 millones de sus propias arcas para gastos de capital en 2025, un tercio de la suma de TSMC. El presidente ejecutivo interino, Frank Yeary, promete centrarse en los productos propios. Los recién nombrados co-CEO provisionales también hicieron hincapié en la fabricación, división que perderá unos 15.000 millones este año. Pese a reafirmar la importancia del “liderazgo” tecnológico, parece una retirada.
Aun así, los 56.000 millones de ingresos previstos para 2025 son valiosos. Entre los posibles pretendientes de partes o la totalidad hay rivales como Qualcomm, o fondos de compras. Los reguladores, deseosos de preservar lo nacional, probablemente estarían dispuestos a encontrar soluciones que estabilizaran la firma.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías