El tiro bombeado de Corea del Sur añade nuevos riesgos para 2025
La inminente destitución del presidente puede alterar las alianzas del país, centradas en Japón y Estados Unidos
Un golpe de Estado frustrado en Corea del Sur probablemente no estaba en los planes de nadie para 2024, en el que las tensiones entre las grandes potencias han tendido a dominar. El presidente, Yoon Suk Yeol, sorprendió al mundo al declarar la ley marcial el martes por la noche, para dar marcha atrás horas después, después de que tanto su propio partido como los de la oposición forzaran la entrada en el Parlamento para rechazar su decreto. La crisis de esta economía de 2 billones de dólares, importante aliado de Estados Unidos y centro de fabricación de chips, puede parecer solo un problema interno. Pero puede tener repercusiones en Asia y más allá.
Las luchas internas entre Yoon y la asamblea legislativa, controlada por la oposición, se han ido acumulando durante meses. El último enfrentamiento se produjo en torno al presupuesto propuesto por el presidente, que habría aumentado la financiación de la oficina presidencial, la policía y otros organismos. El índice de aprobación de Yoon se ha hundido, en medio de un escándalo de fraude electoral en el que está implicada su esposa, la última controversia en torno a su mandato. Para justificar la llamada a filas, Yoon acusó a sus oponentes de actividades “antiestatales”, como paralizar su Administración “mediante repetidas destituciones, manipulación legislativa y manipulación presupuestaria”. Poco después, 190 de los 300 diputados rechazaron el decreto. Era la primera vez desde 1980 que se declaraba la ley marcial en el país.
Seguramente rodarán cabezas. El principal partido de la oposición, el Partido Demócrata, declaró que presentará cargos de traición y destitución contra Yoon, que lleva en el cargo desde 2022; el partido del presidente pidió la dimisión de su Gabinete y la del ministro de Defensa, que apoyó el decreto a pesar de haberse burlado de la posibilidad hace tan solo unos meses, y que presentó su renuncia ayer. El won coreano cayó el martes por la noche a su nivel más bajo en dos años, y el índice de referencia Kospi abrió en la mañana de ayer con un descenso del 2%. Se cancelaron operaciones como la venta de acciones de HD Hyundai Marine Solution, respaldada por KKR.
Es posible que las consecuencias acaben ahí. Sin embargo, el daño a largo plazo para la confianza de los inversores puede ser más difícil de revertir. Incluso antes de la crisis política, la economía, dependiente de las exportaciones, parecía vulnerable a la ralentización de la demanda mundial; el mes pasado, los analistas de Citi revisaron a la baja la previsión de crecimiento del PIB de Corea del Sur para 2025 del 1,8% al 1,6%, debido sobre todo a los riesgos de los aranceles comerciales estadounidenses. El Kospi 200 ha perdido un 9% este año, el peor resultado entre los índices bursátiles de referencia de todo el mundo.
La inminente destitución de Yoon también puede cambiar la dinámica de la región. El presidente ha impulsado lazos más estrechos con Japón y Estados Unidos y quiere reducir la dependencia comercial del país respecto a China. La agenda proteccionista del presidente electo de EE UU, Donald Trump, puede obligar al sucesor de Yoon a replantearse las lealtades del país. Eso tendrá enormes repercusiones más allá de Asia: gigantes como los fabricantes de chips Samsung Electronics y SK Hynix desempeñan papeles fundamentales en las cadenas de suministro de tecnología y automóviles de Occidente. Corea del Sur ha lanzado un tiro bombeado geopolítico para 2025.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías