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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La debilidad del euro, señal de advertencia para la UE

La causa es la posible victoria de Trump y el rearme arancelario consiguiente

CINCO DÍAS
Despacho Oval en el interior del museo interactivo 'The People's House' (La Casa del Pueblo), una réplica de la Casa Blanca en Washington (EE UU).
Despacho Oval en el interior del museo interactivo 'The People's House' (La Casa del Pueblo), una réplica de la Casa Blanca en Washington (EE UU).Octavio Guzmán (EFE)

La paridad entre euro y dólar, extremadamente cómoda para todos pero sujeta a los caprichos del mercado, ha sido una rareza en la historia de la moneda única. Durante un breve periodo en el otoño de 2022, y 20 años antes, entre 2000 y 2002. Aún queda para que la divisa europea se acerque a estos territorios, pero una conjunción de fuerzas está convirtiendo este escenario en cada vez más verosímil. La depreciación de una divisa tiene siempre dos lecturas, pero en el caso actual la narrativa negativa gana a los puntos; no tanto por las consecuencias como por las causas.

La posible victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses, más allá de consideraciones –probablemente de más alcance– sobre el futuro de Estados Unidos o las ondas de choque en el ámbito de la geopolítica mundial, aboca al mundo a un rearme arancelario. Se esperan más barreras comerciales en EE UU ante sus dos principales socios comerciales: China y la Unión Europea. Y en ambos casos Europa sale perdiendo, pues EE UU es el principal destino de sus exportaciones, y la UE es, a la vez, un suministrador de primer orden de bienes de equipo para la maquinaria industrial de China (superado, eso sí, por Reino Unido, segundo destino exportador del bloque). De hecho, el constipado económico de China tiene mucho que ver con el mal momento de la industria europea, en particular la alemana.

La industria no es, obviamente, el único factor detrás de la debilidad económica actual en Europa, pero sí uno relevante. Es por ello que el Banco Central Europeo ha corregido el tiro en el sendero de los tipos de interés, ante unos datos de coyuntura peores de lo previsto. La evolución del euro ha ido de la mano, precisamente, de los futuros sobre los tipos, y ambos giraron a principios de mes tras la publicación de los indicadores de actividad en industria y servicios. También las perspectivas en Estados Unidos están cambiando, y las apuestas por más recortes de los tipos se han enfriado, en buena medida porque una Administración Trump se prevé más inflacionista.

La evolución del euro será el menor de los problemas de la UE ante una eventual victoria del republicano. No es raro que los mercados suelan ejercer de canario en la mina de carbón; en 2016, el Viejo Continente asistió estupefacto a un triunfo inesperado. En 2024 no se podrá hacer el sorprendido, ni por el resultado ni por los potenciales efectos. Otro reto de primer orden, y van varios en los últimos años, para la baqueteada Unión Europea.


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