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Análisis
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Alemania: mil euros extra para exparados de larga duración, y otros palos de ciego

No hay consenso en la coalición de Gobierno sobre las prioridades en política económica

El canciller alemán, Olaf Scholz, la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, y el ministro de Economía y Clima, Robert Habeck, en Berlín, el 16 de octubre.
El canciller alemán, Olaf Scholz, la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, y el ministro de Economía y Clima, Robert Habeck, en Berlín, el 16 de octubre.Liesa Johannssen (REUTERS)

Récord de bajas laborales en 2024, una paga única de mil euros adicionales partir del próximo 1 de enero para parados de larga duración que ya no lo sean, segundo año consecutivo de recesión económica… ¿Dónde estamos? Sí, en Alemania. En un país que tiembla ante el voto (elecciones federales) en otoño de 2025 y a cuyo Gobierno se le acusa de defender la pereza y se le identifica con la política social concretada en el dinero ciudadano, introducido en enero de 2023 y cargado de connotaciones negativas... Pero no, la culpa no la tiene (solo) el Gobierno, la realidad es mucho más compleja. Va de Economía. It´s the economy, stupid. Alemania menguará el 0,2% este año, tras el -0,3% de 2023. La oposición acusa al Gobierno. El Gobierno, al Gobierno anterior (Merkel). Y la coalición gubernamental, titubeante, se inculpa mutuamente.

La propuesta (aún no se ha aprobado) es: mil euros en una paga única, a partir del 1 de enero, para quienes lleven al menos un año trabajando, con un sueldo medio-bajo, y antes hubieran estado en paro también más de un año. Se trata de compensar a aquellas personas que ya no tienen derecho a la ayuda social (el llamado dinero ciudadano), al que sí pueden acceder los que tienen sueldos bajos (inferiores a 538 euros mensuales). La reacción… la prensa amarilla (Bild Zeitung) lo califica así: “Premio por levantar el trasero…” Políticos democristianos hablan de “idea absurda” y de “tomadura de pelo”. El objetivo del autor de esta propuesta, el ministro de Economía, Robert Habeck, es crear un instrumento pragmático para motivar al trabajo y a formarse para trabajar. Muchos parados de larga duración están poco o nada cualificados.

Al mismo tiempo, parece que cada vez se trabaja menos. En número de horas, menos que España, según la OCDE. Además, este mes, la Seguridad Social (la aseguradora AOK) ha presentado los datos de bajas laborales hasta agosto de 2024. Nunca hubo tantos trabajadores enfermos como ahora. En los primeros ocho meses se registraron 225 bajas por cada 100 empleados, tantas como en todo el año 2023. Se observa un cambio de actitud a raíz de la pandemia; pero también una mayor predisposición a pedir bajas por enfermedad (datos de la aseguradora Pronova BKK).

Según el semanario Focus, algunas empresas están experimentando con la medida llamada el día que no me apetece hacer nada (en alemán, Null-Bock-Tag), que permitiría a los empleados llamar por teléfono al trabajo para informar de que no se está con ánimos o fuerzas para trabajar. Se pretende conseguir la ventaja de no tener que aguantar a alguien en la oficina con mal humor o con actitud ausente. Focus apunta que cada vez más empresas (Linkedin, Google, Microsoft, Nike o la consultora alemana Einhorn) lo ofrecen para que quienes se sienten estresados o desmotivados se puedan tomar un día libre. Hoy por hoy, el Null-Bock-Tag no es viable, porque el permiso se sumaría a las vacaciones o a la baja laboral, en un momento en el que las bajas por enfermedad se han disparado. En 2023 la población estuvo de baja una media de 15,1 días. En el pasado (periodo 2014-21), la constante estaba en 160 bajas por cada 100 asegurados al año.

La analista Kerstin Bund, del diario Süddeutsche Zeitung, argumenta que todos estos datos reflejan el desánimo colectivo por la crisis económica, industrial y empresarial que afecta a la primera potencia europea. El economista Claus Michelsen, de la asociación de la industria farmacéutica, defiende que Alemania no habría entrado en recesión en 2023 si no hubiera habido tantas bajas laborales. Asimismo, cada vez más trabajadores se ausentan por enfermedades psíquicas, que en los últimos diez años han aumentado un 50%.

Por ahora, su colosal economía resiste, pero los retos son también colosales. El ministro verde Habeck reconoce que, tras las propuestas que recoge el plan de crecimiento económico actual, habrá más planes y más medidas, porque los riesgos económicos globales seguirán apretando las tuercas a Alemania.

En enero hará tres años desde que el entonces recién nombrado ministro de Economía quería redefinir el crecimiento económico e incluir variables como el bienestar y la sostenibilidad en su economía de mercado social y ecológica. Un mes después, Rusia declaraba la guerra a Ucrania. Desde entonces solo importan los números. Y los números no van bien. Michael Bauchmüller, editorialista del Süddeutsche Zeitung, apunta que esos números alimentan la depresión colectiva derivada de la pandemia y la guerra de Putin. Que el Gobierno del canciller Olaf Scholz y del vicecanciller Habeck haya superado la grave crisis energética y que haya puesto los pilares de la neutralidad climática se ha olvidado. “Habeck lucha por defender una pragmática posición política de centro para su partido Los Verdes. Pero si Alemania no crece, aumentará la inquietud por el futuro entre la clase media”. Son los miedos que están alimentando a la ultraderecha: el miedo al futuro y el miedo a perder bienestar… It´s the economy, stupid, el eslogan clave del presidente Bill Clinton.

Otra cuestión es que está subiendo el desem­pleo. Lo cual no se debe al atractivo de la ayuda social, el dinero ciudadano, sino a la debilidad de la economía. Existe un déficit de cualificados en algunos sectores económicos, pero no es un déficit absoluto que afecte a todo el mercado laboral. De ahí que la cuestión sea cómo impulsar la economía para que crezca el empleo bien remunerado.

El Gobierno no espera que la economía despegue todavía. El pronóstico es que 2024 concluya con una ligera caída del 0,2% y que en 2025 (1,1%) y 2026 (1,6%) crezca algo. Las subidas salariales no se han trasladado al consumo. Las empresas apenas invierten, debido a varias razones: entre ellas, los elevados costes de la energía, la inseguridad del negocio y de las ganancias, y el cambio estructural de la economía. Pero Habeck está convencido de que la economía despegará si el Gobierno consigue implementar su plan de crecimiento, que fomenta fiscalmente la inversión empresarial, impulsa la vuelta al mercado laboral de los jubilados y apuesta por los trabajadores cualificados extranjeros. También pretende reducir la burocracia y bajar el precio de la energía para la producción.

El Gobierno se defiende exponiendo que los problemas actuales vienen de lejos. Reconoce que la situación económica es complicada y que Alemania apenas crece desde 2018, por los riesgos coyunturales (Ucrania, por ejemplo) y por los problemas estructurales, como el impacto demográfico en el empleo (los especialistas se jubilan sin sustitutos), el déficit inversor público y privado, el coste de la transición verde, el incremento de la competencia global en sectores made in Germany (automóvil) y los elevados costes derivados de los altos impuestos. A ello se suma la geopolítica del XXI, marcada por bloques, de la que se derivan riesgos como dependencias económicas unilaterales (China) y la fragilidad de las cadenas de suministro.

El Gobierno alemán, acusado de dar palos de ciego, trata de dar respuestas. Pero la clave está en la economía. It´s the economy, stupid… La economía se está convirtiendo en la perdición del ministro de Economía y del Gobierno Scholz. También, porque no hay consenso en la coalición de Berlín sobre las prioridades en política económica de su Gobierno.

Lidia Conde Batalla es periodista y analista de economía y política alemana


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