_
_
_
_
Breakingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Tesla complica las preguntas sin respuesta

En vez de ofrecer un coche para las masas, Musk se lanza de cabeza a retos más difíciles

Robotaxi Cybercab, de Tesla.
Robotaxi Cybercab, de Tesla.Tesla (EFE)

Las declaraciones de Elon Musk sobre Tesla son a menudo exageradamente optimistas, pero solían ser razonablemente detalladas. La presentación de Cybercab el jueves dejó colgados a los espectadores.

El evento contó con robots bailarines, recorridos de manos libres por una pista de pruebas y el objetivo de lanzar el vehículo sin volante “antes de 2027″. Musk va por detrás de Waymo (Alphabet) y otras, que ya operan taxis sin conductor en zonas limitadas. Pero la promesa de su enfoque de autoconducción, centrado en cámaras que usan IA entrenada por su vasta flota, se apoya en los puntos fuertes de Tesla. Morgan Stanley calcula que su precio podría ser menos de la mitad de la última configuración de Waymo, que cuenta con equipos gigantescos y caros sensores.

Musk también promete que Tesla actualizará los coches existentes para una conducción realmente de manos libres, un paso adelante respecto a la actual autonomía asistida. No está claro cómo planea hacerlo. La expansión de Waymo ha sido duramente ganada a los reguladores locales; el enfoque de Tesla ha atraído investigaciones y demandas. Su software logra 111 kilómetros entre desconexiones “críticas” en conducción urbana, según datos colaborativos. Waymo dice que logra miles de kilómetros, aunque las diferencias en la calidad de los datos y las definiciones dificultan la comparación.

Aunque Musk supere estos obstáculos, queda una desquiciante lista de preguntas. ¿Manejará Tesla su propio servicio, O se asociará, por ejemplo, con Uber? ¿Significa el diseño biplaza del Cybercab que renuncia al 14% de los viajes, los de más pasajeros, a juzgar por un estudio sobre Nueva York? ¿Puede un coche sin volante ser legal en carretera?

La historia de Tesla fue en su día más sencilla de lo que da a entender su gran valoración. En 2022, cuando su objetivo de vender más que Toyota aún no era un recuerdo lejano, la valoración era razonable, si se suponía que se venderían 10 millones de vehículos al año. Las entregas se han estancado en 1,8 millones. El cambio a la IA tiene sentido: la valoración necesita nueva justificación. El viejo problema de Musk tenía una solución obvia: coches mejores y más baratos, apoyándose en sus probadas ventajas de fabricación. El jueves, faltaba un coche para las masas. En su lugar, Musk se lanzó de cabeza a retos más difíciles, sin respuestas claras.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías


Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

_
_