Las claves: la reducción a migajas de la jornada laboral, y la alternativa fácil a combatir la pobreza
La disminución del horario de trabajo es una de esas medidas de gran titular y apertura de boletín
La reducción de la jornada laboral es una de esas medidas de gran titular y apertura de boletín. Cuando se anuncian con bombo y platillo en la rueda de prensa del Consejo de Ministros, concretamente. Luego, conforme pasan los meses, van sonando cada vez menos y van siendo cada vez menos ambiciosas. Los agentes sociales la están negociando, dicen –nueve meses alimentado expectativas inciertas–, y en el marco de este diálogo, Trabajo ha propuesto bonificar casi toda la cotización de las contrataciones que las pymes hagan para compensar la reducción. Miga a miga. Por lo pronto, sería de agradecer saber cuál será la extensión. La patronal y los sindicatos afirman que Trabajo se ha abierto a retrasar a 2025 la reducción a 38,5 horas y a 37,5 a 2026. La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, sin embargo, lo niega categóricamente. Los negociadores de Trabajo no debieron asistir a la misma reunión. Díaz respondió ayer a otra pregunta clave –¿cuándo?– con una afirmación de lo más reveladora: “Saben ustedes muy bien cuál es la entrada en vigor”. ¿Lo sabrán también los partidos fuera de la coalición que han tumbado todas las votaciones claves de esta legislatura?
España, el motor de un vehículo de propulsión a pedales
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) calcula que la zona euro crecerá un exiguo 0,7% este año, a causa de la debilidad alemana y la inestabilidad geopolítica dentro y fuera del continente. El motor de este grupo que apenas avanza a pedales será España –quién lo hubiera dicho hace una década–, con un 2,8% en 2024. Buena noticia para España –para que presuman los dirigentes políticos en Bruselas y ante sus votantes–, pero no especialmente optimista para el conjunto de la eurozona. Y con sus obligados matices, porque no es lo mismo ser el mejor que el menos malo.
¿Tiene Chat GPT la genialidad de un gestor, matemático o un artista?
El escritor chileno Benjamin Labatut defiende que la primera vez que una inteligencia artificial creó realmente algo –que tuvo capacidad para la belleza– fue en 2015, cuando el programa AlphaGo ganó al mejor jugador del mundo del go, una especie de ajedrez milenario chino, con un movimiento inimaginable para la mente humana. Nunca antes una máquina había podido vencer a un maestro de este juego. En otro orden de cosas, los gestores de carteras de inversión se preguntan ahora, como muchos otros profesionales, si la IA será capaz de sustituirles. Y uno de ellos se defiende así: “Dudo que ChatGPT llegue a tener la genialidad de un gestor, un matemático o un artista”. Cuesta ver el denominador común.
Los vehículos eléctricos cuestan demasiado comparados con los ingresos de europeos e italianos. El riesgo es que pasemos de depender de los combustibles rusos a hacerlo de las materias primas esenciales procedentes o procesadas en ChinaAdolfo Urso, ministro de Industria italiano
Restringir la publicidad es más fácil que combatir la pobreza
La publicidad de alimentos suele especializarse en los menos saludables: no suele haber, por ejemplo, anuncios de espinacas (los dibujos de Popeye fueron pioneros en product placement, publicidad inserta). Y los niños de hogares vulnerables ven más publicidad (no tienen dinero para pagar Movistar+ o Disney+), lo cual explica en buena medida, según el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, que la obesidad sea cada vez más una cuestión de clase social. El Ministerio de Agricultura ha frenado hasta ahora un decreto que prohibiría anuncios de alimentos y bebidas insanos.
En realidad, los pobres son también las víctimas propiciatorias de la adicción a las apuestas y otros vicios. Pero siempre es más fácil restringir la publicidad que luchar contra la pobreza.