Las claves: las tendencias opuestas de la fiscalidad, y los egos de cristal de Tupperware
La tributación converge a nivel global, mientras diverge dentro de España
Los países de la Unión Europea han avanzado más en incrementar la fiscalidad de las multinacionales que Estados Unidos y China: quizá tenga algo que ver que las principales empresas mundiales están en estos dos últimos gigantes. Eso explica también que el plan de la OCDE para establecer un tipo mínimo de sociedades a nivel global lleve tres años en proceso, desde que se diseñó en términos generales.
La reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que condena a Apple a pagar 14.300 millones de euros en impuestos no satisfechos a Irlanda (contra los deseos de este) es una señal potente en la línea de la armonización fiscal en el mundo. Contrasta esta tendencia con las diferencias que se promueven a nivel interno en un país como España, donde los territorios compiten entre sí por tener sistemas impositivos más atractivos para las empresas y las grandes fortunas, y el Ejecutivo central lo juzga según la comunidad autónoma esté gobernada o no por alguno de sus socios.
Amazon sabe que el trabajo presencial ayuda a estimular las economías locales
Amazon es por ahora la única gran tecnológica que impone el trabajo presencial total: en general, han establecido jornadas híbridas, con un 60% de presencialidad como máximo. A la compañía dirigida por Andy Jassy le interesa llenar las oficinas para contribuir a estimular las economías del entorno (restaurantes, por ejemplo), y corresponder así a los incentivos fiscales de los ayuntamientos locales para que lleven allí sus sedes. También genera, eso sí, tráfico de vehículos y contaminación: compaginar el fomento de la actividad con la protección del medio ambiente it’s very difficult, como diría Mariano Rajoy.
Arabia Saudí se asentará en Telefónica... después del veto a la opa sobre Talgo
Al final, la entrada de la compañía de Emiratos Árabes Taqa en Naturgy, que parecía encaminada por su talante amistoso, se frustró, y la segunda fase de la entrada de la teleco saudí STC en Telefónica, que comenzó abruptamente, tiene visos de cerrarse pronto. Eso sí, después de un año de movimientos defensivos por parte del Gobierno español, que compró en mayo un 10% del capital a través de la SEPI, y de CriteriaCaixa, que dobló su participación al 9,9% en julio. Eso permitirá contrarrestar la presencia de STC en el consejo. Habría sido más sencillo, y sobre todo más barato, vetar directamente la operación, como ha hecho el Ejecutivo con la opa del consorcio húngaro Ganz Magav sobre Talgo. A veces parece que Arabia Saudí está más cerca de España que un miembro de la UE como Hungría.
La frase del día
Celebro que la UE haga más esfuerzos en materia de defensa, siempre que se hagan de forma que no se dupliquen ni compitan. Las estructuras competidoras crean incertidumbre... eso solo ayuda al enemigoJens Stoltenberg, secretario general saliente de la OTAN
Tupperware: cuando el ego es de cristal se rompe con más facilidad
En Apple, Steve Wozniak y Steve Jobs se repartieron los papeles con claridad: uno era el genio informático, y el otro, la estrella del marketing. Una división similar se dio en Tupperware, entre Earl Tupper y Brownie Wise, que llevó al éxito más absoluto a los recipientes de plástico. Pero el inventor no llevó tan bien que Wise se llevara la fama, y acabaron partiendo peras a los pocos años.
Tupperware se acaba de declarar en quiebra, dejando como legado una tecnología que parece de lo más simple, pero que supuso una revolución en su momento, por su carácter irrompible y su escaso peso, en comparación con los tarros de cristal. El plástico, eso sí, sigue siendo omnipresente en la vida diaria, pese a las connotaciones contaminantes que lleva asociadas.