El paulatino desenganche del euríbor, una buena noticia
Las hipotecas fijas no son la panacea, pero pueden contribuir a la estabilidad financiera
Decía el viernes Luis de Guindos, vicepresidente del BCE (y ministro de Economía de España en plena crisis financiera) que la vinculación a los tipos variables de las hipotecas del sur de Europa permitirá que los hogares recuperen poder adquisitivo a medida que bajan los tipos de interés. Pero baja lo que antes ha subido: el repunte de los tipos entre 2022 y 2023 provocó alzas de más de 300 euros en la hipoteca media, y mayores para préstamos de mayor volumen y/o plazo.
Ahora bien, con los ritmos necesariamente lentos de un mercado donde se firman contratos a 20 o 30 años, la situación está cambiando. La oferta de los bancos está cada vez más enfocada en el plazo fijo o los plazos mixtos, dentro de una tendencia a personalizar las hipotecas en función de las características del cliente y el activo. Pero, para la mayor parte de los mortales, el tipo fijo o mixto suele ser el más atractivo hoy por hoy, y es donde las entidades están compitiendo. Lejos quedan las guerras hipotecarias donde la pelea se dirimía en puntos básicos del diferencial.
Siendo un mercado de oferta, el motivo principal por el que se comercializan hipotecas de estas características es porque a las entidades les conviene. Supone estabilidad y predictibilidad en la cuenta de ingresos. CaixaBank, líder del mercado doméstico, lleva años apostando por las hipotecas fijas.
También, aseguran los bancos, el cliente demanda este tipo de contratos. Los elevados precios de la vivienda no dejan mucho margen de maniobra a los sufridos compradores, que prefieren no exponerse a problemas a la hora de pedir el crédito. La estabilidad juega en dos sentidos, y los bancos, mucho más prudentes que antaño en la concesión, pueden limitar el riesgo de impago en caso de escalada de tipos.
Lejos quedan los tiempos en los que la banca prestaba dinero con tanta ligereza como los clientes pedían, alegría sustentada por el espejismo de que las casas nunca bajan y se venden con facilidad. Precisamente ahora son los compradores de vivienda como inversión los que siguen demandando un tipo variable.
España se está desacoplando del euríbor, y eso es buena noticia. Las hipotecas fijas, mayoría en el norte de Europa y en los mercados anglosajones, no son la panacea ni una vacuna contra las burbujas. Pero sí dan estabilidad a los ingresos de los bancos, a los gastos de los clientes y, por lo tanto, pueden contribuir a la estabilidad financiera. Ahora solo falta cubrir el gran déficit de vivienda.