La adaptación y el reciclaje continuo como claves del futuro del empleo
Priorizar las habilidades adecuadas hará posible capacitar a los alumnos para prosperar en un panorama laboral tan dinámico como el actual
El auge de tecnologías digitales como la inteligencia artificial, la normalización del teletrabajo y la expansión del comercio electrónico se han convertido en factores determinantes para la transformación del mercado laboral. Estas tendencias están transformando profundamente los puestos de trabajo, así como impulsando la necesidad de reciclar y mejorar la cualificación de los trabajadores. Todo ello define el actual panorama internacional del trabajo al tiempo que anticipa cómo será el futuro del empleo. Esta situación impulsará un mayor número de cambios que a su vez provocarán transiciones profesionales a medida que las personas vayan abandonando los sectores en declive.
Según el último informe del McKinsey Global Institute, de aquí a 2030, tanto en Europa como en Estados Unidos se prevén 12 millones de transiciones profesionales. Si bien se trata de una cifra considerable —y que, en Europa, casi dobla los niveles prepandémicos—, los analistas opinan que las dos regiones sabrán gestionarla. Ambas ya se enfrentaron a un volumen de cambios laborales mucho más elevado en el momento álgido de la crisis sanitaria.
Por otra parte, el mismo estudio concluye que, de cara a 2030, será posible automatizar alrededor del 27 % y el 30 % de las horas trabajadas actualmente en Europa y Estados Unidos, respectivamente, por medio de la inteligencia artificial. Se trata de un porcentaje nada desdeñable que plantea la pregunta de qué hacer con el tiempo sobrante.
Para quienes se posicionan desde el pesimismo, la automatización, la inteligencia artificial y otras tecnologías digitales reducirán drásticamente el papel de los humanos —y los puestos de trabajo— en el mercado laboral. Ahora bien, hay una realidad que se resiste a darles la razón, porque, si bien las tecnologías suprimirán algunos trabajos, también crearán otros.
Como indicaba el economista David Autor en una entrevista en el Wall Street Journal, la inteligencia artificial facilitará a las personas la posibilidad de tomar decisiones y extenderá el conocimiento humano, abriendo la puerta así a nuevos empleos que antes requerían una mayor educación reglada en los ámbitos sanitario, técnico y jurídico y en el desarrollo de software. Al margen de estas consideraciones, la IA permite que un mayor número de personas puedan acceder a la resolución de problemas complejos, lo cual promueve la participación de las personas menos formadas en áreas muy cualificadas, tradicionalmente reservadas a profesionales con un alto nivel educativo.
En su planificación, las empresas deben comprender los cambios. También las personas, que deben prever el aprendizaje permanente y la posibilidad de reciclarse y mejorar profesionalmente a lo largo de sus carreras.
Un estudio reciente de Boston Consulting Group revelaba que centrarse en el número neto de trabajos perdidos o ganados simplificaba en exceso los efectos de la digitalización. En efecto, la creación y eliminación de millones de puestos supone toda una transformación de la economía que obliga a aprender y a adaptarse de forma constante.
Adaptación de la jornada laboral
Una opción para evitar la destrucción de millones de empleos es reducir el tiempo de trabajo. En 1930, el economista británico John Maynard Keynes predijo que el “desempleo tecnológico” reduciría de forma significativa la semana laboral hacia 2030.
En España, el Gobierno tiene una propuesta de ley para reducir la semana laboral a cuatro días o 32 horas. Sus defensores señalan como principales beneficios la mejora de la productividad y un equilibrio más armonioso entre la vida laboral y la personal. Pese a los evidentes retos que esto plantea a las empresas, el cambio estructural es reflejo de la realidad actual de un mercado laboral tensionado donde la oferta de empleo supera a la demanda. Los trabajadores cada vez valoran más sus opciones y eligen responsabilidades que estén en sintonía con sus prioridades personales, en concreto la conciliación, la felicidad y tener un propósito en la vida.
Hasta ahora hemos presentado algunos ideales muy nobles. Sin embargo, su realización es posible en el tenso mercado laboral actual y con las transiciones profesionales que están por llegar. El papel de una institución educativa moderna es enseñar competencias y ofrecer recursos a los alumnos para que afronten los retos del crecimiento de una forma más eficaz. Es esencial mantenerse al día sobre la digitalización y la gestión de los datos y sobre cómo convertirse en un líder en tu sector. En la medida en que permite a los estudiantes identificar sus habilidades para dar sentido a cada etapa de su carrera profesional y lograr cambios positivos, la formación continua cobrará cada vez un mayor protagonismo.
A fin de preparar a los alumnos para un mercado laboral en constante evolución, debemos actualizar y adaptar los planes de estudios incorporando un aprendizaje activo, colaborativo y personalizado. El objetivo es ocuparnos, no solo de las habilidades técnicas y las experiencias prácticas de aprendizaje, sino de las competencias esenciales, como el pensamiento crítico, la creatividad y la inteligencia emocional.
En conclusión, el desarrollo de estas tendencias en el mercado de trabajo apunta a un futuro en que serán cruciales la flexibilidad, el aprendizaje continuo y la adaptación. Con el objeto de que tanto las personas como las organizaciones puedan desenvolverse en este nuevo mundo de tecnologías digitales, teletrabajo y cambios en el comportamiento del consumidor, es fundamental entenderlo y prepararse para él. En definitiva, al priorizar el perfeccionamiento de las habilidades adecuadas será posible capacitar a los alumnos para prosperar en un panorama laboral tan dinámico como el actual.
Ines Drieselmann es vicepresidenta de Global Alumni, Talent & Careers de IE University.
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