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Breakingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Viene un año lleno de problemas financieros en Francia

Las promesas de Marine Le Pen elevarían el déficit del 5% al 8,5% del PIB

Jordan Bardella
Jordan Bardella, presidente de Reagrupamiento Nacional, el 13 de junio en París.Sarah Meyssonnier (REUTERS)

Sea cual sea el Gobierno que salga en Francia, ya hay una víctima clara: la economía. Los inversores que han hecho subir esta semana el retorno de los bonos a 10 años 13 puntos básicos podrían darse cuenta de que fueron demasiado optimistas.

El próximo Ejecutivo tendrá que gestionar una deuda que alcanza el 110% del PIB y un déficit que supera el 5%. Y que presentar el Presupuesto de 2025 en octubre. El partido de Le Pen no ha actualizado su programa desde las elecciones de hace dos años. Entonces, a los recortes fiscales y gasto prometidos les faltaban 102.000 millones por financiar, según el think tank liberal Institut Montaigne. Si añadimos el déficit de 145.000 millones ya existente, las promesas de Le Pen lo elevarían hasta el 8,5% del PIB.

Reagrupamiento Nacional ha empezado a dar marcha atrás: ya no intentará derogar la reforma de las pensiones de Macron. Y ha empezado a advertir, como no podía ser de otra forma, de que las finanzas están en un estado terrible por la mala gestión del presidente. Algunas promesas, como la nacionalización de las autopistas por 40.000 millones, parecen fáciles de descartar.

Pero un Gobierno de extrema derecha tendría al menos que cumplir algunas de sus promesas, que incluyen la eliminación de 20.000 millones de impuestos a las empresas, la rebaja del IVA del combustible y la electricidad (10.000 millones) y el aumento de los sueldos de los profesores (6.000 millones). También quiere suprimir el IRPF para los menores de 30 años (4.000 millones).

En total, 40.000 millones. El Gobierno ya tiene que recaudar otros 120.000 millones de aquí a final de año para completar su programa de financiación de 2024. Si se añade la amplia inexperiencia de los futuros miembros del Gabinete –y sus constantes disputas con Macron sobre política europea–, es posible que haya graves turbulencias en los mercados si los inversores deciden que prefieren pasar de la deuda francesa.

Si la extrema derecha controla el Parlamento, la confusa situación podría prolongarse un año: la Constitución obliga a Macron a esperar 12 meses hasta convocar otras elecciones. Si el Gobierno solo cuenta con una minoría, estará a merced constante de la Cámara Baja.

Puede que la apuesta de Macron dé sus frutos y consiga, contra todo pronóstico, una mayoría centrista. Mucho más probable es que la economía se enfrente a la inestabilidad en el mejor de los casos, a la incompetencia en el peor, o a una desagradable mezcla de ambas.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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