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Análisis
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las empresas alemanas dicen no a la ultraderecha

Hasta ahora, el mundo económico apenas había intervenido en el debate político generado por el auge de AfD

Instalación contra AfD en la Puerta de Brandenburgo, en Berlín, el 1 de junio.
Instalación contra AfD en la Puerta de Brandenburgo, en Berlín, el 1 de junio.Christian Mang (REUTERS)

No a la alternativa de AfD (Alternativa para Alemania). El 77% de las empresas alemanas ve un gran riesgo en la ultraderecha. La economía, asustada ante el viraje, avisa del colapso económico que supondría el giro hacia posiciones políticas extremas en este año electoral decisivo. Y lo ha hecho con un anuncio en los medios de comunicación apelando al voto por la diversidad y la democracia. El partido AfD figura ya en segunda posición tras los democristianos y por delante de los socialdemócratas. La industria argumenta que una de cada 10 patentes procede de especialistas de raíces extranjeras y que el Dexit o la vuelta al marco hundirían todavía más a un país ya hundido en un burnout colectivo.

No a la ultraderecha: la economía firma un anuncio contra la ultraderecha de AfD con el lema “Todos a una, la diversidad nos hace fuertes”, firmado por un centenar de empresas. Y advierte: “¿Populismo tonto? ¡No, gracias! ¿La reemigración de nuestros amigos, vecinos y compañeros? Por supuesto que no. ¿Fascismo? Nunca más. Alemania no necesita una alternativa a la libertad y la diversidad. Hemos aprendido de la historia reciente y no olvidamos que lo inhumano (primero, sutilmente; luego, brutalmente) se infiltró en la sociedad. Los tiempos de hoy requieren un posicionamiento claro. Juntos a favor de un país abierto, que se enfrente a los retos y no se deje seducir por la propaganda política ultra. Pues ya sabemos a qué nos puede llevar esa política de instigamiento…” AfD pide la “reemigración” de extranjeros.

Hasta ahora, la economía apenas había intervenido en el debate político generado por el auge de AfD. Su encuentro en Potsdam de noviembre pasado, en el que se habló de reemigración forzada (remigration, en alemán, fue la palabra mencionada) y deportación, disparó las alarmas. El instituto de investigación del trabajo, IAB, de carácter público, teme que aumente la xenofobia contra los extranjeros que ya viven y trabajan aquí. Una de cada diez patentes en Alemania la firma un especialista de origen extranjero.

El director del instituto de economía alemana IW, Michael Hüther, lo expresa con cifras. “Quien elija la ultraderecha en las elecciones europeas debe tener claro que los planes del partido podrían costar millones de puestos de trabajo: 2,5 millones en 5 años.” La salida de Alemania de la UE provocaría una crisis como la que causarían la pandemia y la crisis energética juntas. Hüther calcula una caída de la economía del 5,6% y unas pérdidas de 690.000 millones de euros.

Carsten Knobel, presidente de la manufacturera Henkel, es uno de los miembros de la alianza de empresarios que advierte de las consecuencias del viraje hacia la ultraderecha. “Estamos en contra de la xenofobia, el odio y la exclusión, y en contra de cualquier tendencia populista que trate de dividir la sociedad.” Es la economía contra AfD, en un momento político de elevada polarización. Nunca hasta ahora los partidos de extrema derecha tuvieron tanto peso en las encuestas, advierte el instituto de investigación económica DIW, que teme su influencia en la política europea futura. En Alemania alcanza ahora en torno al 20% (11% en 2019 y 7,1% en 2014, cuando AfD entró por primera vez en el Parlamento de la UE), y se coloca en segundo lugar, tras los democristianos.

Otro estudio de investigación del instituto IW lo confirma. El equipo en torno a los investigadores Matthias Diermeier y Susanne Seyda ha encuestado a 900 empresas alemanas sobre la amenaza de la ultraderecha. Solo un 3% afirma que significaría una oportunidad para el país, sobre todo por la propuesta de salir, vía referéndum, de la UE. El 77% ve en AfD un riesgo para la UE y el euro. La mitad de las empresas consultadas se han expresado públicamente contra AfD. El 54% lo ha hecho internamente. “Son porcentajes elevadísimos, teniendo en cuenta que la economía alemana no suele expresarse políticamente”, dice Knut Bergmann, del IW.

Trump, AfD, Meloni… ¿Qué implicaciones tiene para el bienestar económico de un país el incremento de poder de los populistas? Moritz Schularik, presidente del Instituto de Economía Global de Kiel, opina que el poder populista resulta caro para sus respectivos países. “El populismo económico lleva a la corrupción y al nepotismo y frena el crecimiento.” El Brexit es un ejemplo.

Schularik coincide con otro investigador alemán, Marcel Fratzscher, en que la política de austeridad y de recorte de las prestaciones estatales favorece las tendencias populistas en un momento policrisis como el actual. En ese sentido, Schularik opina que la propuesta del liberal FDP –que gobierna con socialdemócatas y verdes– de impulsar la inversión bajando los impuestos y recortando las ayudas sociales se puede discutir, porque hay que corregir el Estado social. Pero no ahora. “No es el momento de apretarse el cinturón. Alemania cometió ese error agravando la crisis económica de los años treinta con la política restrictiva del canciller Heinrich Brünning.”

El espectacular salto de AfD (del 10,3% en las últimas elecciones parlamentarias al 20,3% actual) se explica, en parte, por el burnout colectivo o la crisis emocional que sufre el país. Va de la preocupación por el futuro; pero también de cómo encajan en esta crisis los casi tres millones y medio de refugiados que viven en Alemania (1,1 son de Ucrania). En el último trimestre de 2024, su economía se quedó en un ligero crecimiento del 0,2%. Para 2024 se pronostica lo mismo; quizás llegue al 0,3%. AfD es popular en las regiones más afectadas por la transformación económica. “Factores como la inseguridad ante el futuro y el estancamiento económico llevan a la gente al populismo”, deduce el instituto IW, que ha calculado que los planes de AfD costarían 2,5 millones de empleos. En el mismo sentido se expresa Fratzscher, quien opina que el Dexit y la vuelta al marco desmontarían su modelo económico y llevarían al paro a millones de personas, sobre todo en la industria.

AfD defiende posiciones extremas, contra el euro y por el marco alemán. Intolerante, neoliberal, pro-Putin y a favor de abandonar las medidas de protección ambiental. Y su radicalidad y su discrepancia frente a partidos democráticos van en aumento. “Los planes de AfD no solo son inmorales, sino que arriesgan nuestro bienestar”, dice Christian Bruch, jefe de Siemens Energy. A Jochen Hanebeck, responsable de Infineon (chips), le preocupa el futuro del Silicon Valley alemán en la ciudad de Dresde (Sajonia), en el que trabajan ciudadanos de todo el mundo. Qué pasaría si la ultraderecha se convirtiera en la primera fuerza política en Dresde o en Magdeburgo (Sajonia-Anhalt). En Sajonia alcanza ya el 34% en intención de voto (de cara a las elecciones del próximo septiembre). En Sajonia-Anhalt es, con el 27,5%, el segundo partido tras los democristianos (28,5%).

El anuncio de la economía alemana concluye: “Contra el odio y la división. Por una nueva convivencia. Juntos, fuertes, en un país diverso.”

Lidia Conde es periodista y analista de economía alemana

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