Invertir es cuestión de estrategia, no de intuición
Es fundamental reflexionar sobre la fiabilidad de las corazonadas en los mercados financieros y la importancia de una estrategia planificada
En un año donde las Bolsas suben alrededor del 10% los inversores que vendieron fondos de renta variable, porque su instinto les decía que los mercados corregirían, probablemente lamenten su decisión.
“When Should You Trust Your Gut?” (¿cuándo debería confiar en lo que le dicen tus tripas?) es el último podcast de No Stupid Questions que le recomiendo cuando sienta un pálpito. También puede leer la publicación científica: Conditions for intuitive expertise: A failure to disagree escrito por el Nobel Daniel Kahneman y Gary Klein, pionera en la investigación de las decisiones instintivas.
Supongo que el lector se estará imaginando qué voy a decir sobre cuándo debería un inversor seguir sus corazonadas. Y sí, efectivamente, tal y como seguramente sospeche, la respuesta es nunca. Pero quizás le sorprenda más si le digo que un gestor profesional tampoco debería confiar en sus presentimientos sobre una corrección inminente. No es que no le pueda salir bien alguna vez, pero hacerlo como filosofía de inversión puede acabar siendo ruinoso.
Los fondos muy flexibles en su exposición a renta variable pierden patrimonio, por algo será. Un fondo que ha acabado perdiendo el 95% de su patrimonio y hoy prácticamente está olvidado es el Alken European Opportunities que pasó de tener casi 6.500 millones de euros a menos de 375 millones. Un fondo que probablemente recuerden es Carmignac Patrimoine, aunque acotaba su exposición a renta variable entre cero y 50%, era muy flexible en otros activos de riesgo, como las divisas o los bonos emergentes. El patrimonio de este fondo es de los pocos que pueden decir “el que tuvo retuvo”, porque mantiene 6.500 millones, aunque llegó a tener casi 30.000 millones (ha dividido por cinco, suficiente para claudicar y limitar su flexibilidad). Algunos gestores españoles estarán pensando “ya me gustaría a mí tener 6.500 millones de patrimonio”. Belgravia Epsilon, fondo flexible español, logra mantener un tercio del patrimonio que tuvo. Y esto me hace volver a Kahneman, que hacía reflexionar al lector sobre la siguiente situación: Alex tenía diez millones y pierde la mitad, mientras que Juan tenía uno y ahora tiene dos. ¿Quién es más rico? ¿Quién cree que es más feliz?
¿Por qué un profesional experto en mercados financieros no puede predecir las correcciones de forma consistente a lo largo de los años? Y, por tanto, en mi opinión, no debería seguir esa filosofía con el dinero que sea relevante para un inversor al que realmente aprecie. Sí podría intentarlo, y puede ser incluso aconsejable, con una pequeña parte del dinero de aquel inversor que crea firmemente que es posible predecir crisis, pero dentro de una estrategia planificada que limite el porcentaje máximo recomendado en este tipo de fondos. Para justificar mi respuesta vuelvo a la publicación que empezamos mencionando, y que podríamos traducir cómo: Condiciones para que funcione la intuición experta. El estudio profundiza sobre cómo las personas toman decisiones bajo incertidumbre y presión. Afirma, tras múltiples experimentos y la recopilación de numerosos datos, que, en la toma de decisiones, los individuos seguimos atajos mentales (a nuestro cerebro le gusta ahorrar energía) que pueden llevar a decisiones erróneas. La recomendación es que las decisiones importantes se tomen con datos y tras reflexionar, salvo cuando uno se encuentra en una tesitura donde la calma conlleve riesgo de muerte.
Por otro lado, a los profesionales como los bomberos y enfermeras de urgencias, el estudio les reconoce la capacidad de tomar decisiones rápidas y efectivas basadas en el reconocimiento de patrones clave sobre los que se tiene gran experiencia y/o han sido entrenados. En mi opinión, la prisa es absolutamente innecesaria y muy inconveniente al reembolsar o suscribir fondos de inversión.
El estudio explora cuándo y por qué la intuición profesional puede ser bastante precisa y cuándo peligrosa y errónea. La clave, según los autores, radica en las condiciones bajo las cuales se forma y se aplica la intuición. Proponen que la precisión de los juicios intuitivos depende de dos factores principales. Primero, la previsibilidad del entorno. Los juicios intuitivos tienen más probabilidades de ser precisos en entornos que son regulares y predecibles, donde situaciones similares se repiten con el tiempo, permitiendo a las personas aprender de experiencias y resultados pasados. Segundo, la oportunidad del individuo para aprender las regularidades de ese entorno. Incluso en entornos predecibles, los individuos deben tener experiencia y retroalimentación suficientes para aprender y reconocer los patrones que guían juicios intuitivos efectivos.
Las correcciones de mercados no se dan en entornos regulares ni predecibles. Las más profundas y duraderas no se han dado suficientes veces como para permitir a ningún profesional aprender de ellas por experiencia. Ha habido tres burbujas desde el siglo XX que han tardado muchísimos años en recuperarse: la gran depresión del 29, Japón en el 89 y las puntocom en el 2000. No hay regularidad ni en la duración, ni en la profundidad, ni en los detonantes. En los últimos dos casos, el PER agregado de los índices (no una sola compañía) estaba en torno a 70 veces. En la primera había mucho apalancamiento privado en los mercados y muchos otros condicionantes de los que ahora no cabe hablar. Ninguna de estas circunstancias se daba a principios de este año.
Evite el miedo a una corrección con una buena estrategia planificada basándose en su plazo de inversión. Si no soporta la volatilidad invierta la parte más arriesgada de su cartera en ilíquidos diversificados de los que no pueda salir con facilidad, le dará tiempo a pensar.
Marta Díaz-Bajo es directora de Estrategia de atl Capital
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