La subida de tensión de la IA cortocircuita los planes a largo plazo
La demanda de electricidad que genera esta tecnología puede satisfacerse, pero su evolución es difícil de prever
La tecnología más candente y avanzada de hoy depende de una desarrollada en el siglo XIX. Los centros de datos ya absorben cerca del 2,5% de la red eléctrica estadounidense, y la inteligencia artificial está sobrealimentando el crecimiento. Muchos de los problemas inmediatos que crean estos avances tienen solución, pero la demanda a largo plazo plantea un verdadero enigma.
Los megaplexos que albergan servidores informáticos en red pueden consumir tanta energía como la que produce una pequeña central nuclear. El Boston Consulting Group dijo en septiembre que estas instalaciones que procesan y almacenan cantidades ingentes de datos podrían representar hasta el 7,5% del consumo eléctrico estadounidense en 2030. Su construcción también es costosa. Microsoft, por ejemplo, espera empezar a invertir unos 50.000 millones de dólares (47.000 millones de euros, al cambio actual) al año en gasto de capital, gran parte del cual se destinarán a entrenar y ejecutar sistemas de aprendizaje automático.
La carrera está en marcha para averiguar cómo y dónde acumular los centros de datos necesarios. Amazon acordó el mes pasado comprar un campus adyacente a una central nuclear de Pensilvania por 650 millones de dólares. Es una solución más rápida que construir desde cero, ya que los permisos para nuevas líneas de transmisión suelen tardar años y probablemente una década para una instalación nuclear.
Redirigir la capacidad existente no satisfará la creciente demanda, razón por la cual las empresas también están invirtiendo mucho en energía solar, la fuente más barata disponible. En enero, la surcoreana Qcells dijo que suministraría a Microsoft 12 gigavatios de paneles solares y servicios asociados durante ocho años.
Los centros de datos amenazan con sobrecargar los servicios públicos. Tras una década de demanda de electricidad prácticamente estancada por el aumento de la eficiencia, se espera que la demanda máxima crezca un 5% en los próximos cinco años, según estimaciones de la Comisión Federal Reguladora de la Energía de Estados Unidos.
El aumento debería de ser manejable. Desde los años cincuenta hasta los setenta, el crecimiento demográfico aumentó la demanda de electricidad un 5% anual. La construcción de líneas de transmisión se ha vuelto más difícil y lenta, pero mantener las luces encendidas es valioso, lo cual debería de ayudar a los políticos a ver con claridad la posibilidad de reducir los obstáculos a la concesión de permisos.
Sin embargo, equivocarse en las previsiones sale caro. Cuando la demanda de electricidad se ralentizó en los años ochenta, se cerraron muchas centrales nucleares a medio construir, lo que supuso enormes facturas para los clientes de las eléctricas. Y la adopción de tecnología también es especialmente difícil de prever.
A finales de los noventa, el rápido crecimiento de internet dio lugar a estimaciones muy inexactas, como la idea de que la informática consumiría la mitad de la electricidad del país en 2020. El tráfico web creció más despacio de lo previsto, mientras que el aumento de eficiencia hizo que la potencia de cálculo y el almacenamiento se aceleraran más que las necesidades de electricidad. Lo mismo puede ocurrir con la inteligencia artificial y hacer que la costosa historia tecnológica rime.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías
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