Polonia y el euro: un arduo y largo camino
Adoptar la moneda única podría ayudarla en algún momento, pero por ahora no es imprescindible
Sería razonable esperar que el coautor de un destacado informe de 2015 sobre “la culminación de la unión económica y monetaria de Europa” incluyera su país en la lista de candidatos a ingresar en la zona euro. Donald Tusk, que ha recuperado el cargo de primer ministro de Polonia que había ocupado en 2007-14, puede, empero, tener otras prioridades.
Los argumentos económicos para que Polonia adopte el euro son sólidos. Exporta el equivalente al 63% de su PIB, y el 75% de su comercio es con la UE. Los exportadores se han beneficiado de la caída del 9,5% del zloty frente al euro desde que Varsovia ingresó en la Unión en 2004. Pero la volatilidad de su moneda ha sido un problema. Su valor frente al euro ha sido hasta un 26% inferior y hasta un 12% superior al actual. Estas fluctuaciones crean incertidumbre y elevan los costes de transacción para las empresas. Los tratados europeos obligan además a Polonia a incorporarse a la zona euro en algún momento, pero la decisión de solicitarlo queda en manos de los Gobiernos. Otros que se niegan son Suecia y Chequia.
Después de que el anterior Gobierno polaco, de derechas, se enzarzara durante años con Bruselas sobre cuestiones relacionadas con el Estado de derecho, Tusk hizo campaña por acercarse a Europa. Pero la adhesión a la unión monetaria no formaba parte de su programa. No todos los partidos de su coalición están de acuerdo en esta cuestión crucial. Y necesitaría un cambio en la Constitución que requiere una mayoría parlamentaria de dos tercios, de la que no dispone. Además, una mayoría significativa de polacos sigue oponiéndose a abandonar el zloty.
De momento, Tusk tiene otras prioridades. Quiere dar marcha atrás en varias de las políticas de sus predecesores que enemistaron a la UE, en temas como la independencia del poder judicial. Eso le permitiría reclamar su parte íntegra de los fondos de recuperación y resiliencia de la UE, que incluyen unos 25.000 millones en subvenciones. Tusk también tiene que hacer frente a un déficit que se espera alcance casi el 5% este año.
Así que la adhesión a la unión monetaria puede no ser una prioridad en su agenda. Además, a Polonia no le ha ido tan mal en la UE. Su PIB per cápita se ha doblado en términos reales e incluso supera al de Portugal. Adoptar el euro podría ayudarla en algún momento. Por ahora no es imprescindible.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías
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