Boeing: la calidad debe ser estructural
Su respuesta inicial a la crisis del 737 Max ha sido aumentar las inspecciones, pero ese no es el enfoque adecuado
La pérdida en pleno vuelo de un panel del fuselaje de un 737 Max de Alaska Airlines a principios de año ha suscitado costosas preocupaciones en Boeing. Su respuesta inicial ha sido aumentar las inspecciones, pero el gurú de la gestión W. Edwards Deming dijo que esa no es el área en la que hacer hincapié.
Deming, ingeniero y estadístico, vio cómo sus ideas se adoptaban en el Japón de la posguerra. Insistía en que la calidad, como mentalidad y no como idea de última hora, reportaba mayores dividendos. Menos errores significan menos despilfarro de recursos y mayor retorno de la producción. El camino hacia la excelencia pasaba por el orgullo en el trabajo, la instrucción más que los objetivos numéricos, y el fomento de la confianza entre trabajadores, directivos y clientes.
Esto puede ser más difícil de aplicar en un mercado cada vez más feroz, dominado por la cuenta de resultados y en el que los empleados son fácilmente despedidos, pero Boeing se acercó en su día a Deming. El desplome en Bolsa, de unos 30.000 millones de dólares, o el 18%, en este mes, es una buena razón para que el jefe, David Calhoun, vuelva a leer a Deming, cuyos métodos ayudaron a los exportadores nipones a pasar de juguetes baratos a prácticos automóviles.
Deming destiló su teoría en 14 puntos, entre ellos “dejar de depender de la inspección para lograr la calidad”. Las inspecciones pueden dar una idea de si una fábrica está a la altura y reducir el número de productos defectuosos que llegan a los usuarios, pero los inspectores no pueden detectar todos los errores. En el peor de los casos, añaden riesgo moral si los empleados llegan a creer que el trabajo chapucero es problema de otros.
Así que la primera reacción de Boeing parece mal orientada. Dijo que abriría las fábricas a los clientes, contrataría más inspectores de calidad y vigilaría de cerca al subcontratista Spirit AeroSystems. Sería mejor mejorar los procesos, por ejemplo, redistribuyendo al personal de control de calidad para ayudar a los supervisores a formar a los trabajadores y garantizar que se siguen los procedimientos. Boeing está empezando a tomar medidas adicionales, como nombrar al almirante Kirkland Donald para evaluar la calidad. El exjefe del Programa de Propulsión Nuclear Naval federal entenderá de ingeniería compleja y de riesgos. Si es un devoto de Deming, tanto mejor.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías
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