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Las claves
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Los gigantes de internet que se aprovechan, pero no obligan, y las paradojas espacio-temporal-energéticas de la cumbre del clima

Google y otras tecnológicas explotan su posición, pero siempre se puede escapar de ellas

CINCO DÍAS
Logo de Google en su oficina de Zúrich (Suiza).
Logo de Google en su oficina de Zúrich (Suiza).ARND WIEGMANN (REUTERS)

Poca gente conoce el navegador Brave, aunque se basa en la estructura de Google Chrome, Chromium, y ofrece mayor privacidad (al menos eso promete) y más velocidad de uso. Quizá tenga algo que ver que el navegador por defecto de los móviles Android es Chrome, y que, mientras un programa informático funcione medianamente bien, la gente no se complica la vida instalando otro. Sí ocurre que los usuarios valoran bastante más Firefox o Chrome que Edge, el que instala Microsoft con Windows por defecto, y ahí sí hacen el esfuerzo.

Del mismo modo, el buscador Google sigue siendo bastante mejor que los más conocidos de la competencia; pero quizá haya alguno del que no hemos oído hablar, como ocurre con Brave entre los navegadores. Los antimonopolio darán y quitarán razones, pero si bien es cierto que las grandes empresas de internet se aprovechan de su posición para fomentar el uso de sus productos, también es verdad que la red de redes es infinita, y que basta con poner algo de interés para encontrar alternativas mejores o, al menos, distintas. Por cierto, échenle un ojo a Brave.

También en la disciplinada Austria hay colapsos inmobiliarios

Resulta hasta cierto punto un consuelo que también en la disciplinada Centroeuropa haya colapsos inmobiliarios como el del gigante austriaco Signa. En Suecia también tienen problemas, y puede que los haya a su vez en el país organizado por antonomasia, Alemania, ante la rápida subida de los tipos de interés, que está deteriorando el valor de los inmuebles.

La industria española, que ya atravesó una crisis profunda hace más de una década, está mucho más saneada que entonces, y observa la normalización monetaria con cierta tranquilidad. Pero sí que puede haber perturbaciones a partir del año que viene.

Las comunidades de casas para mayores, una fórmula con futuro

No debería hacer falta explicar por qué es mejor que las personas mayores sigan viviendo donde han desarrollado su vida, en vez de en una residencia, aunque en ocasiones a las familias no les quede otro remedio, por razones económicas. Las comunidades de viviendas con servicios pensados para ellos son una fórmula intermedia: por un lado, es verdad que les facilitan la vida, pero por otro pueden producir un cierto aislamiento de la realidad, en la que hay gente de todas las edades y circunstancias. Sea como fuere, el inmobiliario para séniors –con cierto poder adquisitivo– es un negocio de futuro, y en España hay previstas 3.229 casas de este tipo, por una inversión total de 500 millones, según un estudio de Atlas Real Estate Analytics.

La frase del día

“Me gustaría a emular a Clement Attlee, Margaret Thatcher y Tony Blair trayendo un cambio radical. Thatcher tenía un plan para el empresariado. No significa que esté de acuerdo con lo que hizo, pero no creo que nadie pueda sugerir que no tenía un sentido del propósito”

Keir Starmer, líder de los laboristas británicos

La cumbre del clima, un cúmulo de paradojas espacio-temporal-energéticas

La cumbre del clima COP28, que se celebra en Dubái, es un cúmulo de paradojas: desde el hecho de que se celebre en un país gran productor de petróleo, hasta el creciente número de asistentes que acuden a estas reuniones –bastantes en jets privados–, entre ellos el CEO de una de las mayores petroleras mundiales, Exxon, pasando por el anuncio de que Brasil se unirá a la OPEP+, el grupo ampliado de productores de crudo. Aunque Lula da Silva (que reemplazó Jair Bolsonaro) asegure que no va a entrar en el núcleo duro, y que quiere apoyar el giro ecológico desde dentro del enemigo (Groucho Marx diría que nunca pertenecería a un club que aceptara como socio a alguien como él), es una señal más de que la transición suele dar dos pasos adelante y uno atrás.

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