La gran autodecepción de Siemens Energy
Para situar justa y adecuadamente la “gran decepción” de los resultados de Siemens Gamesa, hay que recordar cómo era la compañía antes de 2017
Las pérdidas históricas que Siemens Energy anunció ayer, concentradas en su filial al 100% Siemens Gamesa y en llamativo contraste con el “excelente” desempeño del resto del negocio del grupo alemán, han obligado a la compañía a pergeñar un plan financiero de 15.000 millones de euros, de los cuales 7.500 millones serán avalados por el Gobierno alemán. La mayoría de esos créditos procederá de un consorcio de bancos, al que hay que sumar un segundo consorcio liderado por Deutsche Bank, con una aportación mucho menor, y un acuerdo de Siemens Energy con Siemens AG para cubrir impagos mediante pignoración de acciones y aplazamientos. Además, el grupo ha reconocido que negocia con varios países –entre ellos, España– para avalar préstamos por unos 3.000 millones.
Las sustanciosas pérdidas de Siemens Gamesa, de 4.347 millones de euros, constituyen casi el consolidado de su matriz y son, en palabras de Christian Bruch, presidente y CEO de Siemens Energy, “una enorme decepción”. Una expresión proporcional a la magnitud de esos números rojos, lastrados por los problemas de la turbina terrestre 5.X y de los que Simens Gamesa no prevé salir hasta 2026, pero que pueden sugerir también un cierto distanciamiento de la cúpula del grupo respecto a la crisis de su filial.
Para situar justa y adecuadamente la “gran decepción” que suponen los resultados de Siemens Gamesa, hay que echar la vista atrás y recordar cómo era la gestión de la compañía antes de 2017, año en que fue adquirida por el grupo alemán con el objetivo de crear el segundo grupo eólico mundial. En el ejercicio anterior a la fusión, Gamesa cerró sus cuentas con un beneficio neto de 301 millones de euros, un 77% más que en 2015, fruto del desempeño bien saneado e internacionalizado de la española.
Desde entonces, la empresa ha sufrido muchos cambios, y no para mejor. El grupo alemán renovó su cúpula y sustituyó a sus antiguos directivos por nombres de su confianza, entre ellos tres consejeros delegados alemanes. Además, ha tenido que realizar varios profit warning, el último de los cuales fue provocado por los fallos de las turbinas con la plataforma onshore 5X que la compañía empezó a comercializar en 2019, dos años después de la fusión.
Siemens Gamesa tiene en España nueve fábricas y 4.600 trabajadores, razones de peso suficiente como para respaldar a la compañía alemana en su plan financiero. Pero ello no debería servir para olvidar de quién es la responsabilidad de la crisis que vive hoy la empresa, como tampoco para ignorar el hecho de que la “gran decepción” de Siemens Energy es en realidad una gran autodecepción.
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