_
_
_
_
A fondo
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La no reforma del mercado eléctrico europeo: una gran oportunidad para España

Podría ser el principal destino de inversión industrial de Europa, pero cuenta con dos enemigos: inseguridad jurídica y burocracia

José Carlos Díez
red electrica españa
efe

El primer gran éxito de la presidencia española de la Unión ha sido el acuerdo sobre la reforma del mercado eléctrico. España fue el país más activo en el último año y medio para acabar con el sistema marginalista de precios que se mantiene intacto. El acuerdo permite a Francia seguir con su energía nuclear y hacer una transición ordenada a las renovables, y a Alemania seguir quemando carbón y siendo el país europeo que más dióxido carbono emite. Paradójicamente, España es el país que más se puede beneficiar de esta regulación europea y del sistema marginalista de precios para asignar las nuevas inversiones industriales de manera eficiente en toda Europa.

En los años ochenta España hizo una buena regulación con la creación de Red Eléctrica y realizó un enorme esfuerzo público y privado de desarrollo de red eléctrica. En los años noventa, volvió a acertar apostando decididamente por la energía eólica, y se ha desarrollado una industria con tecnología e ingeniería 100% española que es líder mundial. En fotovoltaica cometimos excesos cuando la tecnología era aún inmadura, y luego perdimos unos años preciosos por errores de regulación. Pero hoy instalamos unos ocho gigavatios al año, incluyendo dos de autoconsumo, en breve superará al gas en potencia instalada y el año que viene a la eólica.

Las placas cuestan lo mismo en toda Europa, pero nosotros tenemos el doble de horas de sol que nuestros competidores, por lo tanto, el coste de generar electricidad fotovoltaica en España es el más bajo y más competitivo de Europa. Desde la revolución industrial en el siglo XVIII, el país siempre ha tenido una electricidad más cara y menos abundante que nuestros socios europeos y eso explica, en buena medida, nuestro atraso industrial.

El fenómeno comenzó tras la pandemia, pero en los medios de comunicación se ha asociado a los subsidios de los fondos europeos. Si todos los países europeos tienen fondos europeos, ¿por qué cada día vemos noticias en los medios de empresas europeas, estadounidenses y chinas anunciando inversiones millonarias que crearán miles de empleos en España? La mayoría de ellas se deben a la posibilidad de cerrar un contrato estable de electricidad a largo plazo a costes muy inferiores a los de Francia, Alemania o Polonia y la Europa del Este.

España tiene todo a favor para ser el principal destino de inversión industrial de Europa, solo hace falta un plan de desarrollo de red para permitir que esas localizaciones industriales accedan a la red de alta tensión. Y las principales amenazas son la burocracia y la inseguridad jurídica. La burocracia se ha adueñado de la Administración Pública española y el sector eléctrico sufre también sus consecuencias. El Gobierno ya ha anunciado leyes que permitan la concesión con una simple declaración responsable de un operador que demuestra experiencia y rigor técnico para ejecutar el proyecto, como sucede en EEUU o en nuestro vecino Portugal, que nos ha pasado por la derecha, por el centro y por la izquierda en desarrollo de renovables y movilidad eléctrica.

Exanne, el bróker francés de BNP, hace una encuesta trimestral a inversores sobre seguridad jurídica para invertir en renovables y España lidera sistemáticamente el ranking como país más inseguro en Europa. Con las mejores condiciones de sol, si además tuviéramos seguridad jurídica, el boom sería infinitamente mayor. Llevamos desde 2012 incumpliendo sus contratos, impagando los compromisos, cambiándoles la regulación de manera aleatoria, cambiado la regulación de acceso al pool mayorista, poniendo impuestos extraordinarios y tardando años en permitirles conectar sus plantas a la red con la inversión ya comprometida.

Red Eléctrica, que fue un ejemplo de eficiencia y de capacidad de ejecución de inversiones, se ha contagiado de la burocracia y la ineficacia reinante, como sucede en el resto de organismos de desarrollo de infraestructuras del Estado español. De ser el país que más y mejor ejecutaba los fondos europeos en los años ochenta y noventa, a dejar sin ejecutar más de 30.000 millones en el pasado sexenio. Este organismo es clave en el desarrollo industrial y es necesario que ejecute red sin descanso. Hay puntos de acceso a la red de alta tensión asignados a empresas que no tienen ni la capacidad ni el dinero para desarrollar la inversión, su concesión ha vencido y habría que liberarlas y volverlas a sacar al mercado.

La mayor área de desarrollo industrial en España está siendo el corredor del Henares en Guadalajara y la Sagra en Toledo, aprovechando el desarrollo de Madrid, pero el suelo escasea y es caro. Entre Ocaña y Tarancón hay millones de metros cuadrados de suelo industrial a precios muy competitivos y con inversiones en firme para crear miles de empleos. ¿Qué falta? Qué Red Eléctrica instale un cable de alta tensión en la zona y que las empresas eléctricas desarrollen red para conectar las nuevas fábricas a esa infraestructura de alta tensión. Y lo mismo sucede en Extremadura, Andalucía, Castilla y León, etc. ¿Cuál es el problema? Burocracia e inseguridad jurídica en la regulación de retribución de las redes privadas.

Julio César recomendaba remar cuando el viento va a tu favor, y es el momento de que España se ponga a remar. Nuestros parados y jóvenes con salarios precarios se lo merecen.

José Carlos Díez es profesor de Economía de la Universidad de Alcalá

Sigue toda la información de Cinco Días en Facebook, X y Linkedin, o en nuestra newsletter Agenda de Cinco Días

Más información

Archivado En

_
_