_
_
_
_
A fondo
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Guerras, Bolsas y crisis presupuestarias

Las tensiones de republicanos y demócratas en EEUU para alcanzar un acuerdo sobre el gasto público se vivieron también el año de la guerra del Golfo

Juan Ignacio Crespo
Joe Biden
Joseph Biden, presidente de EEUU.JIM LO SCALZO (EFE)

Estamos a 16 días de que venza el período de gracia que se dieron a sí mismos los congresistas demócratas y republicanos para alcanzar un acuerdo sobre el gasto público en el año fiscal que comenzó en EEUU el 1 de octubre pasado. Ha transcurrido un mes del mes y medio que se dieron de plazo para alcanzar un acuerdo y, en él, las cosas empeoraron sensiblemente para después mejorar y volver prácticamente a la situación de partida.

El empeoramiento se manifestó con la votación en que un grupo de congresistas republicanos díscolos se unieron a los demócratas para desautorizar (por haber acordado el período de gracia) y descabalgar al republicano Kevin McCarthy de la presidencia de la Cámara de Representantes.

En las siguientes semanas, el bando republicano y, en parte, la propia Cámara, también, ha estado sumido en un caos por la falta de speaker para presidirla. Finalmente, han alcanzado un acuerdo en el seno del grupo parlamentario que tiene la mayoría y la Cámara de Representantes ya tiene un nuevo presidente (Mike Johnson, republicano), aunque es dudoso pensar que con estas peripecias los dos grupos políticos hayan sido capaces de avanzar mucho en la vía de alcanzar un acuerdo que permita evitar un cierre parcial de la Administración de EEUU a partir del día 17 de noviembre.

Para esa fecha límite estará un poco más claro si la guerra entre Hamás e Israel podría involucrar o no o de manera directa a otros países de la zona, cosa que en esta página hemos considerado desde el principio muy improbable. Como síntoma de esa improbabilidad veníamos diciendo que el precio del petróleo no subiría de la manera desaforada que se pudo haber pensado por muchos en el mismo fin de semana en que se produjo el ataque por sorpresa de Hamás a Israel. Es más, a poco que la tensión o la expectativa de guerra generalizada disminuyera, creíamos que el precio del petróleo bajaría.

De momento, la subida de precio del barril de Brent sigue sin superar el nivel máximo del año (alcanzado a finales de septiembre: está 10 dólares más bajo que entonces) y está solo dos dólares más caro que el día previo al inicio de la guerra.

En la parte transcurrida de 2023, el precio del Brent ha subido solo un 0,5%, y está un 5,64% más bajo que hace 12 meses.

Se da la circunstancia de que hubo un año en el que, también, una guerra en Oriente Medio se combinó con tensiones entre republicanos y demócratas. La guerra no fue otra que la que provocó Saddam Hussein con la invasión de Kuwait el 2 de agosto de 1990, a la que respondieron EEUU y sus aliados el 17 de enero de 1991.

Lo curioso es que, en plena crisis geoestratégica provocada por ese acontecimiento, en EEUU aún les quedó tiempo y humor para una buena refriega presupuestaria, en aquella ocasión provocada por la decisión del presidente George H. W. Bush (es decir, Bush padre) de vetar cualquier resolución que no fuera acompañada de una reducción del déficit público.

Hay que tener en cuenta que, en aquel momento, y a diferencia de ahora, el Partido Demócrata tenía una holgada mayoría en las dos cámaras que forman el Congreso de EEUU, con lo que la pelea se sustanció en un enfrentamiento entre la Cámara de Representantes y el Senado, por una parte, y el presidente de EEUU, por otra.

Los demócratas de la Cámara de Representantes intentaron varias jugadas con las que superar el veto del presidente, pero fracasaron, por lo que millones de trabajadores de la Administración de EEUU tuvieron que irse a su casa y quedarse sin empleo entre el 5 y el 9 de octubre de 1990. Finalmente, el asunto se saldó con un acuerdo de las dos cámaras por el que le presentaban al presidente un presupuesto con reducción del déficit, que, tras estampar George Bush su firma, se convirtió en ley, pudiendo los empleados públicos volver al trabajo.

Existe otro paralelismo curioso entre lo sucedido en 1990 y lo sucedido en 2023, pues con la invasión de Kuwait, que se produjo el 2 de agosto de ese año, las Bolsas aceleraron una caída que se había iniciado quince días antes (el 17 de julio) desde su nivel más alto del año, y ya no consiguieron recuperarlo hasta el año siguiente. En esta ocasión, las Bolsas están sufriendo un proceso similar: el máximo del año 2023 lo ha alcanzado el índice S&P 500 el pasado 31 de julio. Para estas mismas fechas de inicio de noviembre, en 1990, la combinación de la crisis presupuestaria y la geoestratégica le habían provocado al índice una caída máxima del 20%, mientras que en 2023 la caída comparable ha superado ligeramente el 10%.

Naturalmente, por muy grave que pueda parecer hoy la situación de la guerra en Oriente Medio, la de entonces supuso una movilización de recursos bélicos por parte de EEUU de dimensiones muy superiores. En aquel caso, Israel solo se vio afectada por el lanzamiento de algún misil desde Iraq.

El precio del petróleo, en esta ocasión, ha tenido, por ahora, un repunte máximo del 9%, mientras que entonces llegó a subir hasta un 90%. Se ve claramente que tanto las Bolsas como el precio del petróleo hicieron entonces una valoración mucho más severa de la situación. Lo probable es que siga siendo así.

Juan Ignacio Crespo es estadístico del Estado y analista financiero

Sigue toda la información de Cinco Días en Facebook, X y Linkedin, o en nuestra newsletter Agenda de Cinco Días

Más información

Archivado En

_
_