La OPV de Arm depende de algo más que del apoyo de las ‘big tech’
Deberá ganarse a los institucionales para alcanzar los 60.000-70.000 millones de dólares a los que aspira
Arm está pidiendo ayuda a sus amigos de las grandes tecnológicas para su oferta pública de venta. El diseñador de chips, con sede en el Reino Unido, podría vender acciones a grandes clientes como Nvidia, Apple y Amazon como parte de una salida a Bolsa en Estados Unidos que podría recaudar entre 8.000 y 10.000 millones de dólares. Sin embargo, un apoyo de tan alto nivel puede no ser tan decisivo como parece.
Propiedad del grupo japonés SoftBank, prevé salir cotizar en Nasdaq a principios de septiembre. El consejero delegado, Rene Haas, está hablando con Amazon para que se una a otras tecnológicas e invierta en la compañía antes de la OPV, informó Reuters la semana pasada, citando a fuentes familiarizadas con el asunto. Arm ha mantenido conversaciones con al menos 10 tecnológicas, entre ellas Intel, Alphabet, Microsoft, TSMC y Samsung. Estos inversores no obtendrían ningún puesto en el consejo ni control.
Ello consolidaría las relaciones con empresas como Alphabet, propietaria de Google, y Microsoft, que utilizan los diseños de Arm como núcleo de sus semiconductores. El respaldo de algunas de las mayores empresas tecnológicas del mundo también supondría un útil impulso de marketing.
Convertir a los clientes en inversores no es una idea nueva en el negocio de los chips. En 2012, la taiwanesa TSMC adquirió una participación del 5% en ASML como parte de un paquete para financiar la investigación del fabricante holandés de máquinas de semiconductores.
La entrada de grandes accionistas antes de una salida a Bolsa también es habitual. Los denominados inversores de referencia contribuyen a respaldar una valoración y a sostener los precios mediante la absorción de acciones. Esto es especialmente útil para las empresas que salen a Bolsa en mercados agitados. Mobileye, la unidad de conducción autónoma de Intel, incorporó a la firma de capital riesgo General Atlantic como patrocinador antes de su salida a Bolsa el año pasado. Sus acciones siguen cotizando un 82% por encima de su precio de emisión.
Sin embargo, es probable que los beneficios financieros para Arm sean pequeños. Las inversiones de las grandes empresas tecnológicas corren el riesgo de ser examinadas por los reguladores antimonopolio, que ya bloquearon la compra de Arm por Nvidia, especialista en chips.
Una forma de evitar largas revisiones es mantener las transacciones por debajo del umbral de 111,4 millones de dólares fijado por la Comisión Federal de Comercio de EE UU para informar de las operaciones. En ese caso, 10 grandes clientes aportarían en conjunto poco más de 1.000 millones.
Arm y su propietario, el grupo japonés SoftBank, tendrán que ganarse a los grandes inversores institucionales. De media, sus homólogas cotizadas Nvidia, Synopsys y Cadence Design Systems están valoradas en 29 veces su ebitda previsto para 2024. Aplicando el mismo múltiplo a los 1.400 millones de dólares de ebitda que los analistas de Bernstein estiman que generará Arm en el mismo ejercicio, la empresa de Cambridge vale 41.000 millones de dólares, deuda incluida. Una cifra muy inferior a los entre 60.000 y 70.000 millones a los que aspira Arm, según Bloomberg (SoftBank la compró por 32.000 millones en 2016). Arm necesitará algo más que clientes de apoyo para acercarse a ese objetivo.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías
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