Un sí a la independencia ...y un pero a la competencia en la banca
El Banco de España señalaba recientemente la concentración del sector como uno de los motivos que explican la lentitud en mejorar la remuneración del ahorro
La resistencia que muestra la gran banca española a volver a remunerar las cuentas y los depósitos en un entorno de alzas de tipos de interés y generosos márgenes de negocio amenaza con abrir un nuevo frente de tensión entre el Gobierno y el sector financiero, el cual reivindica su lícita independencia a la hora de tomar decisiones de política comercial. Como señalaba ayer César González-Bueno, consejero delegado del Banco Sabadell, en la segunda jornada del foro organizado por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, “los depósitos subirán por competencia, no porque lo diga Calviño”, en alusión a las críticas vertidas este lunes y en el mismo foro por la vicepresidenta primera del Gobierno respecto a la reticencia de la gran banca a mejorar la remuneración del ahorro de sus clientes.
González-Bueno tiene razón al recordar que la política de precios del sector no es decisión del Ejecutivo, sino de cada banco, pero su afirmación sobre el papel que juega la competencia en este terreno y dentro del contexto de la gran banca española resulta bastante más discutible. El propio Banco de España señalaba recientemente la concentración del sector bancario en España como uno de los motivos que explican que las grandes entidades parezcan decididas a aguantar todo lo que puedan antes de trasladar al ahorro las alzas de tipos de interés, en claro contraste con lo que está ocurriendo en el resto de entidades europeas. En abril, último dato disponible del BCE, la banca española pagó de media un 1,33% a los hogares por los nuevos depósitos a plazos de hasta un año, una rentabilidad muy alejada del 2,27% que se registró de media en la zona euro.
La guerra por el ahorro en España no tiene, por tanto, visos de despegar, al menos de momento, más allá de las ofertas lanzadas por bancos con menor cuota de mercado y muy lejos de los años en que la batalla por los depósitos focalizaba la estrategia comercial de las grandes entidades.
Aunque es cierto que la política de concentración de la banca ha sido auspiciada por la propia Europa en su estrategia por reforzar la solvencia y fortaleza del sector tras la última gran crisis financiera y no se puede achacar precisamente a la iniciativa de las entidades, la realidad es que a día de hoy el traslado de la política monetaria al ahorro de las familias constituye una decisión en la que la competencia no juega un papel muy destacado. Es más bien la imagen de la banca la que puede ganar enteros con esa estrategia, y hacerlo en un momento en el que los hogares españoles sufren de forma creciente el aumento de las cargas financieras en sus rentas.
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