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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El capital riesgo y el maquillaje del plástico

Los fondos intentan disimular sus contaminantes inversiones apostando por el reciclaje

Vertedero de Komurcuoda, a las afueras de Estambul, en enero pasado.
Vertedero de Komurcuoda, a las afueras de Estambul, en enero pasado.SEDAT SUNA (EFE)

Los titanes del capital riesgo tienen una peligrosa historia de amor con el plástico. Tras invertir más de 15.000 millones de dólares en activos de envases contaminantes en la última década, fondos como Apollo, Carlyle y Triton tratan de hacer más ecológicas sus tesis de inversión apostando por los envoltorios reciclables. Pero la incapacidad mundial para reprocesar el plástico usado hace que la estrategia pueda ser contraproducente.

Según Allied Market Research, se espera que el mercado de envases alcance los 1,5 billones en 2031. El segmento de los de plástico, según otro estudio alcanzará los 484.000 millones en 2029, o sea, un tercio. Los consumidores y las empresas se han vuelto adictos a los polímeros baratos y duraderos basados en combustibles fósiles para fabricar tarrinas, film transparente y bandejas para alimentos, medicamentos y equipos médicos.

Pese a la ralentización general de las operaciones en 2023, la actividad de fusiones en los envases de plástico sigue en auge. El capital riesgo Leonard Green & Partners acordó el miércoles vender una participación significativa en ProMach (de EE UU), que podría estar valorada en 5.000 millones, a BDT Capital Partners, del banquero Byron Trott. El grupo de compras francés Wendel está explorando opciones para la austriaca Constantia Flexibles, de 2.000 millones de euros, que presta servicios a las farmacéuticas. Y 3i, que cotiza en Londres, podría iniciar pronto la venta de Weener Plastics, con sede en Países Bajos, según dos fuentes bancarias.

No todos los activos plásticos son iguales. Las empresas centradas en materiales versátiles que, en principio, son fáciles de reciclar, como el tereftalato de polietileno, muy utilizado para las botellas de refrescos, tienen más demanda. Estos activos pueden valorarse en 10 veces su ebitda en una venta, dicen los banqueros, mejor que el múltiplo de 7 asignado a cotizadas como Sealed Air y Sonoco. Pero las empresas que dependen de materiales más difíciles de reprocesar, como el poliestireno usado para vasos de espuma plástica o bandejas de carne, solo obtendrán múltiplos de un dígito bajo.

La sensibilidad de los inversores ante ciertos compuestos es legítima. La UE exige que todos los envases de plástico sean reciclables de aquí a 2030, lo que significa que algunos envoltorios quedarán fuera del mercado. Y el capital riesgo quiere estar en el lado bueno de la transición. Pero usar parámetros de reciclado para valorar los activos de envases es delirante: según la OCDE, solo el 9% de los residuos plásticos del mundo se reprocesan. La mayor parte acaba en vertederos, se incinera o se tira. El reciclado de estos residuos es caro, complejo y da lugar a productos de menor calidad que los fabricados con plástico virgen.

Los intentos del capital riesgo de maquillar sus operaciones pueden funcionar a la corta. Pero a medida que aumente la contaminación por plásticos, la actitud de los inversores puede cambiar.

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