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La tribuna de los fondos
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

‘Keep calm’...y permanece invertido

Mantener la tranquilidad en periodos de incertidumbre y no adoptar decisiones radicales ayuda a alcanzar los objetivos de inversión a largo plazo

Bolsa
El principal selectivo español, el IBEX 35.Altea Tejido (EFE)

Cerramos el mes de abril con una cierta vuelta a la normalidad en términos de estabilidad en los mercados financieros. Marzo trajo vacilación y algunas pérdidas en los mercados de capitales provocadas por la tensión en el sector bancario. Las acciones de este sector en Europa cayeron en dos semanas en torno a un 18%. Hoy, gran parte de la caída se ha recuperado. Los niveles de volatilidad, medidos a través del índice VIX, se encuentran en lecturas muy bajas, no vistos desde finales de 2021. Incluso el MOVE, el indicador que mide la volatilidad en los movimientos de los tipos de interés, se está relajando. Las acciones se recuperan, los bonos gubernamentales, que volvieron a actuar como activo refugio, ponen el foco en los fundamentales y recuperan niveles de tires más propios del nivel del ciclo económico en que nos encontramos.

Los mercados financieros no descansan y vuelven a concentrarse en la inflación y el crecimiento económico, esa dicotomía recurrente desde que la primera se disparó con la reapertura económica poscovid. Los bancos centrales adoptaron la decisión de endurecer las condiciones financieras para poder controlar la inflación hace un año. Ese es, aproximadamente, el tiempo que cuesta que un endurecimiento de estas características tenga impactos económicos significativos y, efectivamente, están surgiendo señales de que los efectos se están produciendo. El hecho de que uno de estos efectos haya tenido al sector financiero en el eje supone que el flujo de crédito hacia empresas y particulares se está ralentizando, porque los bancos eligen otorgar menos préstamos, ser más selectivos y aplicar tipos de interés más elevados, todo ello con el fin de mejorar su posición de liquidez.

La parte positiva de esta tirantez de los mercados financieros y de que los bancos sean más selectivos es que esto facilita el trabajo a los bancos centrales a la hora de enfriar la economía. Además, les acerca a ese máximo en los tipos de interés que quieren alcanzar con el propósito de controlar una inflación que está ya remitiendo. Es verdad que sigue habiendo ciertos componentes de la inflación que ven sus efectos con cierto decalaje y que continua la incertidumbre sobre dónde se colocará la inflación en el medio plazo. Pero parece que lo peor ha pasado en ese aspecto.

Conviene reflexionar sobre el comportamiento de los inversores en momentos de estrés. La heurística de disponibilidad es un atajo cognitivo que utilizamos para hacer juicios o estimaciones basados en la facilidad con la que podemos recordar o imaginar un evento o situación similar. Tendemos a sobrestimar la frecuencia o probabilidad de eventos que son más fáciles de recordar o que han sido más publicitados en los medios de comunicación, y subestimamos la frecuencia o probabilidad de eventos que son menos accesibles en nuestra memoria.

La mente nos juega malas pasadas, nos toca luchar contra esos animal spirits que nos hacen reaccionar ante sentimientos de miedo y euforia sobreactuando y haciendo daño a nuestra cartera de inversiones. El miedo nos hace dibujar escenarios catastrofistas y nos lleva a sobredimensionar las probabilidades de que esto suceda. Si esto se quedara en nuestra mente, no pasaría de ser un mal trago difícil de evitar. El problema viene cuando trasladamos esa apreciación a nuestra cartera de inversiones. Nos hace tomar decisiones de inversión que buscan apaciguar esa ansiedad provocada por la ausencia de certeza y la inseguridad que trae la falta de visibilidad. En ese momento de tensión, el inversor está dispuesto a renunciar a ganancias con tal de no perder más patrimonio, lo que le lleva a claudicar en el peor momento de mercado.

Retrotraernos a la crisis financiera de 2008 frente a esta tensión de los mercados financieros ha sido muy prematuro y aventurado. Los bancos europeos se encuentran hoy en una situación mucho más sólida que hace quince años, precisamente porque aprendimos de esa crisis y se pusieron medidas para no repetir los mismos errores.

Ante los vaivenes de los mercados financieros –por su propia condición, caracterizados por la falta certidumbre–me viene a la mente el famoso e icónico cartel que el Gobierno británico creó en 1939 durante los inicios de la Segunda Guerra Mundial: “Keep Calm and Carry On” (“Mantén la calma y sigue adelante”). Fue diseñado para levantar la moral del pueblo ante los ataques masivos que se preveían sobre algunas ciudades importantes. El cartel nunca fue utilizado y se descubrió en el año 2000. Paradójicamente, se hizo famoso y fue reutilizado por la cultura pop y adaptado a infinidad de contextos.

Mantener la calma en periodos de incertidumbre y no adoptar decisiones radicales en momentos de volatilidad y falta de visibilidad es una receta que nos ayudará a alcanzar nuestros objetivos financieros a largo plazo. “Keep calm and stay invested” (Mantén la calma y permanece invertido).

Javier Navarro es gestor de fondos en Abante

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