Crisis bancaria: vulnerabilidades en un escenario de recesión
Los inversores escudriñan los balances de las entidades para discernir si tienen demasiados bonos a largo plazo o préstamos a tipos fijos
En los primeros 18 días de marzo, la pérdida de capitalización bursátil de los bancos de EE UU fue de 229.000 millones. Muchas entidades financieras están lastradas con bonos a largo plazo. Su valor ha disminuido debido al aumento en un año de la tasa de fondos federales de 0%-0,25% hasta 4,75%-5% por parte de la Reserva Federal. Los inversores escudriñan los balances de los bancos para discernir si poseen demasiados bonos a largo plazo, préstamos con tipos fijos y otras debilidades.
Según el FDIC, que asegura los depósitos hasta 250.000 dólares, a finales de 2022 las entidades financieras de EE UU tenían activos depreciados por valor de 620.000 millones, cantidad equivalente a un tecio de sus reservas de capital. Los bancos regionales con abultadas carteras de bonos a largo plazo y un alto porcentaje de depósitos no asegurados son los más vulnerables: First Republic, Comerica, Zions Bancorp, PacWest Bancorp y KeyCorp. La debilidad de dichas entidades no se ha traducido en una retirada sustancial de depósitos, aunque algunos clientes sí han transferido su dinero a los bancos grandes.
Europa no se ha librado del contagio. En el último trimestre de 2022, los clientes de Credit Suisse retiraron 120.000 millones. Perdió la confianza del Banco Nacional Saudí, que rechazó elevar su participación del 9,8%. La acción de Credit Suisse sufrió una caída libre de hasta un 30%. El Banco Nacional Suizo extendió una línea de crédito de 54.000 millones. Pero hubo que recurrir a su fusión con UBS. Credit Suisse arrastraba problemas desde hace años, como pérdidas por la quiebra de Archegos y Greensill, e incluso una condena por lavado de dinero procedente del tráfico de cocaína.
La regulación impuesta después de la crisis financiera de 2007-09 fomentó que las entidades compraran bonos a largo plazo del Tesoro de EE UU, un activo aparentemente muy seguro. Pero se debió anticipar qué sucedería ante el ascenso de tipos más fuerte en 40 años. El problema se agravó cuando la Fed inyectó más liquidez en el sistema para hacer frente al Covid, alentando la afluencia de capital hacia los bancos. Muchas entidades emplearon los depósitos adicionales en la compra de bonos a largo plazo y deuda respaldada por hipotecas. Dichos activos están respaldados por los depósitos de los clientes. Pero su pérdida de valor significa que los bancos no podrían hacer frente a una retirada masiva de depósitos. En EE UU, los 4.700 bancos de mediano y pequeño tamaño tienen activos por valor de 10,5 billones de dólares. Ante la subida de tipos, deben ofrecer intereses más altos para retener a sus depositantes, una dificultad que no padecen los bancos grandes.
Las autoridades a ambos lados del Atlántico han lanzado mensajes parecidos respecto a la solidez del sistema financiero y su compromiso de ayudar a las entidades con dificultades. La Fed cuenta con numerosos mecanismos de provisión de liquidez, como la ventana de descuento que entrega capital a cambio de garantías. Asimismo, ha creado el Programa de Financiación Bancaria a Plazo, que otorga préstamos con vencimiento a un año por una cantidad equivalente a los bonos a su precio nominal más alto, y no el menor actual de mercado.
Pero la fragilidad del sistema bancario de EE UU se ilustra con las siguientes cifras. A principios de 2022, las entidades financieras del país tenían 24 billones en activos: 11,2 billones en préstamos, 6 billones en bonos y 3,4 billones en efectivo. Financiaban dichos activos con depósitos por valor de 19 billones, la mitad de los cuales estaban asegurados por el FDIC. Ante el alza brusca de tipos, los préstamos con intereses fijos también han descendido en valor. Un estudio de Erica Jiang, de la Universidad de Carolina del Sur, concluye que las pérdidas potenciales por préstamos con tipos fijos son de 2 billones.
El BCE subió los tipos en 50 puntos básicos el 16 de marzo y la Fed hizo lo propio en 25 puntos básicos el día 22. Christine Lagarde y Jerome Powell aseguran que pueden asegurar la estabilidad financiera y simultáneamente continuar la lucha contra la inflación. EE UU está más cerca del final del ciclo de incrementos, ya que su inflación interanual se situó en un 6% en febrero. La Fed se fija mucho en la inflación supernúcleo, que excluye alimentos, vivienda y energía y se centra en los servicios. Dicha tasa cayó del 8% al 5% en enero debido a la contención de los salarios. El BCE deberá hacer más aumentos de tipos ante una inflación en febrero del 8,5% en la eurozona y del 9,9% en la UE.
La crisis bancaria y sus consecuencias tendrán un efecto desinflacionario por la restricción en la concesión de crédito, y los bancos que han quebrado tenían dificultades muy únicas. Pero la clave es analizar los bancos lastrados con bonos a largo plazo, préstamos con tipos fijos y depósitos de fácil retirada. Erica Jiang estudió 190 bancos con depósitos no asegurados de 300.000 millones. Si se retiraran la mitad, sus otros activos serían insuficientes para cubrir el resto de los depósitos. La ralentización económica provocará mayor morosidad de los prestatarios de los bancos. En EE UU, los reguladores decidieron cubrir los depósitos no asegurados de SVB y Signature Bank. Janet Yellen resalta que se protegerán todos los ahorros, aunque rechaza elevar el umbral de garantía de 250.000 dólares. Las autoridades europeas están furiosas ante los rescates y la promesa implícita de cubrir los depósitos no garantizados. Desde 2018, en EE UU los bancos con activos menores de 250.000 millones se han librado de los test de estrés y supervisión de su liquidez y contabilidad que Europa sí ha mantenido. Los bancos medianos de EE UU también deberían contar con mayores reservas de capital y planes para la venta ordenada de sus activos en caso de quiebra.
Alexandre Muns Rubiol es profesor, EAE Business School
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