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El Foco
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Lecciones japonesas sobre chips aptas para Europa

Las políticas comunitarias para impulsar los semiconductores no deben inspirarse en las de EEUU, imposibles de emular, sino en el modelo nipón

Fábrica de semiconductores.
Fábrica de semiconductores.REUTERS

Europa busca siempre el reflejo de su ambición tecnológica en el espejo de Estados Unidos. También está sucediendo en el ámbito del sector de los semiconductores, y desde los despachos de Bruselas difunden el relato de una competencia reñida entre las Leyes de Chips de ambos territorios. Las diferentes condiciones de entorno y la disparidad de ambos instrumentos muestran la realidad de una competición imposible. Cuando ya se ha anunciado el establecimiento de fábricas de distinto tamaño en Estados Unidos por valor de más de 186.000 millones de dólares, en Europa existen anuncios por poco más de 25.000 millones (Intel, Infineon, Wolfspeed, STMicroelectronics) y con el mayor proyecto (Intel) navegando en la incertidumbre.

La querencia occidente-centrista de las políticas públicas europeas conduce a prestar menos atención sobre latitudes de las que se podrían extraer valiosos aprendizajes. En el caso de la promoción de fábricas de semiconductores, uno de estos focos desatendidos es Japón. El país del sol naciente aspira a recuperar participación en el mercado global de los semiconductores, donde Japón dominó en los años 90 alcanzando una cuota del 39% y ahora apenas mantiene el 10%. Sin ánimo de ser exhaustivo, me referiré a tres actuaciones de interés desarrolladas por el Gobierno de Japón para recuperar su industria de producción de chips.

Cabe comenzar con la decisión de definir la política de atracción de fabricantes líderes no solo alrededor de aportar cuantiosas subvenciones públicas. Es conocido que la implantación de la fábrica de la taiwanesa TSMC en Kiunamoto (Kyushu) ha estado apoyada con al menos 3.500 millones de dólares de fondos públicos, el 40% del coste total. Se ha difundido menos que, adicionalmente a las ayudas públicas, el proyecto industrial se ha fortalecido construyendo a su alrededor una joint venture en que participan como socios capitalistas los principales clientes de la factoría. En el consorcio, denominado Japan Advanced Semiconductor Manufacturing (JASM), han tomado participación junto a TSMC las empresas Sony y Denso (grupo Toyota), asegurando con su demanda la sostenibilidad de una fábrica que comenzará a producir desde 2024 chips de arquitecturas de 28/22 nm, y posiblemente 16/12 nm,

En segundo lugar, el Gobierno japonés ha apostado firmemente por respaldar a sus campeones nacionales en el desarrollo de nuevas factorías. Es el caso del apoyo a la empresa Kioxia, la segunda empresa mundial en producción de chips de memoria Nand con un 20% de cuota de mercado. En julio de 2022, le fueron concedidos 678 millones de dólares, aproximadamente un tercio del total de la inversión para la ampliación de su nueva planta en Yokkaichi. En un momento de reajuste de mercado, el Gobierno japonés impulsa con ello una línea de producción en Japón de arquitectura Nand de 162 capas, la más avanzada en este ámbito.

Adicionalmente, la apuesta por los campeones nacionales se refuerza avalando la creación de nuevos competidores globales en el ámbito de los chips lógicos. Varias empresas japonesas (Sony, NEC, Kioxia, NTT, Toyota, Softbank y Denso) impulsaron en agosto del año pasado la creación de la compañía Rapidus, que desarrollará una fábrica apta para producir semiconductores de arquitectura de 2 nm, recuperando así para Japón la producción de chips lógicos de vanguardia. La nueva empresa fue apoyada en noviembre con una subvención pública de 500 millones de dólares, y el Gobierno japonés dará continuidad a este soporte aportando una parte importante del total de los 54.000 millones que necesita para alcanzar la producción masiva en 2027. Merece también ser resaltada la posible localización de la factoría de Rapidus en Hokkaido, lugar muy distante de la fábrica de TSMC/JASM.

Las acciones de Japón para expandir su capacidad de producción de semiconductores proporcionan una plantilla para Europa. En primer lugar, promover una participación de mayor intensidad en los proyectos de fábricas de chips por parte de los sectores industriales europeos más desarrollados y con mayor demanda de chips (automoción, aeroespacial, …), disipando así las dudas de los socios tecnológicos. En segundo lugar, flexibilizar de modo inmediato el marco de ayudas de Estado comunitario, facilitando a los Estados miembros apoyar su ecosistema local de semiconductores con fondos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia. En tercer lugar, impulsar no solo ecosistemas, sino la creación de verdaderas compañías transeuropeas de semiconductores competitivas en escenario mundial, con Airbus como modelo. Por último, pero no menos importante, promover la diversificación geográfica de los proyectos de fábricas.

Europa aspira a duplicar su actual participación en el mercado de semiconductores, apenas un 10%, antes del año 2030. El diseño de las políticas para alcanzar la autonomía estratégica en la fabricación de semiconductores no debe inspirarse tan solo en Estados Unidos, ni obsesionarse con la competencia imposible con este país. Las experiencias de países que, como Japón, están en una similar condición de partida y tienen objetivos semejantes, podrían proporcionar modelos alternativos más eficaces.

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