Envejecimiento poblacional: las ciudades y los propietarios
Los propietarios mayores de 65 años cada vez tienen más opciones para monetizar su vivienda y financiar su jubilación
Vivir en uno de los países más longevos del mundo y en el primero de la Unión Europea tiene muchas ventajas. ¿Quién no quiere vivir más años? La respuesta a esa pregunta puede que sorprenda.
La longevidad, aunque es un regalo, puede convertirse en un problema cuando vivimos más años de los que pensábamos y nos encontramos con que no contamos con los recursos económicos suficientes para financiar esos años de más que vivimos. ¿Somos conscientes de esa situación y de que cada vez es más probable que lleguemos a tener vidas centenarias?
En el último siglo, la esperanza de media de vida se ha más que duplicado en nuestro país hasta llegar a los 80,4 años para los hombres y a los 85,7 años para las mujeres, según datos del INE. Un crecimiento que, como explicaban en el último informe de Visión del mercado inmobiliario de Abante, es tendencia también en el resto de Occidente, pero no se ha producido igual en toda España.
“Esta tendencia solo se suaviza en capitales con una importante inmigración, por ejemplo, Madrid y Barcelona. Sin embargo, en provincias como Vizcaya, la población mayor de 65 años ha pasado de representar un 8,31% en 1975, siendo la provincia más joven de España, hasta el 24% en 2023, convirtiéndose en la más envejecida de las siete principales ciudades españolas”, explican en el informe. A estos datos demográficos hay que sumarle los financieros: en España hay 9,2 millones de pensionistas, con una pensión media de jubilación que en el mes de junio llegaba a los 1.441.8 euros.
De los datos del INE se desprende también que las personas de más de 65 años son el segmento de la población que más destaca por tener una vivienda en propiedad. En concreto, en 2024, el 88,1% de las personas de 65 años y más tenía una vivienda en propiedad. Una cifra que encaja con el última encuesta financiera de las familias del Banco de España, que señala que el 70% de la riqueza de los hogares en España está en inmuebles y dentro de estos, el 42% representa la vivienda principal y el 28% restante, como garajes, terrenos, locales, etc.
¿Cómo financiar la jubilación si somos propietarios de inmuebles?
Este escenario nos lleva a pensar en la vivienda como activo con el que obtener liquidez y poder financiar nuestra jubilación en el caso de que lleguemos a nuestra etapa pasiva sin el ahorro financiero suficiente o si hemos ahorrado e invertido, pero nuestros gastos se han incrementado porque, por ejemplo, hemos desarrollado una enfermedad o dependencia que nos implica más gastos, ya sea de una residencia, de ayuda en casa, médicos, de adaptabilidad de nuestra vivienda.
Paula Satrústegui, socia de Asesoramiento patrimonial de Abante, hablaba en uno de los últimos eventos celebrados en el Auditorio Abante, de lo que deben tener en cuenta las personas que se encuentran en esa situación: “En el momento en el que el patrimonio financiero va menguando, tenemos que hacer líquido el patrimonio inmobiliario. Hay muchas soluciones inmobiliarias que nos permiten hacerlo, aunque no hay una mejor o peor, siempre dependerá de nuestra situación personal y de nuestras necesidades, de si tenemos hijos, de nuestra edad, etc.”. ¿De qué soluciones inmobiliarias hablamos?
La venta de la nuda propiedad puede que sea la más conocida y es que se ha incrementado un 11% en 2023. Esta formula permite a la persona vender la nuda propiedad de su casa y quedarse con el derecho de su uso y disfrute hasta su fallecimiento.
La hipoteca inversa es un préstamo que tiene como garantía la vivienda. En función de la edad, de la tasación de la vivienda y de la fórmula elegida -renta vitalicia o capital-, se recibe una cantidad por la vivienda hasta el fallecimiento. Los herederos tienen la opción de cancelar la hipoteca y recuperar la propiedad inmueble.
El alquiler vitalicio es una fórmula que da más flexibilidad, pero con la que no se conserva la propiedad de la vivienda. ¿Cómo funciona? Se valora la propiedad y en función de la esperanza de vida se calcula cuánto costará el alquiler de esa vivienda durante esos años. Se le resta el coste del alquiler, además de la prima, y se entrega la cantidad restante con la que se puede constituir una renta vitalicia.
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