Los metales preciosos se disparan: el oro avanza hacia los 3.500 dólares y la plata alcanza máximos de 14 años
Los inversores buscan activos refugio ante la incertidumbre de mercado y la expectativa de recortes de tipos de la Fed


Los metales preciosos irrumpen este inicio de septiembre como activo estrella en medio de la incertidumbre que domina el mercado. El oro avanza este lunes hacia el nivel de los 3.500 dólares, y cotiza en los 3.470 dólares por onza, nuevo máximo histórico. La plata, en paralelo, ha rebasado los 40 dólares, un nivel que no tocaba desde 2011, y ya acumula una revalorización superior al 40% en lo que va de año.
Este rally también ha beneficiado a otros metales como el platino (sube un 2,6% hoy) y el paladio (avanza un 2% en la jornada). El efecto arrastra también a las principales mineras europeas: Hochschild Mining despunta cerca de un 7%, el mayor avance desde el verano, y Fresnillo repunta un 2%, alcanzando máximos no vistos desde 2016.
Esta escalada está impulsada por el aumento de las expectativas que la Reserva Federal (Fed) recortará los tipos de interés en su reunión de este mes. Los inversores confían en que el próximo informe de empleo de Estados Unidos, que se publicará el viernes, refuerce esa apuesta. Según economistas encuestados por Bloomberg, la mayor economía del mundo habría creado apenas 75.000 empleos en agosto, con una ligera subida del desempleo, lo que confirmaría la desaceleración del mercado laboral.
“Hay señales crecientes de que la economía de EE UU se encuentra en una fase avanzada del ciclo, lo que podría llevar a la Reserva Federal a relajar su política monetaria antes de lo previsto. Esta expectativa, de concretarse, actuaría como catalizador adicional para el oro”, señala en un informe Chris Mahoney, gestor de inversiones en oro y plata de Jupiter AM.
La lógica de mercado dicta que unos menores costes de financiación suelen favorecer a los metales preciosos, que no generan intereses, frente a los activos de renta fija. De ahí que cada señal de política monetaria hacia tipos más bajos se traduzca en un renovado apetito por el oro y la plata.
Igualmente, este tipo de materias primas, especialmente el oro, se consideran un activo refugio en entornos de incertidumbre económica. La escalada de tensiones entre Donald Trump y la Fed ha reforzado esa incertidumbre. El presidente estadounidense, que ya había criticado en numerosas ocasiones la política monetaria de Jerome Powell, dio un paso más con la destitución de la gobernadora Lisa Cook, un movimiento que alimenta dudas sobre la independencia del banco central. La erosión de la independencia del banco central más poderoso del mundo apunta a una mayor depreciación del dólar, un motivo más para que los bancos centrales de todo el mundo sigan avanzando en la diversificación de sus reservas, un proceso en el que el oro está tomando un papel clave. Así, los bancos centrales se han convertido en activos compradores de oro, apuntalando el ascenso de su precio.
La incertidumbre política se suma a la comercial. Pese a las treguas parciales entre Washington y Pekín, el fantasma de los aranceles sigue sobrevolando los mercados. Un tribunal federal de apelaciones dictaminó este sábado que los gravámenes globales impuestos por Trump fueron aplicados ilegalmente bajo una ley de emergencia. Sin embargo, la corte permitió que sigan en vigor mientras prosigue el litigio, lo que deja a los inversores en vilo.
El oro ya había escalado hasta un récord cercano a los 3.500 dólares en abril, tras los primeros anuncios de tarifas. Desde entonces, el precio se había mantenido en un rango relativamente estable, moderado por los acuerdos comerciales alcanzados con socios clave como la Unión Europea, Reino Unido o Japón. La plata, aunque comparte con el oro su condición de activo refugio, también cuenta con importantes aplicaciones en la industria. Se trata de una materia prima clave en sectores como la energía renovable para la fabricación de paneles solares. También en la industria tecnológica, donde su alta conductividad la hace valiosa en semiconductores y componentes electrónicos. Además, tiene un componente de escasez. El mercado, según el Silver Institute, encadena ya cinco años consecutivos de déficit de oferta, lo que acentúa la presión alcista.
“La escasez de plata es gestionable, hasta que deja de serlo. No existen reservas, como ocurre con el oro. El precio de la plata se ha revalorizado en paralelo al del oro durante los primeros seis meses del año. Pero a diferencia del oro, la plata sigue cotizando por debajo de su máximo histórico de 50 dólares por onza, alcanzado en 1980. Harían falta más flujos de capitales para llegar hasta esa cota y creemos que estamos empezando a ver señales de ello”, valora por su parte Ned Naylor-Leyland, gestor de inversiones oro y plata de Jupiter AM.
En los últimos años, los inversores han aumentado su exposición a los metales preciosos a través de los fondos cotizados (ETF) respaldados por plata y oro. Estos fondos han ganado popularidad, ya que ofrecen a los inversores minoristas una forma de invertir en el metal dorado sin necesidad de adquirir lingotes físicos. En el caso del oro, el SPDR Gold Shares sube un 36% en el año o el iShares Gold Trust, un 29%. En el de la plata, el iShares Physical Silver sube y el Invesco Physical Silver ganan el 36% en el año
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