Trump también destruye la riqueza de las familias de EE UU: el 80% de su ahorro financiero mira al mercado
Los ciudadanos estadounidenses acusan la pérdida de valor de sus inversiones y planes de pensiones, además de la perspectiva de más inflación a causa de los aranceles


El balance de los cien primeros días del segundo mandato presidencial de Donald Trump es arrollador: más de 140.000 deportaciones, muchas de ellas de dudosa legalidad, abuso de poder, retroceso de las libertades civiles, guerra comercial, contracción de la economía, desconfianza hacia el dólar, pérdidas bursátiles... La valoración del mandato probablemente difiera de forma notable en función de la pertenencia a colectivos vulnerables o a las capas de la sociedad idealizadas por el republicano pero, más allá de ideologías o de situaciones particulares, Trump va a provocar una cesta de la compra más cara a causa de los aranceles (valga como ejemplo el ataque a Amazon por indicar las subidas de precios derivadas de las tarifas) y también una pérdida de riqueza en los hogares en un país en el que la gran parte del ahorro tiene como destino los mercados financieros.

La guerra comercial de Trump ya ha sobresaltado a los grandes inversores internacionales, que han deshecho posiciones en Bolsa y deuda soberana de EE UU y acelerado con ello la depreciación del dólar, y ha generado pérdidas de patrimonio en las grandes fortunas que apoyaron al magnate republicano en su campaña electoral y en su toma de posesión. También en millones de ciudadanos estadounidenses, votantes de Trump y no votantes, que van a acusar el impacto de la oleada de ventas en el valor liquidativo de sus fondos de inversión y de sus planes de pensiones. Acostumbrados a participar de un rally imparable en la Bolsa estadounidense en los últimos años, el balance de la inversión en este 2025 es poco alentador a la vista de la sacudida financiera de la guerra comercial de Trump.
A diferencia de lo que ocurre en Europa, Estados Unidos es un país de pequeños inversores. Los depósitos tienen un lugar muy reducido en el ahorro financiero de los hogares estadounidenses: suponen apenas el 12% del total frente a la media del 32% en la UE. El pequeño ahorrador estadounidense prefiere confiar su dinero a los mercados financieros, que ahora atraviesan un momento de máxima incertidumbre y gran volatilidad a causa de las políticas de la Casa Blanca. Según explica Judith Arnal, investigadora principal para Asuntos Económicos del Real Instituto Elcano y consejera del Banco de España, “en EE UU, más del 80 % del ahorro financiero de los hogares está canalizado a través de instrumentos sujetos a la evolución de los mercados, como acciones (36%), fondos de inversión (13%) y planes de pensiones como los 401(k), que invierten principalmente en Bolsa y bonos del Tesoro. Esto hace que cualquier corrección bursátil, depreciación del dólar o tensión en el mercado de deuda tenga un efecto directo sobre el patrimonio de las familias, incluida la planificación para la jubilación”.
Así, mientras en Estados Unidos, el 36% del ahorro financiero de los hogares se destina a la Bolsa, en la UE ese porcentaje se reduce al 22%. Y el 13% de ahorro en fondos de inversión en EE UU, mengua al 9% entre los ahorradores europeos. El escaso interés de los ahorradores europeos en los mercados financieros es uno de los motivos del menor desarrollo del mercado de capitales en la UE, tal y como apuntaba el informe Draghi publicado en septiembre del año pasado.
Ese documento explica que, pese a ahorrar más que los estadounidenses, la riqueza financiera de los hogares europeos ha crecido en mucho menor medida desde 2009, el año en que comenzó la recuperación bursátil tras la quiebra de Lehman Brothers. Y destaca además el elevado peso que el ahorro en planes de pensiones tiene en EE UU: representa el 142% del PIB, por delante del 100% de Reino Unido y lejos del 32% de la Unión Europea. “La estructura del ahorro hace que la riqueza financiera del hogar estadounidense sea mucho más vulnerable a los vaivenes políticos y de mercado, mientras que la del europeo, aunque menos dinámica, está más blindada frente a choques repentinos”, añade Arnal. Así, según explica la experta, en Europa el 32% del ahorro bancario está en efectivo y depósitos bancarios.
Menos confianza y productos más caros
La inversión financiera no está en todo caso al alcance del conjunto de los hogares estadounidenses. El secretario del Tesoro de EE UU Scott Bessent, señaló en una reciente entrevista con el comentarista político conservador Tucker Carlson que un 10% de los estadounidenses, el más rico, posee más el 88% del mercado bursátil, mientras que otro 40% de la ciudadanía es propietario del 12%. Para el 50% restante, quedan las deudas. “Tienen facturas de tarjetas de crédito. Alquilan sus casas. Tienen préstamos para coches. Y tenemos que darles algún alivio”, aseguraba Bessent.
Más allá de que su análisis pueda parecer simplista y no arrojar una imagen clara del peso de los activos financieros en los hogares, el común de los ciudadanos va a notar en la cesta de la compra el impacto de la medida estrella de la Casa Blanca, los aranceles a la importación.
“Los aranceles elevan los precios internos, funcionando de hecho como un impuesto regresivo sobre los hogares estadounidenses”, explicaban en la gestora estadounidense Muzinich en un análisis posterior al 2 de abril, el pretendido Día de la Liberación de Donald Trump. En un primer cálculo, la firma -cuyo consejero delegado es Justin Muzinich, subsecretario del Tesoro en el primer mandato de Trump- estimaba que “si se mantienen los niveles arancelarios actuales, se espera que los precios al consumidor aumenten un 2,3% a corto plazo, lo que se traducirá en una pérdida media de 3.800 dólares por hogar. Como resultado, creemos que la Reserva Federal asumirá la responsabilidad de mitigar el impacto económico y compensar estas pérdidas”.
Los aranceles ya están minando la confianza del consumidor de EE UU. Según el indicador adelantado que elabora The Conference Board, las expectativas de los consumidores han caído al nivel más bajo desde 2011. Ese índice subió en noviembre en respuesta a la victoria electoral de Trump pero ha descendido desde entonces en casi 40 puntos, el mayor retroceso en un período de cinco meses desde febrero de 2001, justo cuando EE UU entraba en recesión. En la gestora Wellington Management aún ven elementos que pueden acudir en ayuda de los bolsillos de los estadounidenses, y también de sus inversiones: el margen de la Fed para bajar tipos, la relativa solidez de los balances de las empresas y los hogares -con el mayor apalancamiento en manos de los gobiernos- la preocupación de las próximas elecciones de mitad de mandato en EE UU en 2026 y la posibilidad de “nuevas reducciones de impuestos y medidas desreguladoras en EE UU, que podrían ser estimulantes y ayudar a cambiar el sentimiento de los inversores”.
Aunque un mes después de aquel anuncio de guerra comercial, ya se ha visto un claro deterioro en la confianza del consumidor estadounidense y ha quedado certificada la contracción de la economía de EE UU en el primer trimestre. Incluso antes que se conocieran los aranceles universales de Trump, el PIB de EE UU se encogió de enero a marzo el 0,1%, en su primer descenso trimestral desde comienzos de 2022, fruto de la desconfianza e incertidumbre ya generada por la política económica del presidente del país.
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