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Las negociaciones de fusión entre Glencore y Rio Tinto revelan el hambre de consolidación en el sector minero

Las conversaciones se encuentran paralizadas, pero si tuvieran éxito, la nueva compañía se convertiría en el mayor gigante minero del planeta, adelantando a BHP

Imagen de la mina de carbón Impunzi en Sudáfrica, una instalación operada por Glencore.
Imagen de la mina de carbón Impunzi en Sudáfrica, una instalación operada por Glencore.Per-Anders Pettersson (Getty Images)

El trato parece encontrarse en punto muerto, pero las negociaciones de fusión entre la minera anglo-australiana Rio Tinto y el gigante de las materias primas Glencore, con sede en Suiza, ha devuelto a un primer plano la batalla en el sector por ganar tamaño a base de operaciones corporativas. Las conversaciones, llevadas a cabo en la recta final del pasado año, y desveladas por Bloomberg este viernes, habrían dado a luz, de tener éxito, a una firma de 160.000 millones de dólares, si se suman las capitalizaciones bursátiles de ambas compañías (103.000 millones Rio Tinto y 55.000 millones Glencore). Esto es, al mayor gigante minero del planeta, desbancando al líder actual, la anglo-australiana BHP-Billiton, con un valor en Bolsa de 126.000 millones. Tras conocerse la noticia de una posible fusión, las acciones de Glencore repuntaban un 2,5% en la Bolsa de Londres, y las de Rio Tinto se dejaban un 0,7%.

Más allá de los números macro, la efervescencia en el plano de fusiones y adquisiciones que vive el sector está alimentado por el cobre, un metal clave para la transición energética por su uso en infraestructuras de energías renovables y vehículos eléctricos. O más bien por su carencia: la antigüedad de las minas de cobre y su peor calidad están empujando a los principales actores a buscar soluciones en sus competidores, en lugar de fiarlo todo a la búsqueda de nuevos yacimientos, difíciles de encontrar y caros de construir.

Precisamente ese, el cobre, fue uno de los argumentos detrás de la fallida oferta de BHP sobre Anglo American el año pasado. La operación habría dado lugar a la mayor empresa extractora de cobre del mundo, con una cuota cercana al 10% de la producción global. Sin embargo, la oferta, primero de 39.000 millones de dólares, y luego, al ser rechazada por la junta de Anglo, elevada a 49.000 millones, no prosperó. Tanto Rio Tinto como BHP tenían como objetivo preferente las respectivas participaciones de Glencore y Anglo American en la mina de cobre de Collahuasi, en Chile.

Según un estudio publicado el miércoles por la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), el mayor productor de cobre del mundo prevé ahora la extracción de 5,54 millones de toneladas para 2034, una cifra solo ligeramente superior a la producción del año pasado, e inferior a la proyección de 6,43 millones de toneladas publicada por el organismo hace un año. Esa menor oferta, junto a los buenos datos de crecimiento de China, que este viernes ha anunciado un avance de su PIB del 5% en 2024, justo el objetivo que se había marcado, y es uno de los grandes consumidores de este metal, está favoreciendo un incremento de los pedidos, y mantiene el precio del cobre en un nivel históricamente alto en la Bolsa de Metales de Londres, más allá de los 9.000 dólares por tonelada.

Aunque no ha trascendido el motivo por el que la negociación entre Rio Tinto y Glencore ha encallado, los obstáculos a los que se enfrentan este tipo de transacciones son numerosos. No solo por la resistencia de las compañías más pequeñas a ser absorbidas por las grandes, sino también por las trabas regulatorias que tratan de proteger la competencia, así como por las diferencias de cultura empresarial: Rio Tinto, por ejemplo, vendió su última mina de carbón en 2018, mientras que Glencore, aunque se planteó escindir esa división, todavía mantiene su negocio de carbón térmico.

‘Déjà vu’

La idea de una fusión entre ambas no es nueva. En 2014 Glencore ya propuso a Rio Tinto unir fuerzas, pero la junta de esta última lo rechazó por unanimidad. Desde entonces, las dos empresas no solo han crecido orgánicamente, también con compras por separado. Entre las últimas transacciones, Glencore se hizo en 2023 con una participación del 77% en el negocio de carbón siderúrgico de Teck Resources por casi 7.000 millones de dólares. Rio Tinto pagó esa misma cantidad para adquirir en 2024 Arcadium Lithium, con el objetivo de crecer en el segmento de los metales utilizados para el coche eléctrico, caso del litio. Y BHP completó esta misma semana la compra de la mitad de Filo, con proyectos de cobre en Argentina y Chile.

La mayor operación minera de los dos últimos años, sin embargo, tuvo que ver más con un metal precioso: el oro. La estadounidense Newmont Corporation compró la australiana Newcrest Mining por 19.000 millones de dólares en 2023, una transacción con la que se convirtió en la mayor productora de oro del mundo, pero que también aumentó su exposición al cobre.

La consolidación del sector es una realidad, como prueba la cantidad de tratos de menor tamaño que se ha producido en los últimos tiempos. BHP cerró en 2023 la compra de la australiana Oz Minerals por 6.400 millones de dólares para lo mismo, para reforzarse en cobre. Y en esa carrera todavía en marcha, Rio Tinto hizo lo propio en diciembre de 2022 al adueñarse de la canadiense Turquoise Hill, dueña de minas de cobre en Mongolia.

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