El banco central chino abre la puerta a recortes de los tipos de interés este mismo año
Los bonos a 10 y 30 años del gigante asiático caen a mínimos históricos, y el yuan se debilita
El banco central chino ha señalado que es probable que acometa un recorte de los tipos de interés, actualmente en el 1,5%, “en el momento adecuado” de 2025, según ha informado este viernes el Financial Times citando fuentes de la entidad. Las declaraciones del Banco Popular de China (PBOC, por sus siglas en inglés) se alinean así con el compromiso que los responsables políticos asumieron el año pasado de dejar que la curva de tipos de interés dependa más del mercado. Los analistas anticipan que se realizarán más cambios este año para garantizar que la demanda de crédito responda mejor a los movimientos de política monetaria, una reforma que lo acerca al modo de operar de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo.
El PBOC ha asegurado que priorizará su papel en “los ajustes de las tasas de interés” y se alejará de los “objetivos cuantitativos” para el crecimiento de los préstamos, informó el FT, mientras se embarca en un programa de cambios de los tipos de interés que los asesores del gobierno consideran “una tarea ardua”. “En consonancia con los requisitos de un desarrollo de alta calidad, estos objetivos cuantitativos se han eliminado gradualmente en los últimos años”, dijo el banco.
“El PBOC prestará más atención a su papel de control de los tipos de interés y mejorará la formación y transmisión de las tasas de interés al mercado”, agregó. Tras ese mensaje, el rendimiento de los bonos del Tesoro chino a 10 y 30 años bajó este viernes a mínimos históricos, recogiendo así las expectativas de una nueva flexibilización monetaria. Por su parte, la divisa china cayó por debajo de la barrera psicológica de los 7,3 yuanes por dólar por primera vez desde finales de 2023.
Los comentarios del banco central subrayan un plan más amplio para revisar su marco de políticas, con el que la segunda mayor economía del planeta pretende alejarse de los préstamos bancarios dirigidos por el Estado. Los analistas estiman que el papel de los mercados de capital en la financiación del crecimiento también requiere de cambios estructurales profundos en la economía junto con la reforma de las tasas de interés. Como parte de ese proceso, el Politburó del Partido Comunista (uno de los mayores órganos de toma de decisiones del gigante asiático) flexibilizó el mes pasado la postura de política monetaria del país por primera vez en 14 años para “liberarse apropiadamente” de la “prudencia”, una postura que adoptó en 2010.
Durante una reunión de alto nivel para establecer la agenda económica en diciembre, los principales líderes de China prometieron reducir las tasas de interés “de manera oportuna” y reducir la cantidad de capital que los bancos deben mantener en reserva, como parte de un esfuerzo más amplio para estimular el crédito y la inversión. Estos anuncios se producen mientras China se prepara para más tensiones comerciales con Estados Unidos, a poco más de dos semanas del que Donald Trump tome posesión oficialmente de su puesto en la Casa Blanca.
Estímulos insuficientes
La economía de China mostró el año pasado una dependencia excesiva de las manufacturas y las exportaciones, con una demanda de los hogares decepcionante en medio de una grave crisis del mercado inmobiliario que erosiona la riqueza del consumidor, al que no llega la mayor parte del estímulo gubernamental, destinado sobre todo a empresas e infraestructuras. Los asesores del gobierno están recomendando que Pekín mantenga su objetivo de crecimiento (de en torno al 5%) sin cambios este año, pero también han pedido un estímulo fiscal más enérgico para impulsar la deprimida demanda interna.
Pekín anunció en septiembre medidas de estímulo monetario para impulsar el mercado de valores, así como recortes de tasas de interés para los titulares de hipotecas y la flexibilización de las restricciones a la compra de viviendas. En noviembre, lanzó un paquete de deuda de casi 1,3 billones de euros para rescatar a los gobiernos locales. Esa apuesta, que se quedaba lejos del gran paquete de estímulos fiscales que algunos expertos financieros auguraban, va dirigido a aligerar el inmenso problema de deuda oculta que acumulan desde hace años las entidades locales.