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El BCE ya no teme la inflación ‘trampa’ de septiembre: todo apunta a un nuevo recorte de tipos

La incertidumbre sobre el crecimiento en la zona euro y la moderación de los precios aceleran los recortes, que analistas y mercado de futuros dan por hecho en la reunión de mañana

BCE
El ministro de Economía, Comercio y Empresa de España, Carlos Cuerpo y la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, al inicio de una reunión del Eurogrupo en Luxemburgo, este lunes.OLIVIER HOSLET (EFE)
Álvaro Sánchez

“Qué será, será”, tarareó en español Christine Lagarde en la reunión del mes pasado cuando le preguntaron si el banco movería los tipos de interés en octubre. Nadie esperaba una respuesta clara. Seguramente, dada la velocidad a la que evolucionan los acontecimientos, ni la propia presidenta del BCE sabría a ciencia cierta lo que ocurriría, pero lanzar la caña es un modo de buscar un desliz improbable o una pista subterránea entre la monótona retórica de cautela y contención. No picó el anzuelo. En aquel entonces, parecía que la respuesta de Fráncfort sería hacer una pausa en octubre hasta recabar más datos sobre la marcha de los precios, y Lagarde, como queriendo anticiparse a futuros titulares en exceso eufóricos, incluso advirtió de que no basarían su decisión en una única estadística, e insistió en que septiembre podía ser un mes trampa para la inflación. La tesis era la llegada de una bajada pronunciada, pero efímera: en el tramo final del año se borraría por el efecto base de los precios energéticos, que en la última parte de 2023 bajaron con fuerza.

La primera parte del guion se ha cumplido: la inflación de la zona euro retrocedió con fuerza en septiembre, hasta el 1,8%, por debajo del objetivo del banco por primera vez en tres años. La sorpresa es que el BCE parece que ya no teme caer en la trampa: a la moderación de los precios se ha unido la mayor incertidumbre sobre el crecimiento, recogida en estadísticas como el índice PMI que mide la actividad manufacturera, que cayó en septiembre a su peor nivel del año. Los problemas de la industria están golpeando especialmente a Alemania, instalada en la recesión —mientras, paradójicamente, su principal índice bursátil, el Dax, cotiza en máximos—, lo que ha propiciado un cambio de tono cuyo máximo exponente fue la intervención de Lagarde ante el Parlamento Europeo hace poco más de dos semanas. Allí, ante los eurodiputados, expresó una “confianza reforzada” en que los precios se dirigen a una fase de estabilización.

No ha sido la única señal. Pocos días después, el presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, considerado un halcón y, por tanto, reticente a ir demasiado rápido en los recortes de tipos, se declaraba abierto a discutir una rebaja en octubre, la tercera en lo que va de año, tal vez espoleado por la debilidad económica de su país. “No podemos ignorar los obstáculos al crecimiento”, admitió en Friburgo a comienzos de mes otra germana del BCE, Isabel Schnabel. Además, la publicación de las actas de la reunión de septiembre reveló que la ralentización económica causa especial inquietud en Fráncfort, lo que terminó por despejar las dudas: los mercados dan por hecho que este jueves los tipos se situarán en el 3,25%. Y el euro, en mínimos de dos meses frente al dólar, ya descuenta ese escenario.

“No habrá sorpresas”, dice tajante Lorenzo Codogno, exsecretario del Tesoro italiano, que ve mucho menos despejado el horizonte en el próximo ejercicio. “Parece muy probable que se produzca otro recorte en diciembre. En cambio, la continuidad del ritmo de 25 puntos básicos [de recorte] en cada reunión está lejos de estar asegurado en 2025″, apunta. La gestora Pimco sostiene que un panorama macroeconómico más débil de lo esperado forzará al Consejo de Gobierno a no caer en el inmovilismo previsto para octubre. Los analistas del banco suizo Julius Baer coinciden. “Una inflación moderada del 1,8% en septiembre y unas perspectivas de crecimiento sombrías son argumentos convincentes para reducciones adicionales de las tasas”, explican.

Algo más comedido se muestra Carsten Brzeski, de ING, quien cree que la bajada de tipos se producirá, pero que existen argumentos en contra. Recuerda que Schnabel subrayó el hecho de que la política monetaria podía hacer muy poco para resolver las debilidades estructurales de la economía —por ejemplo, la crisis de la industria automovilística alemana por la menor demanda—. Y que la caída de la inflación de septiembre no ha pillado por sorpresa al BCE, que ya la esperaba, por lo que no debería empujarle a cambiar de rumbo. Por último, alega que la inflación de servicios, uno de los mayores dolores de cabeza, se mantiene alta vistos algunos de los datos nacionales ya publicados.

Frágil equilibrio entre halcones y palomas

La cúpula del BCE ha sido capaz hasta ahora de crear amplios consensos en torno a sus decisiones. En los últimos tiempos, solo el halcón austriaco Robert Holzmann se ha atrevido a romper la unanimidad —votó en contra de la rebaja de junio—. Pero esa paz podría tener los días contados. Así lo cree al menos Rubén Segura-Cayuela, economista jefe de Bank of America para Europa. “Aunque la mayoría de las declaraciones del BCE están a favor, o al menos no en contra, de un recorte de tipos en octubre, las divisiones parecen grandes sobre lo que viene después”. El eslovaco Peter Kazimir y el belga Pierre Wunsch han sido los únicos que han expresado públicamente ciertas dudas sobre una nueva reducción del precio del dinero, con el alza del petróleo entre los argumentos.

“Es probable que ahora esto [las divisiones] se vea agravado por los renovados riesgos geopolíticos y el reciente aumento de los precios del petróleo”, señala Segura-Cayuela. El repunte del barril de crudo ante un posible recrudecimiento del conflicto en Oriente Próximo ha añadido algo de ruido a los días previos a la reunión, que este jueves se traslada a Eslovenia, pero el anuncio de Israel de que sus represalias contra Irán no incluirán instalaciones petrolíferas, unido a la menor demanda de China, ha desinflado el barril de brent desde los 81 dólares que llegó a superar hasta los 74 de este miércoles, cerca ya del nivel donde se encontraba antes de que Irán lanzara misiles balísticos contra Israel dos semanas atrás.

La decisión del BCE también será seguida con atención por los hipotecados y aquellos interesados en pedir un préstamo. El euríbor está experimentando fuertes caídas —ronda el 2,74%—, reduciendo las cuotas y alentando una guerra hipotecaria entre los bancos, con algunos clientes obteniendo ya financiación a un interés por debajo del 3%. Tras dos años sin tregua, los analistas creen que ese oxígeno puede alimentar las operaciones inmobiliarias, lo cual puede también dificultar el abaratamiento de los precios.

Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.
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