El récord de producción de crudo de EE UU pone en jaque el poder de la OPEP
El crudo no logra perforar el techo de los 80 dólares por barril. Las exportaciones norteamericanas crecieron un 19% interanual en el primer semestre
Las primeras importaciones de petróleo estadounidense a España llegaron en 2016, cuando alcanzaron un tímido 0,81% del total de compras locales. En solo seis años, el gigante norteamericano se convirtió en el principal socio energético de España y no deja de crecer: en los primeros nueve meses del año, controló el 13,5% del total de importaciones de crudo, dejando muy atrás a los colosos tradicionales del sector, como Angola, Nigeria, Arabia Saudí o Irak. Este pequeño ejemplo local se replica a lo largo del mundo y retrata de qué manera Estados Unidos ha adelantado a la OPEP y sus intentos por decidir el precio que el mundo paga por el petróleo.
En conjunto, los países de la OPEP+ controlan apenas la mitad de la producción global de petróleo, el nivel mas bajo desde la ampliación del grupo en 2016, según un informe de la Agencia Internacional de Energía publicado este martes.
Estados Unidos exporta actualmente aproximadamente cuatro millones de barriles al día, más que cualquier miembro del cartel petrolero con excepción de Arabia Saudita, su tradicional aliado en Medio Oriente. Pero su producción es aún mayor que la del reino saudí y de la otra gran potencia petrolera a nivel mundial: Rusia.
“El crecimiento del suministro de petróleo de Estados Unidos ha sorprendido positivamente en 2023, con un aumento estimado de un millón de barriles por día hasta alcanzar un récord de 12,9 millones de barriles por día”, destaca Warren Patterson, director de Materias Primas del banco holandés ING.
El principal impulsor del aumento de la producción es una respuesta tardía a la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, que elevó el precio del petróleo a más de 100 dólares por barril por primera vez en casi una década. Los pozos perforados el año pasado están ahora en pleno funcionamiento.
La fortaleza conseguida desde 2010 gracias al rápido auge de la fracturación hidráulica, más conocida en inglés como fracking, ha permitido que las exportaciones de crudo estadounidense alcanzaran los 3,99 millones de barriles por día en el primer semestre del año, un aumento del 19% interanual. Europa, en particular Países Bajos y el Reino Unido, se convirtió en el principal mercado, al suplir el hueco dejado por las importaciones rusas.
En términos generales, el mercado resalta que Estados Unidos aún depende de los productores foráneos, ya que importa más de lo que exporta porque la demanda interna supera la oferta. Esto se debe, principalmente, a que las refinerías estadounidenses están configuradas para procesar petróleo crudo “pesado”, una composición distinta a la variante “ligera” que se encuentra en los pozos locales.
Las expectativas, incluso después del récord de producción en 2023, son al alza. “El país experimentará un crecimiento más moderado en el suministro en 2024, con una previsión de aumento de 250.000 barriles por día, llegando a 13,15 millones de barriles por día”, precisa Patterson. Factores como el enfoque en el retorno para los accionistas, la inflación de costes, los altos tipos de interés y una mayor consolidación dentro de la industria son algunas de las razones que están frenando la actividad de perforación.
Dudas climáticas
- Adios. Los representantes de los casi 200 países reunidos en la cumbre del clima que terminó esta semana aprobaron un acuerdo en el que abogan por “dejar atrás” los combustibles fósiles.
- Consolidación. El pacto entre los gobiernos parece ser la piedra en el zapato en un año excelente para las petroleras estadounidenses, que continúan obteniendobeneficios récords. Las gigantes Chevron y Exxon han desembolsado en total 110.000 millones de dólares para adquirir a sus rivales Pioneer y Hess, respectivamente.
- Rentabilidad. “El mercado de energías renovables, que es muy competitivo, no les está proporcionando rendimiento ni rentabilidad a las petroleras, y siguen invirtiendo en petroleo porque aún hay demanda”, apunta Natalia Luna, experta de la gestora Columbia Threadneedle. “Exxon y Chevron sí invierten en tecnologías para capturar emisiones o combustibles sintéticos”, agrega Luna.
Efecto en el mercado
La inundación de crudo estadounidense tiene una consecuencia clara y predecible: a mayor oferta, precios más bajos. El mercado estima que el barril de Brent, la referencia del petróleo en Europa, no superará los 100 dólares el año que viene, y considera que lo más probable es que mantenga el actual nivel alrededor de los 80 dólares. El consenso de más de 30 analistas encuestados por la agencia Reuters prevé un precio medio de 84,43 dólares durante 2024.
“La oferta de los países de fuera de la OPEP puede seguir desafiando la capacidad del grupo para respaldar los precios”, asegura un análisis de Macquarie. La expectativa, apunta, es que “los mercados encuentran equilibrio a precios más bajos de lo que se podría anticipar”.
En particular, la bonanza norteamericana permite limitar las ambiciones de Arabía Saudí y Rusia, quienes han presionado por un recorte de la producción del cartel desde junio de este año. “A pesar de los recortes anunciados por la OPEP+ de 2,2 millones de barriles diarios durante el primer trimestre de 2024, los operadores continúan mostrando escepticismo sobre su potencial impacto”, apunta Sergio Ávila, analista de mercados de IG.
Esto no significa que no haya momentos de mayor tensión. “Un rango de precios estable no excluye posibles y bruscos repuntes y caídas de precios, especialmente dadas las actuales incertidumbres macroeconómicas y los elevados riesgos geopolítico”, apunta un informe del banco estadounidense Goldman Sachs. Es decir, fuertes repuntes como el de septiembre de 2023, cuando el barril trepó hasta los 98 dólares, pueden repetirse ante el nerviosismo del mercado.
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