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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las perspectivas halagüeñas del BCE son una receta para el dolor económico

La institución prevé que la región crezca un 0,7% en 2023 mientras los datos apuntan a una recesión en la zona euro

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, durante la reunión de julio celebrada por la entidad en Fráncfort.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, durante la reunión de julio celebrada por la entidad en Fráncfort.KAI PFAFFENBACH (REUTERS)

Al Banco Central Europeo se le está escapando una oportunidad. Pese a que los datos de las encuestas sugieren que la zona euro corre el riesgo de entrar en recesión, los responsables políticos de Fráncfort siguen pronosticando que la región crecerá un 0,7% en 2023 y se acelerará el año que viene. Este panorama excesivamente halagüeño justifica la retórica de la institución de mantener los tipos en máximos históricos durante un tiempo, pero puede frenar aún más el crecimiento. Un panorama más pesimista permitiría a la presidenta Christine Lagarde ayudar mejor a la economía europea.

La reunión de este jueves del BCE para fijar las tasas tiene pocos misterios. Tras elevar el tipo de interés de los depósitos al 4% en septiembre, Lagarde indicó que el banco central haría una pausa esta semana. Pero es probable que repita su deseo de mantener el coste de financiación en un nivel “restrictivo” para sofocar la inflación.

Visto desde el rascacielos del BCE en Fráncfort -o al menos a través de las lentes de los miembros más duros que ejercen una influencia considerable- el crecimiento de la zona euro parece bastante positivo, pero la inflación sigue siendo una amenaza. Por ello, un recorte de los tipos podría tener que esperar hasta mediados de 2024 como muy pronto.

Sin embargo, la economía real cuenta una historia más oscura. Este mes, la actividad empresarial descendió al ritmo más rápido desde marzo de 2013, sin contar los años de la pandemia, según una encuesta de S&P Global a unas 5.000 empresas. Tanto el sector manufacturero como el de servicios se contraen, y los nuevos pedidos caen al ritmo más rápido desde mayo de 2009, excluyendo los años de Covid-19.

Un indicador en tiempo real creado por los economistas Domenico Giannone y Lucrezia Reichlin sugiere que el PIB de la zona euro cayó en realidad un 0,2% en el tercer trimestre en comparación con los tres meses anteriores. Otros expertos, como Andrew Kenningham de Capital Economics, creen que la economía también podría contraerse en el último trimestre de 2023, empujando a la región a una recesión de manual.

En términos anuales, los economistas encuestados por Reuters esperan un crecimiento del 0,5% este año y del 0,8% en 2024, por debajo de las estimaciones del BCE del 0,7% y el 1% para 2023 y para el próximo año. Otros bancos centrales están más en sintonía con los mercados. El Banco de Inglaterra prevé para el Reino Unido un crecimiento del 0,5% tanto este año como el próximo, más o menos en línea con las estimaciones de los economistas del sector privado. En Estados Unidos, la Reserva Federal y el mercado coinciden en que en 2023 el crecimiento se situará en torno al 2%.

Ya sea por motivos económicos o políticos, el optimismo del BCE le está obligando a adoptar una postura más dura sobre los tipos. Sin embargo, esta política infligirá más daño económico. Dado que el banco central espera que la inflación se acerque a su objetivo del 2% en 2025, los responsables políticos pueden permitirse ser menos optimistas y relajar los tipos. Más pesimismo en Fráncfort podría significar menos dolor para la economía europea.

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