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El BCE subió los tipos en septiembre por miedo a quedarse corto en medio de serias dudas sobre la desaceleración

Las actas de la última reunión también desvelan que la máxima autoridad monetaria europea admite haber pecado de optimista en sus anteriores previsiones

european central bank
Sede del BCE, en Fráncfortefe

El panorama que dibujan las actas de la última reunión del BCE del pasado mes de septiembre, cuando la autoridad monetaria decidió elevar 25 puntos básicos “por una sólida mayoría” los tipos de interés hasta el 4,5% y la facilidad de depósito al 4%, es el de un consejo de gobernadores con miedo a pasarse de duro, pero con aún más miedo a quedarse corto ante una inflación que persiste. En el documento, el BCE admite que en sus anteriores previsiones se pasó de optimista y que la economía europea y mundial está desacelerándose.

En el encuentro celebrado el 13 y el 14 de septiembre, algunos miembros del BCE defendieron la necesidad de hacer un alto en los repuntes de tipos, pero otros argumentaron que realizar una pausa en las subidas podría alentar la especulación de que el ciclo alcista había concluido, lo que incrementaría el riesgo de un rebote de la inflación. “Esta situación requeriría otra ola de restricción monetaria más tarde, que podría tener consecuencias adversas para los mercados inmobiliarios y la estabilidad financiera más generalmente”, añaden las actas.

Finalmente, pese a las divisiones, hubo un cierto consenso en el sentido del voto. “Aunque en general se consideró que la decisión estaba muy reñida, una sólida mayoría de los miembros expresó su apoyo a la subida de tipos de 25 puntos básicos propuesta por el Sr. Lane”, dicen las actas al respecto de la votación.

Un extracto literal de las minutas muestra el talante con el que se adoptó la decisión. “A la vista de la incertidumbre que rodea los modelos econométricos, las expectativas recogidas en la encuesta de expertos (con el 53% de los expertos apostando por una subida y un 47% por dejar los tipos inmóviles en ese momento) y los indicadores del mercado, la elección entre mantener la facilidad de depósito en el 3,75% o moverla al 4% estaba totalmente empatada. Con todo, al final, era más seguro optar por una subida adicional, dada la alta incertidumbre del entorno económico y el largo camino de desinflación que aún queda por recorrer para que los precios vuelvan a su objetivo en un periodo de tiempo aceptable”.

Pasarse de optimismo

Tras una extensa recapitulación de la situación económica, el BCE reconoce en un momento dado que sus previsiones económicas de junio eran demasiado optimistas. De un lado, la inflación es más alta y resistente de lo que se pensaba. La economía global, con una China mucho más débil de lo previsto, apenas crece. La europea, con una producción industrial en contracción, está prácticamente estancada y la evolución del sector servicios en el Viejo Continente, que hasta ahora había sostenido el desempeño económico, da muestras de debilidad, al igual que lo hace el consumo de los hogares y la inversión inmobiliaria. En el lado positivo, el mercado de trabajo europeo sigue siendo resistente, pero el BCE también apunta a una pérdida de momentum.

“Se puso de manifiesto que, visto con perspectiva, las proyecciones económicas de junio habían sido demasiado optimistas sobre la fortaleza de la recuperación económica en 2023. Sobre todo, en lo referente a las estimaciones del consumo y el nivel de inversión. Según los datos de los PMIs, la contracción en el sector manufacturero se ha extendido al sector servicios. Esto es notable. Durante el verano el sector servicios parecía boyante debido al turismo, pero otras partes del sector servicios han experimentado actividades más débiles”. Además, el BCE apunta que en la reunión se debatió sobre la posibilidad de que la transmisión de la política monetaria esté siendo más fuerte de lo que se pensaba, ya que los sectores que peor lo estaban haciendo eran de hecho aquellos más sensibles a los efectos de la misma.

Los expertos de HSBC opinan sobre las actas que las preocupaciones mostradas en ellas sobre posibles shocks en el lado de la oferta en el futuro y sobre unos precios de la energía que nuevamente estaban presionando a los precios, así como el miedo a posibles efectos de segunda ronda en la inflación, jugaron un papel muy importante en la decisión. “Como ya dijimos hace tiempo, teníamos el presentimiento de que septiembre sería la última oportunidad para que el BCE subiera los tipos. Ahora, con la sorpresa a la baja que dio la inflación en septiembre, hace todavía menos probable que el BCE suba de nuevo los tipos en octubre. Incluso uno de las águilas más reputadas, el presidente del Bundesbank Joachim Nagel, ha dicho recientemente que la pausa puede ser una opción”, concluyen desde HSBC.

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