EiDF defiende sus cuentas, anuncia un mapa de su deuda y niega vender activos tras perder un 86% en su retorno al mercado
Pese a la cierta estabilización que ha conseguido en las últimas sesiones, los inversores castigan con severidad las dudas sobre la empresa
La primera semana de retorno al mercado tras más de cuatro meses de suspensión de cotización se ha saldado con un doloroso balance para los inversores de EiDF. Pese a haber logrado una cierta estabilidad el jueves y el viernes, dos sesiones con la acción cerrando levemente en positivo, los títulos de la empresa de energía renovable se han desplomado un 85,96% en el conjunto de la semana. Lejos queda la capitalización de mercado de 1.721 millones que EiDF tenía antes de la suspensión. Ahora, la compañía capitaliza 241 millones, dejando con ello un reguero de pequeños accionistas como principales perjudicados. Con el mercado cerrado, EiDF ha emitido un comunicado a través de BME Growth en el que defiende sus cuentas, anuncia un mapa de su deuda, niega una posible venta de activos y desmiente que esté llevando a cabo un ERE.
La compañía de origen gallego lleva días en el ojo del huracán ante los hallazgos de las firmas de auditoría PwC y Deloitte en referencia a su viabilidad para seguir operando como empresa en funcionamiento y ante el hallazgo de evidencias de una posible falsificación de documentos. “En los últimos días, han aparecido noticias que en opinión de la compañía difieren de la imagen fiel de EiDF y su grupo”, comienza diciendo el comunicado publicado este viernes.
En este documento, en primer lugar, EiDF sostiene que las cuentas anuales individuales y consolidadas auditadas publicadas por la compañía reflejan la imagen fiel del grupo, así como los ajustes derivados del análisis forense. “Dichos ajustes (...) representarían un importe inferior a 2 millones de euros de ingresos, básicamente debidos a la distinta consideración del grado de avance de algunas obras”, escriben antes de recordar que ha encargado a “un despacho profesional de reconocido prestigio” la elaboración de un dictamen legal con vistas a considerar emprender acciones legales contra los autores del informe forensic.
Si bien el ajuste que aparece en las cuentas es efectivamente de 1,7 millones de euros, más que en la cifra, en la comunicación mediante la que la CNMV compartió partes literales del forensic, el supervisor de los mercados puso el foco en las conclusiones que apuntaban a posibles falsificaciones de documentos. En aquella comunicación se detallaba que Deloitte había encontrado evidencias sobre que la compañía habría creado, modificado o falseado documentos, entre ellos, facturas y contratos.
Las cuentas de 2022 dibujaban una imagen de una empresa que empeoraba el resultado del año anterior. La compañía disparó el importe neto de la cifra de negocio hasta 299,74 millones de euros, un 517% más que en el ejercicio 2021, pero los costes también se dispararon, con lo que el resultado de explotación consolidado pasó de ser de 2,41 millones de euros en 2021 a ser de -1,22 millones de euros en 2022. El resultado consolidado del ejercicio arrojó unas pérdidas de 2,71 millones de euros, un desempeño que contrasta con los 1,11 millones de euros que ganó EiDF en 2021. En cuanto al flujo de caja, las actividades de explotación dejaron un flujo de efectivo neto negativo de 43 millones de euros, algo más que los 39 millones de euros de 2021, lo que elevó las necesidades de financiación, precisamente, otra cuestión que EiDF destaca en su comunicado del viernes.
Situación de deuda
En una nota de prensa que ha compartido poco después del comunicado en BME Growth, EiDF se centra en la situación actual de su deuda. Según EiDF, excluyendo acreedores comerciales, tras la venta de los activos PPAs comunicada el pasado 14 de agosto de 2023 y sin tener en cuenta en el cálculo la amortización de pagarés ya realizada, la deuda a corto plazo del grupo está en 90,16 millones de euros al tener en cuenta el waiver sobre el crédito de Iberian Fund de 19,25 millones. La deuda a largo plazo, alcanza los 66,86 millones.
Según la nota de prensa, la deuda comercial que los clientes de EiDF tienen con la compañía es de 52,53 millones en el corto plazo y de 4,7 millones en el largo. La empresa no ha dado la cifra de cuánto debe a sus acreedores comerciales. “La deuda comercial incluye líneas de crédito, descuento y COMEX que siguen operativas”, especifica.
EiDF ha anunciado que “para la elusión de cualquier duda sobre su endeudamiento” ha encargado un mapa exhaustivo de su deuda actualizada elaborado conjuntamente con KPMG. “Es importante hacer mención que la deuda de la compañía está directamente relacionada con los activos de la misma, cubriendo estos, por múltiplos, la deuda”, asegura EiDF.
Al respecto de la posible necesidad de vender activos para sobrevivir, EiDF afirma que “no tiene intención de vender activos, entendiendo los mismos como necesarios para sus objetivos a largo plazo en su modelo de negocio, salvo aquellos que no formen parte del eje principal de la actividad de la compañía a largo plazo, pudiendo generarse rotaciones de activos siempre que ofrezcan rentabilidad a la sociedad dentro de su objetivo en el plan de negocio”. El pasado 11 de agosto, EiDF procedió a vender a Finlight Corporate, una compañía participada por Brookfield, los activos materiales y los contratos PPA (contratos cedidos) de un total de 53 instalaciones fotovoltaicas de autoconsumo industrial, alcanzando la transacción un importe total de casi 26 millones de euros.
Por último, la empresa niega haber iniciado un ERE para ajustar su plantilla. “De hecho, en el presente ejercicio la plantilla se ha incrementado en un 6% respecto del ejercicio anterior”, aseveran.
El 14 de abril, la CNMV tomó la decisión de congelar la cotización de EiDF en el BME Growth ante la no presentación de los resultados de 2022. Su auditor, PwC, se negó a aprobar las cuentas ante una serie de discrepancias. Ante la situación, la empresa, a instancias de PwC, se lanzó a la contratación de otra firma de auditoría que investigara a fondo las cuestiones sobre las que PwC levantó la bandera. La empresa elegida para llevar a cabo esta investigación en profundidad fue Deloitte. Con ello, se inició el proceso que ha desembocado en estas contundentes pérdidas en Bolsa. La publicación de las cuentas mostraban las salvedades de PwC, en las que la firma de auditoría desvelaba sus dudas sobre la capacidad de EiDF para continuar como empresa en funcionamiento. Esta publicación de las cuentas fue considerada como insuficiente por parte de la CNMV para levantar la suspensión, y el supervisor pidió además a la empresa la publicación del informe forensic elaborado por Deloitte, algo a lo que EiDF no ha accedido y sigue sin hacer.
Tras publicar un resumen del forensic elaborado por la propia EiDF en el que la empresa evitó hacer cualquier referencia a las posibles falsedades documentales de las que hablaba Deloitte, días después, la CNMV publicó el requerimiento que le envió a EiDF con entrecomillados literales que formaban parte del forensic de Deloitte en los que se podía ver como la auditora aseguraba haber detectado esas evidencias de una posible falsedad documental, entre otras cuestiones. La sombra de la duda ha volatilizado 1.480 millones de euros de capitalización en una semana.
En medio de la debacle, la empresa ha ido maniobrando. A lo largo de esta semana, se han publicado comunicaciones en BME Growth con registros de consejeros de la empresa comprando acciones. El pasado jueves, EiDF comunicó la adquisición de dos nuevos proyectos de generación. Si bien, no detalló por cuánto dinero había cerrado la operación, ni cómo pensaba obtener financiación o la forma en la que se realizarán los pagos. Tampoco explicó cuando preveían tenerlos en funcionamiento. Finalmente, ha llegado este último comunicado en el que reafirma su postura.
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