Una radiografía del crédito europeo al consumidor en medio de la crisis económica
Las medidas del Banco Central Europeo, la inflación y las turbulencias en el sector financiero influenciarán al sector durante 2023, pero también la tecnología y una nueva regulación por parte de Bruselas impactarán sobre los usuarios
A pesar del impulso que supuso la reactivación global del comercio en 2022, las crisis geopolíticas, el colapso de SVB y la crisis de Credit Suisse recuerdan a los inversores y analistas que nada está dicho en la economía de la pospandemia. Así, uno de los sectores afectados en Europa por la inflación disparada y las recientes turbulencias es el del crédito al consumidor, que resiste el embate de la crisis global. No obstante, la reciente subida de tipos de interés por parte del Banco Central Europeo, del 3% al 3,5%, junto a posibles reformas en la regulación por parte de Bruselas, ponen en entredicho si esta normalidad podrá mantenerse en 2023. Cabe recordar que los expertos del BCE también prevén ahora que la inflación se situará, en promedio, en el 5,3 % en 2023 (menos que el 6,3% anticipado en diciembre de 2022), y subrayan que las presiones inflacionistas subyacentes siguen siendo fuertes.
En cuanto a los riesgos asociados a los recientes problemas en el sector financiero, vinculados a la quiebra de SVB, Philipp Bärtschi, CIO de la firma J. Safra Sarasin Sustainable AM, afirma que “no hay por qué alarmarse”, ya que es improbable que estos provoquen una crisis financiera mundial. “Sin embargo, el aumento de los costes de financiación y el endurecimiento de las condiciones financieras provocarán probablemente una disminución del crecimiento del crédito y tendrán un impacto negativo en el crecimiento económico en los próximos trimestres”, añade. La opinión de Bärtschi se alínea con la del BCE, que el viernes también descartó que exista riesgo de contagio a los bancos de la zona euro.
Por su parte, desde Generali Investments advierten que los riesgos para la estabilidad financiera, inducidos por SVB y Credit Suisse, desencadenarán un endurecimiento más cauteloso a partir de ahora. “Incluso si los bancos europeos no cayeran en problemas similares, es probable que las normas de concesión de préstamos aumenten aún más, arrastrando así el crecimiento y la inflación. En nuestra opinión, esto justifica una política mucho más prudente”, señala Martin Wolburg, economista senior de la firma.
Hasta el momento, el sector ha permanecido estable. La última encuesta de expectativas de los consumidores del BCE, publicada este mes, revela que los usuarios percibieron una ligera mejora (0,1%) en el acceso al crédito en enero respecto a diciembre de 2022. De igual manera, el optimismo de los encuestados sobre el acceso al crédito en el próximo año se incrementó en un 0,3% respecto a las expectativas de diciembre. Esta encuesta también muestra algunas consecuencias negativas de las anteriores subidas de tipos. De hecho, la proporción de consumidores que informaron haber solicitado crédito durante los últimos tres meses disminuyó al 13,6% en enero, desde un 13,9% en octubre de 2022.
Cabe destacar que, en la última encuesta de préstamos bancarios del BCE (BLS, por sus siglas en inglés), los bancos de la zona del euro reportaron un endurecimiento de sus estándares de crédito para el préstamo al consumo. Así, la cifra de entidades que reportaron haber tomado medidas favorables a la aprobación de préstamos o créditos al consumidor cayó de un 21% a un 17% entre diciembre de 2022 y enero de 2023 (ver gráfico). El principal factor citado en la encuesta fue el aumento en la percepción de riesgo, vinculada a las perspectivas económicas negativas y al nivel de solvencia esperado de los consumidores.
En cuanto a España, el último Informe de tendencias de crédito, elaborado por la Asociación Nacional de Establecimientos Financieros de Crédito (Asnef) y Equifax, muestra que la demanda de crédito global sigue “consolidando sus buenos resultados”. De hecho, cerró el ejercicio 2022 en niveles muy similares a los de antes de la pandemia, manteniendo unos niveles estables y una tendencia positiva, según Asnef. Por sectores, el informe muestra que la demanda de crédito se elevó especialmente en las financieras de consumo y en las microfinancieras, mientras que se mantuvo en niveles estables en automoción y, en el caso de la banca, cerró el año por debajo de los niveles prepandemia.
Efectos
Ignacio Pla, secretario general de Asnef, destaca que en los próximos meses se verá el impacto de las nuevas subidas de tipos y de la inflación sobre el coste de financiación de las entidades. El experto resalta que la crisis ha golpeado duramente la capacidad de ahorro de los consumidores, junto a su capacidad de consumir. Pla explica que son las propias entidades las que tienen que decidir si optarán por estrechar sus márgenes de beneficios o si trasladarán parte de este coste de financiación a los bolsillos de sus clientes. En esta línea, opina que es posible que se produzca una contracción de la demanda de crédito al consumo junto a un pequeño repunte de la morosidad.
Por su parte, desde Vontobel AM advierten de que los tipos de interés elevados eventualmente golpearán a los usuarios y a las pequeñas empresas. “Con un tipo de depósito de la Fed entre el 4,5% y el 5%, los créditos al consumo se situaban en el 6% o en el 6,5% en EE UU. Las pequeñas empresas se endeudaban en torno al 8%. “Ese no es un tipo sostenible cuando la tasa de crecimiento de la economía es solo del 1%”, apunta Mondher Bettaieb-Loriot, responsable de bonos corporativos de la firma. “Algo similar está ocurriendo en Europa. La tasa de crédito al consumo ronda el 4,5% y estamos hablando de un 6% para las pymes”, añade el analista. Cabe resaltar que entre los expertos consultados hay un consenso en que la reciente subida de tipos por parte del BCE posiblemente sea la última antes de comenzar a bajarlos.
Por su parte, Alejandro Barrenechea, director de Consumo de Santander España, destaca que los bancos españoles cuentan con balances saneados y “tienen una posición de capital y liquidez sólidas y una gran resistencia a las perturbaciones”, que les permitirá resistir cualquier situación derivada de la subida de tipos o de alguna crisis en el sector. No obstante, advierte que el contexto se puede reflejar en el aplazamiento de decisiones de compra “Debido a la elevada inflación, las subidas de tipos y la incertidumbre, la demanda de crédito al consumo puede verse afectada; ya que el consumidor tendrá menor renta disponible y, entretanto no se despeje la incertidumbre acerca de la evolución de la situación macro y microeconómica, podría aplazar sus decisiones de consumo ”, añade.
Morosidad en aumento
Un posible consecuencia de la crisis es un aumento de los impagos. Elisa Belgacem, estratega sénior de crédito en Generali Investment, avisa de que las cifras de morosidad podrían dispararse. “Desde un punto de vista fundamental, las cifras de impago han sido más elevadas en Europa en 2022 que en EE UU, algo poco habitual en los últimos 15 años. Sin embargo, es probable que los impagos estadounidenses no solo alcancen a los europeos, sino que los superen a finales de año. Esperamos que ambas regiones terminen 2023 con un 4% de impagos, casi el doble de las cifras actuales”, afirma
No obstante, esta tendencia no necesariamente será tan pronunciada en España. La demanda de crédito sigue estando en niveles similares a los de antes de la pandemia y, en base a los datos del Banco de España, la morosidad bancaria cerró 2022 en el 3,54%, el nivel más bajo desde diciembre de 2008. “La morosidad de los establecimientos financieros de crédito, aunque siempre es mayor que la ratio de la banca, se ha mantenido estable. En cualquier caso, y dada la situación actual, es previsible que haya una contracción del crédito al consumo y un posible incremento de la morosidad”, indican desde Asnef.
El factor digital
El elemento tecnológico también cambiará el crédito al consumidor en los próximos años por su impacto en los hábitos de consumo (y de hecho ya lo ha cambiado profundamente). En esta línea destaca especialmente el crecimiento de la contratación de servicios de financiación de manera online.
De hecho, según un estudio reciente de Asnef y Kantar, el smartphone ya es el dispositivo favorito para contratar la financiación de manera online, ya que el 55% de los usuarios optó por el móvil para su última financiación. En contraste, el 52% de los encuestados se decantó por el ordenador. Desde Asnef subrayan que no solo se financian productos de altos importes: el 55% de los artículos o servicios financiados tenían un importe menor a 1.000 euros, un porcentaje que aumenta hasta el 69% en el caso de la financiación online.
Mas este giro tecnológico puede implicar riesgos. De las cerca de 667 empresas fintech que operan en España, solo 95 entidades están bajo la supervisión de un organismo oficial (como el Banco de España, la CNMV o la DGSFP), y muchas de ellas ofrecen condiciones financieras desproporcionadas y con falta de la necesaria seguridad jurídica y transparencia. En este sentido, representan un riesgo para los consumidores, muchas veces desinformados.
Bruselas vigila
Otro factor que afectará al sector en el corto plazo son las nuevas regulaciones a nivel regional. Bruselas anunció a mediados de 2022 su intención de reformar las regulaciones para el sector, y particularmente desde el Parlamento Europeo (PE) han puesto la mirada sobre la demanda de préstamos en el contexto de la crisis económica y la creciente digitalización. Así, advierten sobre la aparición de nuevos operadores del mercado, como las plataformas de préstamo entre particulares, que ofrecen contratos de crédito en distintos formatos y nuevos productos, como los créditos de muy alto coste que se pagan a corto plazo.
“En la actualidad, es más fácil y está más extendido pedir pequeños préstamos en línea, pero estos pueden resultar caros o inadecuados. Además, es necesario abordar las nuevas formas de divulgar información en los medios digitales y de evaluar la solvencia de los consumidores mediante sistemas de inteligencia artificial y datos no tradicionales”, advierten desde el PE, para después añadir que las normas actuales tampoco previenen a los consumidores del endeudamiento excesivo ni están armonizadas entre los países de la Unión Europea.
Así, en septiembre de 2022, el Parlamento propuso diferentes reformas, entre ellas, que los prestamistas deben garantizar una información básica a los consumidores de forma más transparente y permitirles acceder a ella desde cualquier dispositivo, incluido el teléfono móvil. Por otra parte, se exigirá que la publicidad crediticia no anime a los consumidores con tendencia al endeudamiento excesivo a solicitar un crédito y debe contener un mensaje claro sobre el coste que implica pedir un préstamo.
Los eurodiputados propusieron que las nuevas normas deberían cubrir créditos de hasta 150.000 euros, y que cada país decida el límite superior en función de las condiciones locales. Asimismo, los países de la UE deben decidir si aplican las normas de crédito al consumo a algunos tipos de préstamos, como los inferiores a 200 euros, los préstamos sin intereses y los que deben reembolsarse en un plazo de tres meses y con gastos mínimos.
“Uno de los puntos más relevantes de esta nueva directiva es la llamada reserva de actividad, que establece que todas las entidades que ofrecen servicios de financiación tienen que estar reguladas y supervisadas. En España hay muchas entidades no reguladas que, bajo la apariencia de modernas empresas tecnológicas, pueden proporcionar condiciones financieras desproporcionadas y una total falta de seguridad jurídica y de transparencia”, señala Ignacio Pla.
Desde Asnef, resaltan que España es el único país europeo grande que hasta el momento no cuenta con una reserva de actividad, por lo que este factor será fundamental para dotar de una mayor seguridad a los consumidores. Esto es necesario especialmente en los sectores más vulnerables de la población, ya que son los que más habitualmente recurren a entidades no reguladas.
Credit Suisse y la subida de tipos del BCE
El Banco Central Europeo ha tomado una de sus decisiones más difíciles de los últimos tiempos y ha aprobado un incremento de los tipos de interés. La entidad se ha ceñido a su lucha contra la inflación a pesar de las turbulencias financieras que han creado la caída del banco estadounidense Silicon Valley Bank y la crisis de Credit Suisse, de especial trascendencia para la zona euro.
Según ha reconocido la presidenta del BCE, Christine Lagarde, las tensiones en el mercado financiero, no solo las de los últimos días, ya están provocando un crédito más caro, al tiempo que van a “acelerar la desinflación”. En este sentido, van a contribuir, en definitiva, a reforzar el enfriamiento de la economía, y de los precios, el objetivo al que aspira el BCE.
Credit Suisse ha acabado recurriendo a una línea de liquidez del Banco Nacional Suiz por hasta 50.000 millones de euros. La herida está taponada, pero el temblor entre inversores y ahorradores persiste.
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