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Las falsificaciones, una pesadilla para las marcas que seduce a los jóvenes

Una de cada dos personas de entre 15 y 24 años ha adquirido deliberadamente un producto falso. España es el segundo país de la UE con mayor tasa de compra de copias ilegales

Varios juguetes falsificados intervenidos en una de las operaciones llevadas a cabo por la Guardia Civil antes de la campaña de Navidad de 2023.
Varios juguetes falsificados intervenidos en una de las operaciones llevadas a cabo por la Guardia Civil antes de la campaña de Navidad de 2023.Ana Escobar (EFE)
Manme Guerra

Más allá de las cifras sobre el impacto que las falsificaciones tienen en la economía española, Gerard Guiu, director general de la Asociación para la Defensa de la Marca (Andema), pone como ejemplo un accidente grave para explicar lo perjudicial que puede llegar a ser adquirir productos de este tipo. “Una persona adquirió en un mercadillo una alfombrilla para un coche que no había pasado los controles de calidad que se exigen a los productos auténticos. Dicha alfombrilla se quedó enganchada en el acelerador, provocando un accidente en el que hubo una víctima mortal. Y el seguro no se hizo cargo de nada debido a que era una falsificación. Cuando compras este tipo de productos no oficiales pierdes todos tus derechos como consumidor”, narra.

Con otro de los ejemplos que usa Guiu, “un cargador de móvil falso que explota mientras está enchufado”, pretende “concienciar” a una parte concreta de la población española, “los jóvenes de entre 15 y 24 años”. Es el mismo colectivo en el que quiere poner el foco la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM), como explica su directora, Aida Fernández. “Los datos recogidos en un informe de junio de 2023 de la Oficina de Propiedad Intelectual de la UE (Euipo) señalan que la mitad de los jóvenes españoles de esa franja de edad han comprado conscientemente un producto falsificado”. Un porcentaje mayor que la media nacional, que sitúa en uno de cada cinco los españoles que adquirieron deliberadamente este tipo de objetos en el último año. Lo que coloca a España como el segundo país de la Unión Europea, por detrás de Bulgaria, con mayor tasa de compra, según las cifras de la Euipo proporcionadas por Fernández.

“De la misma manera que hemos conseguido que la gente joven tenga la sostenibilidad en su ADN, nosotros queremos llegar a inculcarles el daño que las falsificaciones originan en la sociedad”, asevera Guiu. A este respecto, Fernández sostiene que “hay un peligro en el que se pone poco el foco, pero que a los jóvenes les impacta bastante, el daño medioambiental. Los productos falsificados se fabrican de una forma que no cumple con las normativas establecidas y perjudica al medio ambiente, con la consecuencia que tiene para todo el planeta”.

Sobre los peligros que suponen para la salud los productos falsificados hace especial énfasis la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética, Stanpa, que desde hace años viene desarrollando campañas de concienciación y educación entre los consumidores. “La composición de lo que te están dando es desconocida. De hecho, hace unos años realizamos un estudio sobre los componentes usados en productos falsificados y llegamos a encontrar descongelante de coche y disolvente, entre otros. Y al no estar supervisado, si te da una ­reacción alérgica, no sabes cómo actuar y no puedes reclamar contra nadie, porque no conoces dónde está su origen”, explica Jorge López, director de legal y sostenibilidad de la asociación.

La labor de Stanpa parece haber ido calando en la mente de los compradores a tenor de las cifras que adelanta López sobre un estudio de la Euipo que aún no se ha publicado. “El impacto de las falsificaciones de cosméticos y perfumes en España en la pérdida de ventas de productos originales se ha reducido al 5%, frente al 10% que se recogía en el anterior estudio de 2018″, detalla. Además de la concienciación, desde la asociación también se señalan como causas de este descenso “la intensificación de la lucha policial contra los delitos contra la propiedad intelectual , así como el impacto del coronavirus en la reducción del comercio mundial durante el periodo del estudio [2018-2021], que sin duda afectó también a la capacidad de introducir productos falsos por parte de las mafias internacionales relacionadas con esta lacra”.

Todas las fuentes consultadas coinciden al recalcar que tras los productos falsificados se encuentran mafias. “Organizaciones criminales internacionales que se dedican también al tráfico de armas y de personas. Que instrumentalizan a los vendedores del conocido como top manta, que son el último eslabón de la cadena”, sostiene Guiu.

A los datos de la oficina europea echa mano también Pepa Bueno, directora ejecutiva de la Asociación Creadores de Moda de España (ACME), institución firmante de un manifiesto el pasado septiembre contra el mercado de las falsificaciones. “En España, en todos los sectores, las pérdidas se calculan en unos 6.000 millones de euros y se destruyen 50.000 empleos al año”, asegura Bueno, antes de afirmar que las copias falsas son “una lacra, el problema más importante que tiene la moda”.

“Lo que suponen esas pérdidas en ventas directas son despidos. Y es importante que lo entienda un sector de la población. Porque concienciándonos de esto, de que a lo mejor cierran el negocio de tu barrio o echan a alguien de su puesto de trabajo, nos lo pensamos dos veces antes de comprar un producto falsificado”, añade por su parte Fernández.

Falsificaciones Gráfico
Belén Trincado Aznar

Durante 2022, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado requisaron 2.662.260 productos falsificados, que, según el Ministerio del Interior, “en el mercado habrían alcanzado un valor superior a 121 millones de euros”. El mayor porcentaje corresponde al sector de juguetes, un 16,6% de lo incautado, y le siguen, por volumen, el textil (12,5%), el calzado (10,2%) y el de la marroquinería y los complementos (3,8%). En total, los cuerpos policiales llevaron a cabo 1.087 operaciones, “que permitieron detener o investigar a 1.037 personas por delitos contra los derechos de propiedad industrial”. Y la mayoría de las incautaciones, el 62,5% en concreto, se llevaron a cabo en naves, fábricas y almacenes.

Además del impacto económico y el peligro que pueda tener para la salud, las falsificaciones perjudican también, según Bueno, a la creatividad y la innovación de las empresas. “Las firmas de moda de autor, independientemente de su tamaño, están trabajando siempre en nuevas propuestas estéticas, creativas. La copia de eso es muy dañina para este sector en concreto”.

Asegura Bueno, también, que para una empresa pequeña, ponerse a pleitear porque le han copiado un producto supone un problema más difícil de afrontar que para una de un tamaño superior, que incluso puede que tengan un departamento legal. Precisamente el esfuerzo, tanto económico como de tiempo, que tienen que hacer las compañías que se enfrentan a esta situación es uno de los puntos que pone de relieve Guiu. “Tenemos una marca que ha tenido que pagar durante cuatro años el almacenamiento de los productos falsos, que no es su labor, hasta que el juez dictó que se podían destruir”, cuenta.

El director general de Andema también se queja de que a nivel europeo empieza a haber un exceso de burocracia. “Como marca tienes que defenderte de abusos que pueden pasar en otros países. Tienes que demostrar proactivamente, con documentación, cuánto has invertido en marketing, qué impacto genera esa marca, si es reconocida, entre otros factores. Para ello deben emplear mucho tiempo y dinero delante de la Administración, sobre todo la europea, la Euipo, para defenderse. Desde Andema, una de las reivindicaciones que hacemos es una mayor sensibilidad en estos estamentos, especialmente aquellos a nivel europeo, que tienen que reconocer una marca que puede ser muy potente en España, pero que en Italia la están copiando y necesita un amparo”.

Donde no hay fronteras es en internet, un terreno en el que han florecido las falsificaciones. Y los consumidores las adquieren tanto deliberadamente como por haber sido víctimas de una estafa. De hecho, los datos recogidos por Certilogo, empresa dedicada a autentificar objetos, recogen que uno de cada dos productos falsos identificados usando su plataforma fueron adquiridos por un consumidor que creía que compraba uno auténtico. “Con el crecimiento de la venta online, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado han tenido que cambiar y modernizar la manera en la que persiguen esto delito”, afirma Fernández, que recalca la importancia del trabajo conjunto de todos los actores implicados.

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Sobre la firma

Manme Guerra
Redactora de la sección Fortuna, donde escribe de recursos humanos, empresas, sostenibilidad, lujo y estilo de vida. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de la Escuela de Periodismo UAM-El País. Ha trabajado en El País, Vozpópuli, Microsoft News y la revista ¡HOLA! antes de incorporarse a Cinco Días en 2022.

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