Mathieu Chabran (Tikehau Capital): “Los estadounidenses son más adictos a la deuda”
El inversor francés fundó en 2004 esta firma que gestiona activos por valor de 51.000 millones de euros

Una empresa de Murcia que produce pimentón y azafrán de alta calidad, otra que desarrolla aplicaciones para pagar la zona ORA desde el móvil y gestiona miles de plazas de aparcamiento en los aeropuertos españoles. Una tercera compañía sevillana de programas de ordenador para supervisión de plantas de energía renovable... Estos son algunos de los ejemplos de las inversiones que ha realizado en España la firma francesa de capital riesgo Tikehau Capital desde que desembarcó en Madrid en 2018. En estos siete años ha desembolsado alrededor de 2.000 millones de euros —la entidad no da cifras exactas—, especialmente en deuda de compañías de pequeño y mediano tamaño. Ahora cuenta con 20 empleados.
Para el co-fundador del grupo, Mathieu Chabran (Avignon, 1976) este tipo de desembolsos demuestran “el total compromiso que tiene Tikehau para apoyar la economía española y, en concreto, la economía real”. El financiero —que vive en Nueva York— es uno de los personajes más mediáticos en el ámbito bursátil en su país. Durante la entrevista, realizada en la oficina de la gestora, subraya el papel que juega una entidad como la suya en apoyar a empresas que están creciendo y que generan muchas oportunidades y puestos de trabajo. “Nosotros bajamos al barro. Conocemos al empresario. Estamos con ellos a las duras y a las maduras. Mientras que a los gigantes de la inversión solo les importan sus comisiones”, argumenta.
Aunque Chabran se esfuerza en deslindar la economía real de la puramente financiera, lo cierto es que su trayectoria ha estado mucho más ligada a esta segunda. Al inicio de su trayectoria profesional trabajó para el gigante de Wall Street Merill Lynch (en París y Londres), y para Deutsche Bank, en el equipo de financiación de operaciones inmobiliarias. Fue en 2004 cuando creó Tikehau Capital con su socio Antoine Flamarion. Hoy la firma cotiza en la Bolsa francesa —y puede que pronto en la de Nueva York—, opera en 17 países (tiene oficinas en Londres, Nueva York, Abu Dabi, Hong Kong, Singapur, Tokio...) y tiene un valor bursátil de más de 3.200 millones de euros. Aunque los principales accionistas siguen siendo los fundadores y otros socios de Tikehau, tienen en el capital a pesos pesados como Temasek (el fondo soberano de Singapur); el banco Morgan Stanley; el dueño de Louis Vuitton (Bernard Arnault); la familia belga que controla Anheuser Busch InBev, la mayor cervecera del mundo... “Tenemos una base de accionistas y aliados estratégicos muy sólida y que nos hace únicos en el mercado”, relata el financiero.
Pregunta. ¿Cómo está yendo la oficina española?
Respuesta. Estamos tremendamente satisfechos. Teníamos claro que para ser un operador relevante en España no bastaba con distribuir producto, sino que había que tener un equipo local que también buscara oportunidades de inversión. Hemos hecho operaciones de capital riesgo, de crédito privado, de inmobiliario… Los fundamentales de la economía española se han reforzado mucho en la última década y hemos querido formar parte y aprovechar esa recuperación. Nuestra apuesta ha sido muy sólida.
P. ¿En qué consiste el negocio?
R. Por una parte vendemos a clientes españoles productos de Tikehau, tanto fondos de capital riesgo, como en formato asegurador. Trabajamos con bancos, compañías de seguros, clientes de banca privada... Y, además, tenemos equipos que buscan y ejecutan oportunidades de inversión en las que siempre participa la propia firma, con su propio balance, para garantizar una adecuada alineación de intereses. Algo único. Esto es una señal de tranquilidad cuando invertimos en negocios familiares. Nos comprometemos y tenemos paciencia, lo que no ocurre siempre en esta industria.
P. ¿A qué se refiere?
R. Hay competidores que tienen estrategias de expansión menos sostenibles. Abren en una plaza, prueban, cierran... Van a levantar fondos de terceros, hacer inversiones y llevarse sus buenas comisiones... Cuando cambian las condiciones de mercado, como ocurrió con la pandemia o con el fin del largo periodo de tipos cero, algunos salen huyendo. Pero nosotros nos quedamos y apoyamos a las empresas en las que hemos confiado. Son nuestros socios. Somos flexibles y no tenemos prisa por vender, como otros fondos.
P. La evolución bursátil de Tikehau Capital no ha sido buena... ¿Está insatisfecho?
R. No tanto. Lo que estoy es comprando más acciones. Cuando salimos a Bolsa en 2017 gestionábamos 10.000 millones de euros y apenas dábamos beneficios. Ahora gestionamos 51.000 millones y ganamos dinero, y la empresa vale menos. No tiene sentido. Hay mucha penalización para las cotizadas europeas de pequeño y mediano tamaño. El mercado de renta variable ha cambiado mucho con el empuje de los fondos indexados. Pero estamos muy tranquilos. Tenemos una base de accionistas muy sólida, con socios como Temasek, Morgan Stanley, Bernard Arnault o los dueños de Ab InBev.
P. ¿Cómo pueden competir con gigantes como BlackRock, que se está volcando en crecer en mercados privados?
R. Para nosotros es una oportunidad. Ese tipo de grandes jugadores están gastando mucho dinero para crecer en este negocio de los activos alternativos o ilíquidos. Necesitan crecer aquí porque las comisiones en los fondos tradicionales son mínimas. También Franklin Templeton está comprando. Nosotros ya estábamos desde antes en estos mercados privados, pero con una forma de operar propia, y con otros valores hacia los inversores y accionistas. Que lleguen los grandes es una buena noticia. Quiere decir que nuestro negocio es muy apetecible y deseado. Para posicionarnos en este contexto, hemos tomado una participación del 5,2% en el gigante británico Schroders, que administra 700.000 millones de dólares. También cerramos un acuerdo estratégico con la mayor gestora de fondos de Japón, Nikko AM.
P. ¿Han hecho más compras en sus 20 años de trayectoria?
R. Sí. Varias. Pero siempre muy calibradas. Esas adquisiciones hoy representan un 15% de nuestro negocio. Adquirimos un equipo de inversión en infraestructuras, en Estados Unidos. También otro especializado en defensa y ciberseguridad. También una plataforma para poder acercar la inversión en capital riesgo a inversores minoristas, donde tenemos ya 60.000 clientes. En algunos de estos vehículos se puede invertir desde solo 20.000 euros.
P. ¿Hay riesgo de burbuja en los mercados privados?
R. Bueno, ha habido ya alguna sobrevaloración en algunas partes de estos mercados. Por ejemplo, en la compra de compañías gracias a estructuras muy endeudadas. Cuando había dinero barato se pagaron precios que ahora no son razonables, y está costando vender. Se inflaron los precios. Eso ha frenado que esas empresas salgan a Bolsa o que se vendan a otros actores. Nosotros hemos sufrido menos porque nuestro principal negocio es la deuda privada, en la que el tipo de interés es variable. En Europa no hay mucha tensión en este tipo de activos.
P. ¿Y en Estados Unidos?
R. Algo más. Los empresarios estadounidenses son más adictos a la deuda. Y en el mercado de empresas medianas la morosidad se ha duplicado en los últimos 12 meses. En Europa, aún cuando los tipos eran bajísimos, las empresas no se endeudaron tanto. Aquí el emprendedor teme que con una estrategia de financiación muy agresiva pueda llegar a perder el control de su negocio familiar.
P. ¿Tiene sentido la tendencia de dar acceso a estos activos ilíquidos a un público más amplio?
R. Sí, pero con límites. No cualquiera está preparado para dejar bloqueado su dinero durante siete o 10 años. Hay que entender bien el riesgo de iliquidez. Y debe estar adecuadamente remunerado.
P. ¿Cuál es el propósito de Tikehau Capital?
R. Apoyar y financiar la economía real. Cuando compras una acción, un fondo o un ETF, no estás realmente dando capital a un negocio. Estás haciendo crecer el mercado bursátil. Nosotros, en cambio, trabajamos con los emprendedores para darles préstamos, para aportarles capital, y que puedan seguir creciendo e innovando. Además, nosotros apoyamos temáticas muy concretas, como la transición energética, la defensa, la agricultura regenerativa...
P. Un fondo cotizado, un ETF, también invierte en acciones, en capital...
R. Sí, pero a lo que me refiero es que ese tipo de gestión pasiva se dedica a replicar la evolución de un índice. No hay un gestor que selecciona los proyectos más interesantes. Al final, quien invierte no sabe bien ni en qué lo está haciendo.
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