Los turbofondos que reinan en el caos: 80% de rentabilidad en 48 horas de vértigo
Las estrategias bajistas más agresivas permiten lograr retornos positivos cuando se desploma la Bolsa


Cuando medio planeta contemplaba atónito los efectos demoledores sobre las Bolsas provocados por la guerra arancelaria emprendida por Donald Trump, un pequeño grupo de inversores afilaba sus armas y se preparaba para reinar en medio del caos. Son los bajistas. Expertos en apostar por la caída de una acción. Algunos llevaban años esperando este momento. Y lo han aprovechado. Los vehículos más agresivos han llegado a anotarse una rentabilidad del 80% en tan solo dos días.
Hasta hace poco, las estrategias basadas en posiciones cortas estaban reservadas a inversores más sofisticados, fundamentalmente aquellos que gestionan fondos de inversión libre (hedge funds, en la jerga), pero ahora este tipo de vehículos está a golpe de clic. Desde el móvil, casi cualquiera puede contratar un producto como el Leverage Shares 5x Short Nasdaq 100. A pesar del nombre, su funcionamiento es muy sencillo. Al menos, a ojos del particular. El fondo promete dar una rentabilidad que es la inversa del mítico índice tecnológico Nasdaq 100, pero multiplicada por cinco. Así, si en una sesión ese selectivo baja un 5%, el fondo subirá un 25%. Y viceversa.
El jueves y viernes de la semana pasada los mercados empezaron a digerir que las bravatas tarifarias de Trump iban en serio. Fue entonces cuando las compañías tecnológicas —que ya cotizaban muy sobrevaloradas— cayeron a plomo. Y cuando el Leverage Shares 5x Short Nasdaq 100 ganó un 80,3%. En dos sesiones. Detrás de esta gestora de fondos con sede en Greenwich (Connecticut) —a una hora al norte de Nueva York—, hay un español, José Carlos González, quien fundó la firma en 2017. Pero este no es el único fondo especializado.
El Xtrackers S&P 500 Inverse Daily Swap (de DWS, una filial de Deutsche Bank) replica el principal índice de la Bolsa de Estados Unidos, pero invertido: 14% de rentabilidad en el año. El fondo WisdomTree S&P 500 3x Daily Short hace lo mismo, pero con apalancamiento. Multiplica por tres. 54% de rentabilidad en los tres últimos meses. En el mercado los llaman turbofondos. En total, hay más de un centenar de fondos cotizados en Europa y Estados Unidos que permiten realizar este tipo de apuestas para ganar dinero cuando la Bolsa se desploma. También se puede invertir en posiciones cortas sobre una acción específica, como el Tesla -3x Short ETP de Leverage Shares, que sube en el año un 125%.
Normalmente, nadie se juega toda su cartera de inversiones a este tipo de vehículos, donde la volatilidad es extrema. Lo habitual es que sean utilizados por gestores profesionales para tomar decisiones tácticas. Si el miércoles pasado, después de que Trump sacara el cartelón con las tarifas, un inversor tenía muy claro que la Bolsa europea se iba a desplomar, podría haber comprado esa noche el Amundi Euro Stoxx 50 Daily (-2x) Inverse y sacar un 26,3% de rentabilidad en tres sesiones.
En España, Smart Social Sicav lleva muchos años apostando por el apocalipsis financiero, dedicando casi toda la cartera a posiciones cortas sobre el Nasdaq y el Dax. Tras haber acumulado pérdida tras pérdida, debido al largo ciclo alcista en los mercados bursátiles, ahora ha llegado su momento. En lo que va de año acumula un 17% de rentabilidad. Y eso que aún no se conocen los datos de las últimas sesiones.
Una operativa polémica
Ganar dinero cuando todo el mundo se está empobreciendo está feo. Las estrategias bajistas siempre han provocado mucha polémica alrededor y varios países han intentado prohibir o limitar este tipo de operativa. En España, durante la crisis del euro, se vetaron las apuestas en corto sobre la banca, para tratar de garantizar la estabilidad financiera, y actualmente la normativa exige publicitar las apuestas bajistas por encima de un determinado umbral. Aun así, la mayoría de los operadores del mercado defiende la pertinencia y la ética de este tipo de apuestas en corto.
Aunque hay varias formas de sacar provecho a la caída de una acción, lo habitual es hacerlo utilizando derivados financieros, como futuros, swaps y opciones. Todos estos instrumentos siempre tienen una contraparte que saca dinero de prestar títulos u ofrecer coberturas, lo que acaba haciendo que los mercados sean más líquidos y se puedan adoptar estrategias más variadas.
La existencia de inversores bajistas también puede beneficiar al funcionamiento de los mercados, aunque pueda parecer paradójico, sobre todo gracias a los hedge funds bajistas. Como se pudo ver en el caso Gowex o Grifols, este tipo de agentes ganan dinero al detectar debilidades en las empresas (desde fraudes contables a problemas de gobernanza o falta de transparencia), lo que acaba siendo positivo para todo el mercado. Ejercen de policías financieros, y sus servicios son muy bien pagados (siempre que acierten con su objetivo). Uno de ellos, Nathan Anderson, se jubiló hace unos meses —con 40 años y multimillonario— tras haber puesto contra las cuerdas a muchos ricos y poderosos empresarios.
Luciano Díez-Canedo es presidente de la gestora de fondos de Singular Bank, con casi 2.200 millones de activos bajo gestión. La entidad, además, de administrar vehículos de inversión colectiva también implementa estrategias específicas para clientes de banca privada. Algunos de ellos muy sofisticados. “Me ha llamado un señor para hacer una selección de 20 compañías para buscar precios de ventas de puts [opciones por las que se adquiere un compromiso de compra de unas acciones a un precio determinado] con caídas del 20% del precio”, reconoce.
Esta es otra de las estrategias para sacar provecho de la volatilidad del mercado. Los inversores que buscan protección, están dispuestos a pagar un canon por tener una opción de compra de una acción a un precio fijado. Compra un suelo. Una red de seguridad. El cliente de Singular percibe ese canon y, en el peor de los casos —si el título cae hasta el nivel fijado para el put—se tendrá que quedar con unas acciones que ya han caído un 20%. Un buen negocio. Siempre que se tenga la pericia para atrapar un cuchillo cuando está cayendo. Sin cortarse.
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