Eduardo García (BBVA AM): “Ya lidiamos con la pandemia, un morlaco de 600 kilos, así que Trump no nos da miedo”
El jefe de inversiones de la gestora de BBVA cree que los clientes deberían ir asumiendo más riesgo en renta fija


Las mesas de inversión de gestoras de inversión y bancos de todo el mundo no salen de su asombro. Cada mañana cae un paradigma. Cada tarde un dogma económico se rompe. La Administración Trump ha provocado un terremoto cuyo alcance es difícil de predecir. Es miércoles 5 de marzo y Eduardo García Hidalgo (Madrid, 1968), el jefe de inversiones de BBVA Asset Management, comienza la entrevista hablando de la última frontera que se ha cruzado. “Estamos viendo cómo Alemania está dispuesta a modificar sus límites constitucionales de déficit público para poder aumentar el gasto en defensa“, explica el directivo. “Es una posibilidad a la que, si nos hubieran preguntado hace seis meses, le habríamos otorgado una probabilidad de menos del 5% de que ocurriera, mientras que ahora supera el 80%”. Ese anuncio provocó el peor día para la deuda alemana desde la caída del Muro.
Las ondas sísmicas que tienen su epicentro en la Casa Blanca alcanzan a muchas cuestiones que acaban afectando a los mercados internacionales. Desde el grado de endeudamiento de Europa y Estados Unidos, al posible repunte de la inflación por culpa de la guerra de aranceles, pasando por el desmantelamiento del orden multilateral o el cuestionamiento de la separación de poderes. BBVA AM gestiona activos de clientes del banco por valor de más de 100.000 millones de euros.
Pregunta. ¿Cómo puede prepararse un inversor para lidiar con Trump?
Respuesta. El nivel de incertidumbre es muy alto. Están cambiando muchas cosas en poco tiempo. Muchas piezas que creíamos fijas en el engranaje internacional, ahora ya son móviles. Como en una atracción de feria. Lo único que nos queda es ir conociendo, poco a poco, el libro de jugadas de Trump. Ya ni siquiera hablo de su ideología.
P. ¿Qué busca la nueva Administración en el plano económico?
R. Es difícil de saber. El “make America great again” es lo que es, un eslogan. ¿Significa que busca que aumente la renta per cápita, que crezca el PIB, que suban las Bolsas? Desde luego, en este último aspecto sí que tenemos claro que Trump es muy sensible a la evolución del S&P 500 y que para él es un termómetro de si lo está haciendo bien o mal.
P. Además, algunas de las medidas que adopta tienen una vida muy corta.
R. Así es. Ya lo vimos con los aranceles a México y Canadá. Los anunció. Luego suspendió su aplicación. Ahora parece que los retoma, pero ya está negociando su alcance. Con los gravámenes sobre productos colombianos, la crisis duró 12 horas. Ya ocurrió en el primer mandato, que hubo mucho ruido de sables con los aranceles, pero luego quedó en casi nada.
P. Entonces, ¿cómo hacer previsiones?
R. Creo que lo importante es no ir siempre detrás del titular. Mira lo que ocurrió con la visita de Zelenski al despacho oval. Solo unos días después, vuelve a haber un acercamiento. Tenemos que evitar el ruido, los mensajes de redes sociales y centrarnos en los datos económicos fundamentales. También tenemos que poner el foco en algunas tendencias fuertes, que nos parecen más evidentes.
P. ¿Cuáles son?
R. Una que es muy clara es la vocación de Europa por tener una política en materia de defensa más autónoma de la de Estados Unidos. Eso implica aumentar el gasto militar. Esto tendrá su repercusión también sobre el déficit público. En cuanto a los aranceles, a la espera de ver en qué se concretan, creemos que pueden aumentar algo la inflación y limitar el crecimiento económico.
P. ¿Les preocupa que un repunte de la inflación frene la bajada de tipos?
R. No especialmente. Pese a las bajadas de tipos de la Fed, los tipos reales siguen a niveles relativamente elevados. Es verdad que hay algunas señales inflacionistas, como los aranceles o la política migratoria. En cambio, parece que los precios de la energía podrían bajar. Habrá que ver el efecto final. Lo que no vemos es que la inflación pueda dispararse de repente hasta el 6%. El tema más relevante en renta fija me parece la caída de la rentabilidad del bono americano a 10 años, que ha pasado en poco tiempo del 5% al 4,2%. ¿Volverá a subir? ¿Le pesará al mercado el alto nivel de déficit de Estados Unidos? Esas son las preguntas importantes.
P. Si sube la inflación y los tipos no bajan tanto como se esperaba, ¿qué debería hacer un inversor conservador?
R. En los últimos años ha sido muy cómodo tener fondos monetarios o letras del Tesoro, porque han llegado a ofrecer un retorno por encima de la inflación, lo que es muy atractivo. Ahora bien, eso ya no lo vamos a ver en los próximos tiempos, así que sería razonable que ese tipo de cliente fuera incrementando algo el riesgo en cartera, con plazos más largos y algo de deuda corporativa.
P. ¿También algo de activos alternativos?
R. Creemos que sí. Por eso hemos impulsado un fondo de fondos de capital riesgo que se puede contratar desde 50.000 euros. Es un tipo de activo que, a cambio sacrificar liquidez, te permite obtener un extra de rentabilidad y desligarte de la evolución de otros activos financieros.

P. No es fácil invertir en el contexto actual...
R. Bueno, hay que recordar que los inversores venimos de lidiar con la pandemia, que fue algo absolutamente excepcional en términos económicos. Nos tocó torear un morlaco de 600 kilos, así que no tenemos por qué tener miedo a invertir con la Administración Trump.
P. ¿Hay riesgo de que Trump sustituya al jefe de la Reserva Federal por alguien de su cuerda?
R. Sí. Jerome Powell acaba su mandato el año que viene. Pero es un riesgo limitado. No creo que se le ocurra proponer a un candidato que dañe la credibilidad de la institución. La Fed tiene como misión dar credibilidad a la política monetaria de la mayor economía del mundo. Así que no creo que le interese poner a alguien para conseguir una bajada de tipos coyuntural que le vaya bien a Trump en un momento dado.
P. ¿Temen un deterioro institucional en Estados Unidos?
R. Hay una métrica muy evidente para calibrar ese riesgo, la evolución de lo que hay que pagar por el bono norteamericano a 10 años. Por ahora, no parece que el mercado vea ese deterioro. Hay que recordar que los republicanos no tienen una mayoría muy holgada en las Cámaras. Tampoco se está cuestionando la independencia del poder judicial. Es cierto que ahora hay una mayoría de jueces conservadores en el Tribunal Supremo, pero durante 25 años hubo mayoría de jueces progresistas, y eso no hizo que se cuestionara al alto tribunal.
P. Se ha hablado incluso de que Trump pudiera presentarse a un tercer mandato...
R. Sí, pero tampoco sería algo tan excepcional. Franklin D. Roosevelt fue elegido cuatro veces y sirvió como presidente desde 1933 hasta 1945. Es cierto que en 1955 se aprobó la 22ª enmienda constitucional, que limitaba la presidencia de Estados Unidos a dos mandatos. Pero no es una ley escrita en piedra. Si se siguen los procedimientos para modificarla, se podría retirar.
P. ¿No le preocupa esta deriva?
R. Es cierto que hoy en día hay más riesgo de deterioro del estado de Derecho que hace 20, 30 ó 50 años. Pero es muy difícil de poner en precio ese riesgo. Además, nosotros somos inversores, y tenemos que pensar en las consecuencias económicas que podría tener, sin entrar a valorar si lo que está pasando nos gusta más o menos.
P. ¿Qué otros cambios estructurales están viendo?
R. Uno que es muy claro es el freno de la globalización. Que empezó hace ya más de dos décadas. Una de las repercusiones es que es posible que los flujos de capitales se vuelvan más regionales. Por ejemplo, que Europa empiece a invertir más en proyectos propios. Si aquí tenemos un programa público de inversión en infraestructuras y defensa, con un atractivo económico razonable, lo lógico es que los capitales europeos, en vez de financiar a terceros, financien a Europa.
P. ¿Cómo les afecta el repliegue de la inversión sostenible en Estados Unidos?
R. Hay varios factores que indican que es una tendencia que se va a mantener. Por un lado, porque es algo que a los clientes les importa, sobre todo a las nuevas generaciones. Por otro, porque los efectos del calentamiento global y el cambio climático son evidentes, esté quien esté en la Casa Blanca, y las empresas tienen que evaluar los riesgos que suponen y actuar en consecuencia. Además, tenemos comprobado que las compañías que tienen en cuenta a la hora de operar aspectos sociales, ambientales y de gobernanza, acaban siendo más rentables. La inversión sostenible es parte del ADN Europa, tanto de Reino Unido y Suiza como de la Unión Europea, y eso no va a cambiar. Es nuestra forma de invertir.
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