Amadeo Alentorn (Jupiter FM): “Los directivos no dicen toda la verdad cuando son imprecisos y dan respuestas más largas”
El gestor dirige a un equipo que supervisa inversiones por valor de 12.000 millones de euros y emplea modelos de análisis del lenguaje
Amadeo Alentorn (Tarragona, 1978), que empezó su carrera profesional como ingeniero de robótica, se convirtió hace nueve años por unas horas en el gestor de fondos más famoso de España. Este profesional de la inversión fue el invitado estrella de Jordi Évole en su programa Salvados. Allí explicó cómo era para trabajar en Londres para una de las grandes firmas internacionales, comprando y vendiendo acciones. El gestor, que recuerda con cierto vértigo aquella experiencia televisiva, sigue desempeñándose a diario en la City londinense, dirigiendo un equipo que supervisa inversiones por valor de casi 12.000 millones de euros. Su cargo es el de jefe de inversión sistemática en Bolsa para la firma Jupiter Fund Management, un área que se apoya en el análisis diario de miles de datos con herramientas de inteligencia artificial.
Pregunta. ¿Inversión sistemática? ¿No toda lo es?
Respuesta. Nosotros hablamos de inversión sistemática porque para tomar todas y cada una de las decisiones de compra y venta, lo hacemos basándonos en una serie de indicadores muy, muy concretos. Es un proceso muy establecido. Muy sistemático. Frente a otras tipologías de inversiones en las que predomina más el componente humano, donde el gestor es quien toma la decisión según su criterio. Claro está, que ambos modelos no son incompatibles y utilizan algunas métricas y técnicas similares.
P. ¿Por qué utilizar este sistema?
R. Consideramos que es la mejor fórmula para evitar todos los sesgos de comportamiento que tenemos los humanos. Para evitar sobrereaccionar, o ser demasiado temerosos. Nuestros instintos primarios pueden ser nuestros peores consejeros cuando llegan los momentos críticos a la hora de invertir. Queremos evitar el dejarnos llevar por las emociones.
P. ¿Qué indicadores utilizan?
R. Nuestros ordenadores analizan y procesan cada día miles y miles de datos. No solo datos tradicionales como pueden ser cuentas de resultados, expectativas de rentabilidad... también datos más ligados al sentimiento inversor, que pueden venir del análisis de cientos de comparecencias de directivos o de cómo aparece una compañía en los medios de comunicación o las redes sociales.
P. ¿Cuántas empresas monitorizan?
R. Seguimos contantemente los datos de más de 7.000 compañías cotizadas de todo el mundo. Cada día tenemos en cuenta más de 40 millones de puntos de datos individuales.
P. ¿Cómo es la estrategia inversora?
R. Tenemos varias. Uno de los fondos más conocidos es el fondo de retorno absoluto. En él, cada posición larga está cubierta con una posición corta, con una apuesta bajista. De este modo, podemos lograr retornos positivos incluso en momentos en que la Bolsa va a la baja. También tenemos fondos más convencionales, que invierten todo en Bolsa, en posiciones largas.
P. Ese tipo de estrategias de retorno absoluta no siempre han funcionado muy bien.
R. Es cierto, pero en nuestro caso llevamos una racha muy larga y muy buena cumpliendo con nuestro objetivo, que es superar en un 5% el rendimiento que te da el efectivo. En 2022, por ejemplo, cuando todas las Bolsas cayeron, nosotros logramos dar un retorno del 8,8%. Este año llevamos un 15%. Y el retorno medio anual en los últimos cinco años es de casi el 10%, y eso que tuvimos un periodo difícil a finales de 2019 y principios de 2020.
P. ¿A qué perfil de inversor interesa este tipo de fondos?
R. A aquellos que quieren tener al menos una parte de su cartera descorrelacionada de la evolución del mercado. No todos los fondos alternativos o los fondos de inversión libre pueden decir que están bien descorrelacionados de la tendencia.
P. ¿Cómo lograron retornos positivos en 2022, un año tan difícil?
R. Porque detectamos muy rápido, mucho antes del mercado, que había un cambio de tendencia de apuesta por empresas de crecimiento [aquellas cuyas valoraciones dependen sobre todo de las perspectivas de crecimientos futuros] hacia compañías donde se buscaran más los fundamentales. Nos pusimos cortos en las primeras, y nos salió muy bien. Hay una parte de esta tendencia que la detectamos por cómo están cambiando los flujos de compra, que acaban condicionando el mercado. Había empresas muy sobrevaloradas, como Peloton o Zoom, que perdieron un 90% de su capitalización.
P. ¿Mueven mucho la cartera?
R. Sí, eso es fundamental en nuestra estrategia. Por ejemplo, eso que ocurrió en 2022 fue muy rápido, pero una vez que esas empresas de crecimiento corrigieron, ya vimos que habría que cambiar el foco. Hubo un cambio en forma de V, y algunas tecnológicas recuperaron muy rápido lo perdido. Si no has deshecho las posiciones cortas, te puede dañar mucho ese rebote.
P. Meta, matriz de Facebook, fue una de las que se recuperó muy rápidamente.
R. Así es. En algunos casos, sí había compañías con modelos de negocio muy contrastado y que habían corregido de una forma excesiva. De hecho, poco después de aquellas caídas tan fuertes en tecnología empezó el nuevo boom por la inteligencia artificial, que ha llevado a muchas de ellas a multiplicar su valor. Afortunadamente, hemos demostrado que nuestro sistema es muy robusto, y llevamos ya 15 trimestres en positivo.
P. ¿Cuáles son los principales indicadores en los que se basan?
R. Hay algunos que tienen un carácter más fundamental, que miran los datos de balance de las compañías para ver si la valoración es atractiva, como hacen los gestores ‘value’. Otros se basan más en los flujos de mercado, en las operaciones de compraventa de acciones que hacen los propios directivos... Otros son más de sentimiento inversor.
P. ¿Algún ejemplo?
R. Utilizamos herramientas de inteligencia artificial para analizar cada trimestre más de 7.000 presentaciones de los directivos a los analistas. Nos valemos de modelos de lenguaje para extraer señales de sentimiento, para ver qué tipo de términos utilizan, qué carga semántica tienen. Nuestras máquinas aprenden a leer entre líneas.
P. ¿Cómo?
R. A veces detectan que no dicen toda la verdad porque son imprecisos en sus contestaciones. También tienden a elaborar respuestas más largas.
P. ¿Esto no son meras impresiones? ¿Una valoración subjetiva?
R. No, para nada. Es el fruto de investigaciones académicas que ha analizado modelos de lenguaje. Además, entrenamos a nuestros algoritmos para que, antes de ponerlos en práctica, podamos ver cómo habría sido utilizarlos con lo sucedido hace 10, 20 ó 30 años. Cómo habrían funcionado nuestras ideas.
P. ¿Viendo lo que hacen los directivos también se obtienen pistas?
R. Sí. Eso nos pasó con la crisis de la banca regional de Estados Unidos. Algunas entidades eran clientes de grandes tecnológicas, cuando en 2022 estas empezaron a tener problemas, vimos que algunos directivos de algunos bancos [como Silicon Valley Bank] estaban vendiendo acciones. Esa fue una señal para ponernos cortos, pensando que serían valores que se depreciarían. Y así ocurrió.
P. ¿Algún ejemplo más reciente de movimiento de cartera?
R. Sí, el verano pasado, cuando tuvimos claro que la Fed ya había alcanzado el punto máximo de subidas de tipos y de que, a partir de ahí vendrían las bajadas. Este hecho, hacía que la valoración de muchas compañías variara mucho. Se había trasladado al mercado que los tipos iban a seguir altos durante mucho tiempo, pero una vez que la inflación estaba controlada, ya pudo empezar a bajarlos. Eso beneficia a las compañías que están más endeudadas, y también a las compañías cuya valoración depende del descuento de flujos futuros de caja. Si se descuenta a tipos muy altos, la valoración es menor.
P. ¿La importancia de cada una de las familias de indicadores es siempre igual?
R. No. Va variando mucho y ahí es dónde los gestores podemos aportar más valor. Viendo que en un momento dado es más importante dar mayor importancia a los factores de flujos, o de valoración, a la hora de construir la cartera. Así es como nos hemos diferenciado.