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Carmignac: polo, arte y apuestas por emergentes para volver a ser el mejor gestor de Europa

El inversor francés ha creado un emporio familiar que gestiona activos por valor de más de 30.000 millones

Edouard Carmignac, en una foto cedida por la gestora.
Edouard Carmignac, en una foto cedida por la gestora.Antoine Doyen (Antoine Doyen)
Miguel Moreno Mendieta

Edouard Carmignac (París, 1947) es uno de los nombres propios más conocidos de las finanzas europeas. El inversor creó su propia gestora de activos hace 35 años y con ella ha llegado a gestionar más de 50.000 millones de euros. Su popularidad se fraguó durante la crisis de 2007-2008, cuando logró esquivar en buena medida las caídas bursátiles. ¿Cuál ha sido su fórmula del éxito? Una mente inquieta capaz de pensar a contracorriente; la apuesta por los mercados emergentes -especialmente China-, cuando en Europa eran aún algo exótico para los gestores de fondos, y una estricta política de control de riesgos.

Durante la última década, sus fondos de inversión han perdido algo de pegada -en parte por la mala evolución de China-, y el patrimonio bajo gestión de la firma cayó hasta los 30.000 millones de euros. Carmignac, que ya estaba de retirada, ha vuelto arremangarse, a sus 76 años, para devolver el prestigio y la rentabilidad a la gestora que lleva su nombre. “Hace unas semanas visité con Edouard una decena de empresas en India y nos parecieron muy interesantes. Es un país con un enorme potencial bursátil”, explica Xavier Hovasse, jefe de inversión en emergentes de Carmignac, durante una visita a Madrid.

El patrón de la boutique de inversiones más famosa de Francia es incombustible. Mientras sigue llevando el timón del grupo, deja que sus hijos vayan ganando experiencia para poder sucederle. Su hija Maxime, responsable de la oficina de Londres, explicaba en una entrevista en Cinco Días que la gestora seguirá manteniendo siempre el espíritu familiar inculcado por su padre, “junto a la atracción del mejor talento”. Su hermano Charles es el encargado de dirigir la Fundación Carmignac, con sede en la isla de Porquerolles (en la Costa Azul francesa). La institución es propietaria de más de 300 obras de artistas contemporáneos como Andy Warhol, Roy Lichtenstein o Jean-Michel Basquiat. Casi todas las piezas fueron adquiridas directamente por Edouard Carmignac, sin asesoramiento ni intermediarios.

El evento secreto más esperado

Ahora que el inversor galo intenta devolver a Carmignac Gestion a la cúspide, vale recordar el día que rozó el cielo con la punta de los dedos. Fue el 30 de octubre de 2012. Teatro Mogador de París, a dos pasos de la ópera. Los 1.600 invitados a un concierto privado de la gestora de fondos Carmignac fueron entrando al recinto. Habían sido convocados al “evento secreto más importante del año”. Tras la actuación del grupo Moriarty -donde toca la batería Charles Carmignac- salió al escenario la banda más grande de todos los tiempos: los Rolling Stones.

Mick Jagger, Keith Richards, Charlie Watts y Ronnie Wood tocaron 12 canciones para un público entregado formado por clientes, empleados y amigos. El ideólogo del evento fue, por supuesto, monsieur Carmignac. Cada año trae a una banda y a menudo se sube al escenario a cantar con ellos. Los últimos tiempos han sido buenos para el negocio, Para celebrarlo, ¿qué mejor forma que traerse a París a los Stones? No habían tocado en la capital francesa en los siete años anteriores.

El mítico Mick Jagger lanzaba unos cuantos dardos envenenados contra el presidente de la República francesa, el socialista François Holland, y luego hablaba de su anfitrión: “No lo conocía, pero mi amiga Lilibeth [la reina Isabel II] me ha hablado muy bien de él”. ¿Y qué tiene que ver la monarca con Carmingac? La respuesta son los caballos.

Al inicio del mandato del anterior presidente socialista de Francia, François Mitterrand, en 1981, Carmignac decidió comprarse un equipo de polo “como un acto de resistencia activa” frente a la izquierda. Contrató a tres polistas argentinos de élite para formarlo. Los entrenamientos se hacían en su chateau de Normandia. Y 30 años después, voilà, el equipo Talandracas, donde también jugaban Carmignac padre e hijo, ganó la Copa de la Reina, celebrada en el mismo Palacio de Windsor. La soberana británica era una fanática del mundo de la equitación y fue su marido, el Duque de Edimburgo, quien creó el torneo de polo que ganó el equipo de Carmignac. En varias ocasiones fue la propia Reina quien entregó el trofeo al magnate francés. En la última edición del torneo lo han vuelto a ganar. En el equipo jugaba Hughes Carmignac, también hijo del inversor. El rey Carlos III de Reino Unido entregaba el trofeo.

El Rey Carlos III de Reino Unido, durante la entrega de la Copa de la Reina al equipo de polo de Carmignac.
El Rey Carlos III de Reino Unido, durante la entrega de la Copa de la Reina al equipo de polo de Carmignac.Foto cedida por Cartier Queen's Cup

Aunque Carmignac Gestion basa su operativa en la administración de fondos de inversión, accesibles para todos los públicos, su imagen pública recuerda mucho más a la de una banca privada. Buena muestra de ello es su sede en la Place Vendôme de París, donde comparte vecindario con las tiendas Cartier, Dior, Channel, Rolex y con el Hotel Ritz (que fue propiedad del millonario egipcio Mohamed Al Fayed, quien también se acercó a la realeza británica a través de su pasión por la hípica).

El gestor de fondos ha creado alrededor de su figura un aura de rebeldía, elitismo, gusto por las bellas artes y cosmopolitismo que ha encandilado a fortunas de medio mundo. De acuerdo con las cifras que maneja la firma, el 75% de sus clientes están fuera de Francia. El grupo cuenta con 305 empleados y tiene presencia en 15 países de Europa, Asia y América. El patrón de la gestora sigue manteniendo casi un 80% de la firma que creó hace tres décadas y de acuerdo con los cálculos de Forbes su fortuna asciende 1.000 millones de euros.

Aunque en la actualidad tiene 25 estrategias de inversión (Bolsa europea, emergentes, China, empresas familiares, renta fija...) entre sus fondos más emblemáticos se sitúan los más conservadores, como el Carmignac Securité y el Carmignac Patromoine. Este último se hizo célebre por tener una estrategia de máxima flexibilidad, que le permitía invertir en todo tipo de emisiones de deuda y en acciones. Durante años fue el buque insignia de la gestora y hasta 2014 estaba directamente gestionado por Edouard Carmignac. En los últimos 10 años, solo ha logrado dar un rendiento medio anual del 2%, pero acaba de fichar a una de las estrellas emergentes de la inversión europea, el sueco Kristofer Barrett, quien deberá acostumbrarse a que el gran patrón, entre partidos de polo, viajes a la Costa Azul y compras de arte, siga supervisando sus inversiones.

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Sobre la firma

Miguel Moreno Mendieta
(Madrid, 1979) es licenciado en Derecho y Economía por la Universidad Carlos III. También cursó el Máster de Periodismo de El País. Se incorporó al periódico Cinco Días en 2006, tras pasar por la web de El País y Mi cartera de Inversión. Escribe sobre el sector financiero, con un foco especial en fondos de inversión y los seguros.
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