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Las pequeñas empresas exportan más, pero cobran cada vez peor

Un 55% de las compañías tiene dificultades para ingresar sus ventas internacionales, según Crédito y Caución P Portugal, Italia y Francia, a la cabeza del impago

Una explotación ganadera

Cobrar una factura en una operación internacional puede convertirse en una auténtica odisea, especialmente para las pequeñas y medianas empresas, que constituyen más del 95% del tejido productivo español. Las dificultades no son puntuales ni aisladas: el 55% de las compañías admite tener problemas serios para asegurar el cobro de sus ventas al exterior, según el último Estudio de la gestión del riesgo de crédito en España, elaborado por Crédito y Caución e Iberinform. Entre los mercados que peor pagan destacan tres europeos: Portugal, Italia y Francia.

Problemas para cobrar las exportaciones Gráfico

Una tendencia que también recoge el Estudio sobre comportamiento de pago de las empresas en Europa, de Informa, que señala que el retraso medio en los pagos de las empresas europeas ha alcanzado los 12,74 días en el primer trimestre de 2025, situándose en máximos históricos desde 2022. Portugal lidera con 23,53 días de demora, seguido por Francia (17,70) e Italia (16,25).

Las pymes no solo sufren para exportar por su menor productividad, sino que también enfrentan más dificultades para cobrar sus ventas, en parte por falta de recursos. Además, deben lidiar con diferencias legales, barreras culturales, la volatilidad de las divisas, la inestabilidad económica y el aumento de costes logísticos, lo que complica aún más su situación. Según Crédito y Caución, cuatro de cada diez aceptan plazos de pago más largos para no perder clientes, tensionando su liquidez y poniendo en riesgo su operativa.

Si el pago no llega, las consecuencias pueden ser graves: una empresa con un margen del 10% que sufre un impago de 10.000 euros debe generar 100.000 euros en ventas para compensar la pérdida. “Esta morosidad dificulta el funcionamiento normal de las pymes y pone en riesgo su capacidad de inversión, innovación y crecimiento”, alertan desde hace tiempo desde la patronal Cepyme.

La guerra arancelaria y la situación geopolítica han agravado un problema que las compañías ya arrastraban. Según el estudio El mercado único: una vía hacia la competitividad y la resiliencia, de Implement Consulting Group y Amazon, la falta de un mercado único plenamente funcional en Europa –destino del 65% de las ventas internacionales de las pymes y que representa el 44% de las exportaciones totales a la Unión Europea– limita su capacidad de competir. Pero aun así, lo intentan.

Para ello, las pymes han optado por distintas estrategias que minimicen los riesgos del impago. Unas, con seguros de crédito. Otras, vendiendo solo al contado. La cordobesa BrotherFoods, especializada en la comercialización de jamón ibérico, trabaja con pequeños ganaderos andaluces y destina casi toda su producción a la exportación, que supone el 90% de sus ventas, con la UE y especialmente Italia, como mercado preferente. En 2024 facturó 3,8 millones de euros y en lo que va de año ya supera el medio millón mensual. También ha comenzado operaciones en Asia (China, Hong Kong, Japón, Tailandia y Vietnam) y analiza el mercado estadounidense.

Vías para reducir el riesgo

Aunque las ventas allí son aún pequeñas, creen que los aranceles, paradójicamente, podrían abrirles puertas: “Hay importadores que están diversificando proveedores; lo estamos valorando”. Pese a estar cubiertos por aseguradoras que protegen el 90% de su cartera, las demoras se han agravado: “Llegamos a los 90 días. Impagos no hemos tenido muchos, aunque hubo uno de 20.000 euros en Dinamarca que nos afectó”, reconocen.

Los retrasos les obligan a buscar constantemente nuevas líneas de financiación y les impide incorporar plantilla o afrontar nuevos contratos. En BrotherFoods aseguran que su situación es estable, pero advierten: “Conocemos casos de empresas con impagos graves que, sin seguro de crédito, han acabado en litigios largos… y en cierre”.

Por eso, otras compañías, prefieren ir a lo seguro. Desde Neos Surgery, especializada en soluciones quirúrgicas innovadoras, afirman que solo venden por adelantado. “Esto nos libra de los impagos, pero obviamente la contrapartida es que no nos compran grandes stocks de producto”.

La conservera gallega Portomuiños, centrada en algas ecológicas, también apuesta por este sistema. “Solo aceptamos pagos diferidos con algunos clientes antiguos. Hasta ahora no hemos tenido impagos, pero es cierto que a veces perdemos posibles clientes que no quieren abonar el producto anticipadamente”. Las pymes quieren vender más fuera porque es una oportunidad de crecer, pero también un ejercicio de equilibrio financiero.

Barreras

Normativa bloqueada. Aprobada por el Parlamento Europeo en marzo de 2024, sigue bloqueada más de un año después. La norma, que propone limitar a 30 días el plazo máximo de pago en las operaciones comerciales y aplicar sanciones automáticas, quedó paralizada tras las elecciones europeas de junio de 2024. La patronal Cepyme ha pedido reiteradamente a los Gobiernos europeos que aprueben esta norma, fundamental para convertir el mercado europeo en un espacio verdaderamente único y aliviar la carga financiera de miles de pymes. 

Observatorio sin arrancar.La Ley Crea y Crece de 2022 contemplaba la creación de un Observatorio Estatal de la Morosidad Privada para supervisar plazos de pago entre empresas y publicar un listado anual de compañías morosas. Aunque su desarrollo fue aprobado por Real Decreto en mayo de 2024 y se fijó su constitución en un plazo de dos meses, el observatorio sigue sin estar operativo. Desde el Ministerio de Industria y Turismo aseguran que se está trabajando en ello y se convocará “en un plazo no muy largo”. 

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