Tarlogic, ‘hacking’ ético para anticiparse a los ciberdelincuentes y a las amenazas globales
Cuenta con 150 ingenieros, más de 300 clientes y un ‘software’ que usa en 70 países. Su próximo objetivo: facturar 13 millones este año y consolidar su expansión internacional

La historia de Tarlogic arranca en 2011, cuando los hermanos Andrés y Miguel Tarascó, dos apasionados de la tecnología perdieron a la vez su empleo. Andrés era investigador en una multinacional y Miguel trabajaba en la universidad. Pensaron en buscar oportunidades fuera de España, pero decidieron quedarse y crear algo distinto. Apostaron por su tierra y fundaron en un pequeño local del concello coruñés de Teo una empresa de ciberseguridad con el apoyo del vivero de la Cámara de Comercio de Santiago.
Casi 15 años después, la compañía es uno de los principales proveedores europeos del sector, con 150 ingenieros altamente cualificados, más de 300 clientes en todo el mundo y un software propio utilizado en más de 70 países. “Cuando creamos la empresa, no teníamos experiencia empresarial, pero sí conocimiento técnico y muchas ganas de hacer las cosas de otra forma”, recuerda Andrés Tarascó, CEO de la firma. “Desde el principio, apostamos por la especialización como empresa boutique, con servicios muy personalizados”, prosigue.
Uno de los principales retos de Europa es reducir la dependencia tecnológica de Estados Unidos y Asia
Tarlogic nació como una empresa de hacking ético, detectando, analizando y corrigiendo vulnerabilidades en redes, aplicaciones y dispositivos, en definitiva, ayudando a las organizaciones a prevenir ataques informáticos. Inditex fue uno de sus primeros clientes prémium, “de lo que siempre hemos estado muy orgullosos”, cuenta Tarascó. Hoy trabajan con tres cuartas partes del Ibex y, aunque por motivos de confidencialidad no da nombres, sí señala que lo hacen especialmente con el sector financiero y asegurador, pero también con empresas de retail, salud o energía.

Diversificación
Sus servicios se han diversificado. Además de las auditorías de seguridad, que suponen el 50% del negocio, la compañía se ha especializado en lo que se denomina seguridad ofensiva, a través de su unidad BlackArrow, que representa el 30%. “Nuestros técnicos entran hasta la cocina de los sistemas del cliente y realizan ataques controlados para mostrar sus vulnerabilidades”, explica Tarascó. Destacan los servicios de Red Team, que reproducen tácticas de un atacante real, y de Threat Hunting, centrados en la detección proactiva de amenazas.
Por último, la división de ciberinteligencia, que aporta el 20% del negocio, analiza el entorno digital y desarrolla proyectos contra la piratería audiovisual, fraudes en redes sociales y campañas de phishing, vishing o smishing, ofreciendo a las organizaciones una visión estratégica para anticiparse a los ciberdelincuentes. Según el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe), en 2024 se gestionaron más de 97.000 incidentes y 184.000 sistemas vulnerables.
La división de ciberinteligencia combate la piratería audiovisual, el fraude en redes y el ‘phishing’
En solo una década, ha pasado de facturar 700.000 euros en 2014 a cerca de 12 millones en 2024, y espera alcanzar 13 millones en 2025. “Estamos cumpliendo nuestro plan estratégico, que prevé crecer a doble dígito cada año”, comenta Tarascó, destacando que la inversión en I+D (5% de la facturación) y en expansión ha impulsado este aumento. El 25% del negocio ya proviene de mercados internacionales, con especial crecimiento en Suiza, Alemania, Países Bajos, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, y la compañía busca ahora consolidar su presencia en Europa e Iberia.
Pese a a los buenos números, Tarlogic mantiene su estructura familiar: los hermanos Andrés y Miguel Tarascó conservan la mayoría del capital, con parte repartida entre socios estratégicos, como el director de operaciones, Koldo Muñoz. Su gestión estable ha llevado a la compañía a figurar en la clasificación Europe’s Long-Term Growth Champions 2026 del Financial Times.
Aun así, la firma enfrenta retos importantes: retener talento altamente cualificado en un mercado global muy competitivo donde los perfiles especializados son escasos y muy demandados, y reducir la dependencia tecnológica de Estados Unidos y Asia, desarrollando tecnología propia en ciberseguridad dentro de la estrategia europea de defensa y autonomía digital. “En ello estamos”, concluye su CEO.
Políticas laborales innovadoras para retener el talento
Prueba piloto. Tarlogic experimentó durante varios años con distintos modelos de jornada de cuatro días para mejorar la conciliación.
Flexibilidad. Descubrieron que no todos los empleados podían beneficiarse igual: factores como tener hijos, edad o responsabilidades externas influían en la elección.
Modelo mixto. Actualmente, la mitad de la plantilla trabaja cuatro días y la otra mitad mantiene jornada intensiva, combinando flexibilidad con atención plena a los clientes. Este modelo permite adaptarse a las necesidades del equipo sin comprometer la productividad.
Competencia. La iniciativa busca atraer y retener talento ofreciendo un equilibrio real entre vida profesional y personal. En un sector con escasez de perfiles especializados y donde, según Andrés Tarascó, CEO de la firma, es difícil competir en salarios, esta política laboral permite que el equipo mantenga su motivación, mejore su desempeño y participe en proyectos globales, consolidando la empresa como una boutique tecnológica que combina excelencia técnica y bienestar del empleado.

