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Alhambra Guitarras, un negocio artesano, con mucha cuerda y que deja un eco en el corazón

Los instrumentos de la firma han pasado por las manos de Joaquín Sabina o Café Quijano, entre otros artistas. La compañía exporta a más de 70 países y factura 10 millones

Óscar Granados

La empresa nació como nacen los sueños: imaginándolos. En un pequeño taller de carpintería en Muro de Alcoy (Alicante) dos ebanistas y tres inversores (cinco familias en total: Botella, Insa, Vilaplana, Llorens y Cuesta), se aventuraron a diseñar una guitarra española elaborada con maderas de calidad y siguiendo el método tradicional: el tacón español.

Esta técnica —que incorpora el mástil desde el inicio de la construcción y ensambla la caja de resonancia a su alrededor con ángulos específicos— garantiza una unión sólida y estable, lo que potencia su sonoridad. Corrían los años sesenta y el instrumento cobraba un prestigio internacional, así como una madurez en el mercado.

El primer modelo sorprendió por su calidad. Aquella acogida motivó a los tres artesanos y a sus familias a unir fuerzas para fundar Alhambra Guitarras, hoy una firma de referencia en el mundo artístico, con exportaciones a más de 70 países y una facturación superior a los 10 millones de euros.

“Ya en los años setenta había registros fotográficos de nuestros instrumentos en Vietnam y Filipinas, lo que demuestra esa temprana proyección internacional”, explica Valerià Torregrosa, director de la compañía. Desde sus comienzos, la empresa ofrecía en sus productos una excelente calidad-precio, indica. Ello hizo que muchas de las principales casas de guitarrería de Madrid y Andalucía confiaran en la firma valenciana para producir sus modelos de estudio.

Artistas

Con el paso del tiempo, las guitarras han sido elegidas por artistas como Joaquín Sabina, David DeMaría, Pablo López, Café Quijano, Ruth Lorenzo y jóvenes talentos como Gonzalo Hermida. También han estado presentes en giras de artistas como Melendi, con músicos como José Losada, Oreo Serret o Borja Montenegro. Anualmente, la firma produce unas 35.000 guitarras. Y según Torregrosa, uno de cada dos instrumentos de este tipo que se venden en España es de esta marca. “De hecho, la compañía es 10 veces más grande que cualquier otro fabricante”, resalta.

La clave del éxito es que los materiales que utilizan son de excelente calidad. “Todas están construidas íntegramente con madera, sin recurrir a plásticos ni materiales sintéticos”, dice. Aunado a ello, la fábrica donde se producen, en el norte de la provincia de Alicante, cuenta con condiciones climáticas especialmente estables, gracias a que es un enclave rodeado por cuatro montañas, a tan solo 50 kilómetros del Mediterráneo.

“La humedad se mantiene constante y favorece el trabajo con la madera”, añade. Hoy hace frente al reto de competencia asiática.

Torregrosa reconoce que algunos productos importados se venden como made in Spain, adoptando nombres españoles, lo que genera confusión entre los consumidores. “El instrumento más popular del país y del mundo carece de una protección institucional dentro de su propio país”, remarca.

A este desafío se añade el contexto geopolítico actual (el conflicto comercial y bélico) que afectan a este y otros muchos negocios. “El mercado musical es sensible a cualquier cambio”, dice el portavoz de la firma cuya expectativa es mantener las mismas cifras de facturación para este año y reforzar las zonas en donde su producto está presente.

Valerià Torregrosa, director de la compañía.

El oficio que hay detrás de cada pieza

En Alhambra Guitarras hay verdaderos artesanos detrás de cada producto. “De los casi 100 empleados, solo 10 son de administración. El resto son lauderos, especialistas que trabajan la madera, el barnizado, el ajuste del instrumento, expertos en la montura, que es el proceso clave de la construcción, afirma Valerià Torregrosa, director de la empresa.

La marca tiene una amplia gama de guitarras adaptadas a diferentes perfiles. Los modelos de estudiante rondan los 300 euros, mientras que los de conservatorio de 900 a 1.000 euros. Aquellas de concierto alcanzan los 2.000 euros y, en el segmento profesional, valen de 4.000 a 9.000 euros. “Depende del modelo, en las más asequibles el proceso completo [de producción] puede durar entre seis y siete semanas. Pero hay instrumentos de alta gama cuya elaboración se prolonga hasta seis meses”, recalca.

Esto se debe a que el trabajo con la madera requiere tiempo y paciencia. Los secados, los ensamblajes, los ajustes… Cada fase del proceso tiene su propio ritmo. Las encoladuras deben respetar tiempos específicos de presión y secado. Luego viene el barnizado, un procedimiento meticuloso. “En los modelos más exclusivos, este paso se hace a mano, mediante la técnica tradicional de muñequilla: se aplica barniz dos veces al día durante cinco minutos a lo largo de un mes y medio, y luego se deja secar”, detalla. Cada capa cuenta, y la precisión es clave.

Empresa con compromiso

Alhambra Guitarras ha obtenido la certificación FSC 100% (que da fe que todos los materiales de origen forestal en un producto provienen de bosques gestionados de forma responsable) al dar vida a la primera guitarra española de cuerdas de nailon: Green Sustain. “Es el resultado de una construcción responsable y artesanal en España, donde cuidamos cada detalle”, destaca Valerià Torregrosa, director de la compañía. 

De igual forma, la compañía ha sido incluida en el Foro de Marcas Renombradas Españolas, con lo que se ha convertido en la primera firma del sector de instrumentos musicales en obtener este reconocimiento. “Este respaldo a la marca es esencial para un producto como la guitarra española”, asegura el directivo.

Sobre la firma

Óscar Granados
Es periodista. Estudió Comunicación y Periodismo en la Facultad de Estudios Superiores Aragón (México) y cursó el Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Colaborador habitual del suplemento Negocios.
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