El cliente de banca privada, indiferente ante la inversión sostenible

Los grandes patrimonios, en general, no solicitan productos ESG, pero aumenta su interés en paralelo a la formación de su banquero. Los inversores aún no se han familiarizado del todo con los términos asociados, que han ido cambiando y complicándose estos años

Los grandes patrimonios no suele pedir productos socialmente responsables.Happy Kikky (Getty Images)

Casi 800.000 millones de euros es el patrimonio que maneja la banca privada en España. Estas entidades son las encargadas de gestionar grandes fortunas cuyo dinero reparten en vehículos de inversión de muy distinta índole. Sin embargo, a día de hoy, no queda claro si este tipo de entidades, que han tenido que actualizar su formación en tiempo récord, se han implicado realmente con la inversión socialmente responsable (ISR) o si el llamado hartazgo verde les ha calado.

Tampoco se acaba de aclarar si este tipo de cliente demanda productos sostenibles ESG (con criterios ambientales, sociales y de gobernanza, por sus siglas en inglés) o son cuestiones que se mantienen en segundo plano. A continuación exponemos la visión de las principales entidades de banca privada.

“El interés en las inversiones ESG ha crecido de forma considerable entre nuestros clientes en los últimos años”, afirma José María Ferrer, director de Renta 4 banca privada y Renta 4 Weatlh, quien admite que inicialmente era más la entidad la que impulsaba estos productos, pero hoy observan un aumento claro en la demanda por parte de los propios inversores. “Muchos de nuestros clientes de banca privada son cada vez más conscientes del impacto que sus decisiones de inversión pueden tener en el mundo, y desean que sus carteras reflejen no solo sus objetivos financieros, sino también sus valores personales y su preo­cupación por temas como el ­cambio climático, la igualdad social y la gobernanza corporativa”, detalla.

En Creand abogan por dar respuesta a los jóvenes que buscan aunar rentabilidad e impacto


También en BBVA Banca Privada son positivos: “Desde la implementación del test de conveniencia con el cuestionario sobre las preferencias de sostenibilidad, que es obligatorio realizar a los clientes desde agosto de 2022, estamos observando un interés creciente por parte de nuestros usuarios. En la contratación de nuevas carteras, en torno al 10% de los clientes está contestando positivamente, lo que implica que las carteras con preferencias de sostenibilidad están adquiriendo, de manera paulatina, mayor volumen”.

Sin embargo, la mayoría de las entidades consultadas no tienen esa misma visión. Por ejemplo Belén Vila Martínez, responsable ESG en Santander Private Banking España, reconoce que la gran mayoría de los clientes desconoce qué es la inversión sostenible o no quiere limitar sus inversiones, “por lo que prefieren indicar que no tienen interés o interés bajo en sostenibilidad en su test de idoneidad. No obstante, en las carteras de estos clientes, puedes encontrar inversiones sostenibles si les permite diversificar la posición o supone una oportunidad de inversión. En este sentido, el papel de los banqueros es fundamental para acercar a los clientes este tipo de inversión: qué implica, por qué tiene sentido, los pros y los contras, etc.”.

Pocos cliente sitúan la responsabilidad como elemento principal a la hora de diseñar sus carteras

Belén Martín, directora de banca privada y pensar en el futuro de CaixaBank, recalca que “la regulación europea de inversiones sostenibles nos ha parecido siempre poco conectada con la realidad, con un nivel de exigencia utópico y difícilmente explicable para el inversor general”. Aun así, la entidad ha hecho “un esfuerzo constante en formación a nuestros banqueros para que sepan acercar esa regulación a nuestros clientes asesorados, ayudándoles a entender los conceptos financieros y exponiendo que sostenibilidad y rentabilidad no tienen por qué estar reñidos”.

Inversión respetuosa con el planeta.Yaroslav Kushta (Getty Images)

“No vemos un interés especial por parte de los clientes, pero porque no terminan de entender el alcance y potencial de estas inversiones”, cree Sonsoles Santamaría, directora general de negocio de Tressis. Sin embargo, sí perciben que si los asesores lo explican detenidamente, el interés es mucho mayor. “La narrativa es fundamental para ayudar al cliente a tomar decisiones fundamentadas. En este sentido, la formación de los asesores en inversiones sostenibles marca la diferencia en el interés del cliente”.

“En el ámbito de la inversión financiera la sostenibilidad es todavía algo compleja para un inversor medio. Las distintas normativas sugieren diferentes clasificaciones por las que el cliente puede optar. Términos financieros diferentes a los que hasta ahora aplicaban para su toma de decisiones los clientes”, opina Sonia Colino, director de la unidad de personas, marca y sostenibilidad de Banca March. No obstante, en el banco sí aprecian “esa preocupación o interés por productos de inversión sostenibles, pero la mayoría de clientes no optan por un criterio concreto, sino que delegan en la entidad la gestión de sus inversiones con criterios de sostenibilidad”.

Por su parte, Ramón Satorra, director comercial de banca privada de Banco Sabadell, considera que no solo es importante conocer los modelos de negocio de las empresas en las que se invierte, “sino que el compromiso de dichas compañías con criterios sociales, medioambientales o de buen gobierno corporativo debe ser también un aspecto para analizar a la hora de invertir” y considera una prueba del compromiso de la entidad la alianza estratégica con Amundi, que es pionera en inversión responsable y defensora de una transición justa.

La visión de la extranjera

Para Rubén de la Torre, responsable de sostenibilidad-ESG de Andbank Wealth Management, “si somos capaces de conciliar desempeño financiero con credenciales sostenibles de los productos, el compromiso seguirá siendo firme”.

Para Martí Alay Roquet, director de la unidad de sostenibilidad de Creand, no hay duda: las generaciones más jóvenes demandan cada vez más inversiones que compatibilicen rentabilidad e impacto “y las entidades tenemos que ser capaces de darles respuesta”. Aunque admite que han vivido un auténtico tsunami regulatorio que están cumpliendo con gran esfuerzo. “El cambio ya está aquí y no hay marcha atrás”.

Sébastien Gentizon, director global de investigación de gestoras y fondos en Pictet WM, recuerda que “el cliente de banca privada, para abordar la inversión responsable, puede delegar en la asignación estratégica de activos, en la que se sustituyen instrumentos convencionales por equivalente sostenibles, a través de fondos y ETF”.


“En otros países, como en Suiza, sí vemos desde hace años un interés creciendo por incorporar criterios ESG en el ADN de las carteras de los clientes. No solo por una convicción de actuar como un filtro adicional para diferenciar lo que son negocios, desde nuestro punto de vista, más sostenibles y con modelos de negocio más robustos, de otros que no lo son y quedan expuestos a factores de riesgos; sino para acceder a una información adicional que pueda evitar a nuestros clientes riesgos futuros en aspectos difícilmente considerados en análisis tradicionales”, detalla Jaime Medem, director de inversiones de Mirabaud Wealth Management en España.

Dada la baja demanda, estamos avanzando más lento de lo que parecía, admiten en A&G

“Siendo sinceros, la mayor parte de los clientes perciben la sostenibilidad como algo positivo y que prefieren tener en sus carteras a no tenerlo, pero pocos lo sitúan como el elemento principal a la hora de diseñar su portafolio. Si se me permite el anglicismo, es un nice to have, y esperan de nosotros que velemos porque sus carteras tengan la mejor calificación posible pero siempre cumpliendo con sus objetivos financieros en primer lugar”, admite Alejandro Vidal, responsable de inversiones en Deutsche Bank España. De hecho, explica que la entidad ofrece estos productos “como una mejora con elementos de análisis y decisión adicional, más que como una idea temática en sí misma, como quizá si ocurría hace dos o tres años”.

El sector trata de superar el hartazgo verde

Diego Fernández Elices, director general de inversiones en A&G, es claro, y aunque niega que exista cansancio por parte de las entidades, “una vez hechas las adaptaciones regulatorias necesarias, cumplidos procedimientos e integrados aspectos de sostenibilidad en los procesos de inversión y asesoramiento, creo que en general las entidades hemos tomado un enfoque eminentemente pragmático que, atendiendo a una baja demanda por parte de los clientes, estamos avanzando a un ritmo algo más lento de lo que parecía que avanzaríamos hace uno o dos años”.

Por su parte, Ana Guzmán, directora de inversiones y de impacto de Portocolom AV, cree que el llamado hartazgo verde no se ha entendido bien. Opina que si bien algunos sectores pueden mostrar cansancio con el greenwashing o estrategias que no aportan valor real, “muchos clientes de banca privada están cada vez más interesados en invertir de forma sostenible, siempre y cuando el valor sea genuino. Al final, estos clientes demandan productos ESG no tanto como una prioridad inicial, sino porque las entidades y los asesores saben cómo integrar estas estrategias de manera convincente y fundamentada. En definitiva, diría que el inversor de banca privada, aunque menos proactivo que el retail en términos de ESG, está comprometido una vez que se le muestran las ventajas y la alineación con sus valores”.

Guillermo Hermida, gerente de estrategia de inversiones y sostenibilidad de banca privada de CaixaBank y miembro de la ­junta directiva de Spainsif, sí admite el hartazgo, entre otras razones, porque “la clasificación inicial de productos en artículo 8 y 9 (los pata negra) del Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR) sufrió movimientos de ida y vuelta porque las interpretaciones de los reguladores se fueron cambiando y endureciendo sobre la marcha, lo que llevó a un cambio de esa calificación por parte de las gestoras y creó algo de confusión entre los clientes”.

A eso se ha sumado que la mayoría de los fondos alineados con los artículos 8 y 9 han estado ligados a temáticas de emisiones de CO2 y soluciones alternativas, “lo que generó unos sesgos sectoriales muy fuertes en la composición de las carteras de estos fondos frente a los tradicionales, de forma que, durante la pandemia y primera parte de la pospandemia, estos productos tuvieron rentabilidades mejores que los productos tradicionales. Sin embargo, desde mediados de 2021 y hasta el cierre de 2023 la tendencia fue exactamente la contraria, resultando en un neto de esos tres años relativamente neutro, pero desmontó el marketing que afirmaba que la sostenibilidad, además, pagaba mayores retornos”.

Institucionales y particulares

Institucionales. Mariona Selva, responsable de ESG en EDM, cree que “a pesar del esfuerzo en la divulgación pública en materia de sostenibilidad, hoy en día sigue existiendo una brecha de conocimiento del producto entre el cliente retail y el institucional”. En este segundo grupo están aquellos inversores que, por naturaleza social y exigencias regulatorias, tienen especial interés en este tipo de productos financieros. “Hablamos de mutualidades, aseguradoras y fundaciones, en las que la incorporación de la inversión sostenible y responsable adquiere especial protagonismo como alternativa para alinear el propósito financiero con la misión”.

El inversor se compromete una vez que se le muestran las ventajas, aseguran en Portocolom AV

Patrimonio. En el tercer trimestre del año, el volumen de patrimonio registrado en fondos de inversión bajo artículo 8 (que promueven características medioambientales, sociales y de gobernanza) o artículo 9 (con objetivo de inversión sostenible), según la clasificación de la regulación europea SFDR, se incrementó hasta situarse por encima del 35% respecto al volumen total de fondos, 387.867 millones de euros a finales de septiembre, indica Inverco. En concreto, desde la entrada en vigor del SFDR, normativa en finanzas sostenibles, en marzo de 2021, el patrimonio registrado en vehículos artículo 8 o artículo 9 ha experimentado un crecimiento de 110.504 millones de euros, pasando a representar desde el 9,8% de marzo de 2021 hasta un 35,8% a finales de septiembre de 2024.

Minorista. El perfil del inversor individual en fondos sostenibles es de una persona de entre 35 y 54 años, con estudios relacionados con la economía y la administración de empresas, y cuyos ingresos anuales superan los 25.000 euros anuales. No obstante, el 30% de ellos no conoce las diferencias entre artículo 8 y artículo 9. Estas son las conclusiones del Estudio sobre el comportamiento del inversor particular en el mercado de productos financieros sostenibles, de UPF-BSM, Gabeiras&Asociados y Triodos Bank.


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