Los mánager que vienen: el que no tenga habilidades digitales se quedará fuera
Las empresas deben invertir cada vez más en tecnología e I+D para competir. La inteligencia artificial mejora la eficiencia y la productividad de las compañías. El ser humano seguirá teniendo la última palabra en la toma de decisiones críticas
Está en todas y cada una de nuestras actividades, forma parte intrínseca de nuestras vidas, su omnipresencia a veces resulta invasiva y sus aplicaciones son infinitas. La tecnología evoluciona a velocidad de vértigo y, con ella, la digitalización de los procesos y la aplicación de la Inteligencia Artificial (IA) en cualquier ámbito y sector, nos facilitan la vida hasta límites de ciencia ficción. En áreas tan sensibles como la medicina, la industria, el comercio o la educación, la utilización de la IA está más que normalizada.
Las escuelas de negocios no son ajenas a esta evolución y “han empezado a incluir en sus programas académicos temas relacionados con la tecnología y la IA para formar a los nuevos mánager y líderes empresariales. Los programas de MBA y otros de posgrado en administración de empresas están incorporando cursos y especializaciones en tecnología y análisis de datos, como la inteligencia artificial, el aprendizaje automático, la programación y la minería de datos (técnica asistida por ordenadores, que se utiliza para el análisis y procesamiento de grandes conjuntos de datos).
Además, algunas escuelas de negocios están colaborando con empresas tecnológicas y startups para ofrecer cursos y programas de formación personalizados”. Quien así responde es GPT, el chat de moda, un sistema de chatbot basado en el modelo de lenguaje por inteligencia artificial GPT-3, desarrollado por la empresa OpenAI hace apenas un año, en 2022, capaz de resolver en nada de tiempo cualquier duda -aun con imprecisiones- sobre cualquier tema, armar una novela, una tesis doctoral y, por qué no, un reportaje.
Un inconveniente: las fuentes directas y la buena praxis profesional que nos obliga a consultar a los expertos, pero estos coinciden, en general, con lo que nos dice GPT. Herramientas como esta y otras más poderosas están llamadas a revolucionar muchas profesiones y los cuadros directivos de las empresas están en primera fila.
“Un mánager, un directivo de empresa, tradicionalmente y hasta hace unos años, tenía que conocer unas habilidades técnicas que llamamos management -administración, dirección o gestión, según el ámbito- y que se pueden resumir en habilidades de estrategia, de mercado, marketing, financieras y de gestión de talento; la tecnología tenía un papel residual, era un sistema de soporte a la actividad de la empresa”, resume Xavier Ferrás, director académico del Executive MBA de Esade.
“Estos programas de formación suelen estar diseñados para ofrecer a los estudiantes la oportunidad de adquirir habilidades prácticas y experiencia en el uso de tecnologías y herramientas de IA. El objetivo es formar a los líderes empresariales con las habilidades necesarias para tomar decisiones informadas y estratégicas que incorporen estas para mejorar la eficiencia y la productividad en sus compañías”, apunta GPT.
“Vivimos un proceso de desbordamiento tecnológico sin precedentes. En la pandemia vimos que nos faltaba de todo, nos habíamos olvidado de la tecnología y de la capacidad de procesar, de la industria; la guerra de Ucrania nos ha hecho notar que tampoco tenemos autonomía energética ni de seguridad y asistimos a un nuevo escenario de guerra fría entre Estados Unidos y China y se está librando, sobre todo, en temas como la inteligencia artificial y su desarrollo, y cada vez se invierte más, cantidades ingentes, en I+D”, apunta Ferrás.
¿Y cómo afecta esto a las empresas? “De dos formas. Si quieres competir con éxito, tienes que invertir en tecnología y en investigación y desarrollo; la segunda repercusión es que las nuevas tecnologías, que se están desarrollando en todos los ámbitos, el último ejemplo de inteligencia artificial es el chat GPT-4, su última versión, va a cambiar los modelos de negocio de las empresas, en positivo y en negativo, construyendo nuevas oportunidades de negocio sobre estas nuevas tecnologías, en el primer caso, o porque tengan que enfrentarse a pérdidas de puestos de trabajo o reconfiguraciones del negocio, en el segundo. La tecnología es un elemento estratégico para competir en el siglo XXI”, continúa el director académico de Esade.
El papel de los mánager es “difícil predecirlo, ya que dependerá de muchos factores y tendencias sociales, tecnológicas y económicas en evolución, pero deberán tener habilidades sólidas en el uso y gestión de herramientas digitales y tecnologías emergentes. Esto podría incluir la capacidad de utilizar software de análisis de datos, inteligencia artificial, realidad virtual y aumentada, automatización de procesos, entre otros, para poder tomar decisiones estratégicas informadas y aprovechar las oportunidades que ofrece la tecnología, pero también deberán tener habilidades de pensamiento crítico y reflexión ética”, resume GPT.
Dicho de otra forma, “los directivos deben responder y adaptarse a un entorno empresarial en constante evolución impulsado por la tecnología y para ello deben dominar esa materia tanto desde la estratégica como desde la práctica. Además, el talento digital que necesitan las empresas en este nuevo escenario exige de sus líderes ser fluidos digitalmente y dar la talla en este terreno. La presión es inmensa y quien no sea competente digitalmente quedará muy debilitado, incluso descartado”, asegura Hugo de Juan, profesor en ESIC en Programas Executive y CEO de Encamina, consultora tecnológica especializada en innovación digital.
Desde el punto de vista profesional, “la tecnología y las herramientas digitales proporcionan a directivos y mandos mucha más información con datos en tiempo real para poder tomar mejores decisiones. La inversión en ambas facilita enormemente la gestión empresarial y tienen grandes beneficios en términos de agilidad, fiabilidad de datos, integración de información financiera, información sobre la gestión de personas, los procesos de negocio y otros. Para los profesionales, la transformación digital requiere un aprendizaje permanente”, destaca Cristina Hebrero, socia responsable de people & change consulting de KPMG en España.
Para muchos, la tecnología está ligada a la deshumanización en la toma de decisiones, algo que rebate Hebrero: “Puede automatizar determinados procesos, pero hay infinidad de situaciones en el contexto empresarial en las que siempre tendrán que intervenir las personas. Para Raquel Davó, profesora en ESIC Business & Marketing School en Programas Executive, “es un temor infundado. En entornos complejos como los actuales, opera una gran cualidad humana, la intuición, permitiendo centrar nuestra atención en lo no perceptible, en el matiz, en lo subjetivo, hay una complementariedad entre las inteligencias artificiales y las capacidades humanas”.
En cuanto al perfil de los mánager que vienen, Davó, que también es coach y consultora en transformación cultural y desarrollo directivo, señala que “vivimos un tiempo complejo y caótico, en la era del riesgo, como variable que permanece constante en la ecuación de la toma de decisiones”. En este entorno, “el management opera como el vector que posiciona a la persona en el centro de las estrategias, siendo la actuación del directivo fundamental para optimizar los equipos y focalizar los esfuerzos hacia lo que el momento requiere, desde una intervención en el muy corto plazo, pero con la mirada puesta en el largo plazo”, añade.
El perfil ideal de mánager es “el de alguien con una gran inteligencia emocional, para ejercer un liderazgo consciente, para estar a la altura de lo que las personas y las circunstancias requieren. Personas que empoderan y potencian las capacidades de sus equipos, incentivando la pasión por el aprendizaje y, por supuesto, valentía para innovar en procesos, en sistemas y en culturas valiéndose de la tecnología para avalar las iniciativas”, concluye Davó.
Aviso a navegantes: stop al desarrollo (incontrolado) de la IA
El desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) no está exento de polémicas. La última la lidera el magnate Elon Musk y un numeroso grupo de científicos y expertos tecnológicos que alertan contra el desarrollo incontrolado de la IA y de los experimentos con ella, considerándola como el mayor riesgo al que nos hemos enfrentado como civilización. “Como cualquier otro avance disruptivo, las soluciones de IA deben ser controladas y reguladas para asegurar un uso adecuado y lícito. Hay avances polémicos como lo fue la clonación o la energía nuclear, pero si esas innovaciones se utilizan en beneficio de la sociedad y se regulan, no veo razón para el temor o para impedir que se produzcan”, asegura Cristina Hebrero, de KPMG.
Las últimas aplicaciones de inteligencia artificial, “publicadas por organizaciones como OpenAI, han abierto múltiples debates relativos a su impacto sobre el empleo, la propiedad intelectual, el riesgo de falsificaciones y fraudes, llegando a rayar en aspectos morales y éticos y la percepción de su potencial se ha hecho más evidente
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